Estaba corriendo en el bosque, cuando llego a ese lugar? Sus sentidos estaban a tope, distinguía todo lo que pasaba a su alrededor y un fugaz aroma llegó a su nariz deteniendo su necesidad de sangre, empezó a seguirlo, a buscarlo.
Lo vio, eran sus amigos, como los había olvidado? Los recuerdos fueron cambiados por un insoportable dolor de cabeza, un voz que le repetía que los lastime, el no quería hacerlo, no iba hacerlo.
Asi que simplemente tomó lo que buscaba y se fue, no sin antes mirar esos hermosos ojos verdes que se cerraron débilmente.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
En una simple palabra su vida se había vuelto el mismo infierno, realmente no se arrepentía de lo que hizo, sabía que ahora Rubius y Nieves estarán a salvo, lejos de estos barrotes, fuera de las garras de este demonio.
Estaba listo para lo peor, la muerte ya no se miraba como una enemiga, era más bien su aliada, su amiga y esperaba que un día lo saque de aquel tortura.
El silencio que lo rodea es tan ruidoso, las luces encendidas parpadean, el aroma a humedad le molesta, puede escuchar el rechinar de la puerta, los pasos de su captor, sentir esas manos pequeñas y frías sobre su piel le causan asco.
Fue dirigido hacia una especie de coliseo improvisado y obviamente más pequeño, fue empujado adentro de aquel lugar, observaba a su alrededor, estaba solo, que querían de el ahora? No basta con torturarlo casi todo el tiempo y es que ya no era sensible a ningún tipo de dolor, simplemente se dejaba hacer.
Otra chica fue dejada en aquel lugar, parecía un tigre, se podía sentir el miedo que emanaba a metros, además que su apariencia mostraba que no tenía más de catorce años, un extraña sensación se instalo en su cuerpo.
Pero ella no fue la última en entrar, otros dos híbridos fueron dejados en ese lugar, un halcón y una serpiente, estos se los miraba más salvajes, más hambrientos de sangre.
-Bienvenidos a la jaula- hablo desde una cabina Amidala- es fácil, solo dejaré que uno salga vivo de aquí, no me desepcionen y dadme un buen espectáculo-
Casi por inercia su cuerpo se dirigió donde aquella chica, ella simplemente se cubrió el rostro esperando un ataque por parte del lobo pero este simplemente la colocó a sus espaldas cubriendola de los otros.
El ya sabía que intentar razonar con lo híbridos salvajes era imposible asi que estaba resignado a hacerlo y sabía que tenía que luchar.
Los otros dos híbridos peleaban entre ellos mientras Samuel cuidaba a la chica.
-Tú solo quedate detrás de mi, yo me encargaré de esto-
-No me harás daño?- pregunto algo desconfiada.
-No, prometo que te voy a proteger con mi vida niña- acarició su cabeza.
-Soy Aurora- le dio una pequeña sonrisa- Un gusto señor-
