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-¡Fargan! Necesito tu ayuda con esto -gritaba un albino desde el techo-. ¡Pero muévete, tengo que terminar hoy!
Así fue como el medio búho apareció al lado del albino con algunas tablas de madera y una sonrisa.
-Ya, ya, no me grites -dijo mientras dejaba la madera a un lado-. Solo estaba terminando de pulirla. En serio, Karmaland necesita una carpintería o algo así. Odio talar árboles.
-Deja de quejarte y ayúdame mejor -rió negando-. Cuando terminemos esto, podemos ir a tomar algo si quieres, pero debemos terminar el bar.
El medio búho asintió y siguió ayudando a su compañero en la construcción, ya que el bar era en realidad una pantalla para la guarida de su hermandad.
Ambos terminaron exhaustos y se tiraron uno al lado del otro mirando el cielo. El clima era bastante agradable ese día, no hacía frío ni un calor sofocante.
-¿Puedo preguntarte algo? -dijo, girándose para ver a Fargan.
-Claro, soy todo oídos.
-¿Qué pasó con Alexby?
Fargan soltó un suspiro y se cubrió los ojos con el antebrazo.
-No funcionó, no te mentiré. Fue bonito y realmente aprecio mucho a Alexby, pero la forma en que todo empezó no fue la mejor. Decidimos poner fin a eso, además a ambos nos gustaban personas diferentes -se levantó y luego miró a Willy, sonriendo-. Realmente era algo que esperaba, así que no importa. Fue agradable mientras duró.
Algo en el albino sintió tranquilidad por las palabras de su amigo, pero no entendía por qué se sentía así. Sin embargo, decidió no darle vueltas y ambos se fueron juntos sin saber lo que les esperaba.
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Por otro lado, nuestro querido oso se encontraba preparando su famoso maruchan para comer junto al azabache en la enfermería. Cuando ya tenía ambos platos con la sopa, se dirigió hacia donde el chico con una pequeña sonrisa en el rostro.
