Todo Por Ella *Mi Condena, Parte Uno*

120 5 9
                                    

Kyara POV

Abrí lentamente mis párpados tras despertar. La luz del sol se filtraba suavemente a través del follaje perenne de aquellas coníferas. En realidad, no podía ser más hermoso y delicado el balance del paisaje: Un cielo azul pálido, con retoques anaranjados en las nubes, enmarcado por ramas de pinos, cargados de sus piñas. La fogata ya era un recuerdo, en el centro del improvisado campamento. Alinne y Kei seguían durmiendo en posiciones similares a las de la noche.

En ese momento, recordé haber pensado algo antes de dormirme, algo que se encontraba escondido y que posiblemente ya no estuviese igual que cuando le dejé. Decidí ir a ver a esa niña por un momento, antes de que las otras despertasen. Una especie de sentimiento me invadió mientras corría, pero no podía describirlo. Sólo puedo decir que aumentaba mi velocidad a cada minuto que la sensación permanecía en mi cuerpo.

Mantuve mi paso a velocidad extrema hasta llegar a la arboleda. Luego, entré con un paso más calmo para no asustarla. Silencio fue lo único que me acompañó hasta penetrar el claro que albergaba a la niña. Estaba aún más débil que cuando me fui. Pálida y sudorosa, con respiración entrecortada. Sentí algo raro, sentimientos empolvados que hacía tiempo no se presentaban, en mi pecho. Comencé a temblar de pies a cabeza. Esa niña estaba al borde de la muerte y yo le prometí ayuda. Si ahora estaba peor, era... Mi culpa. Mía y de nadie más.

Sólo corrí a arrodillarme a su lado para tomarle el pulso. Estaba muy rápido y fuerte. Necesitaba comer algo de inmediato, pues su cuerpo estaba débil para seguir peleando. Miré las frutas que dejé a su lado siendo devoradas por ardillas. Tomé un fruto jugoso y auyenté a los animales no deseados con movimientos bruscos. Luego, observé a la durmiente y le puse la fruta frente a su nariz.

-Vamos, vamos... Come-Le susurré al oído mientras levantaba su cabeza.

Ella sólo ladeó la cabeza para alejar su boca de la comida. Sólo lloré al ver aquello por impotencia, por no poder hacer nada más. Miré su rostro perlado por el sudor, jadeando por la temperatura y el delirio. Apreté mis dientes y me llené de determinación y coraje.

-Entonces, te haré comer-Con mi mano libre le enderecé el rostro hacia mí y le abrí la mandídula para recibir el fruto. Me situé sobre ella y exprimí el fruto en sus labios-... Eso es... Trágalo-Sonreí al ver que sí hizo caso a lo que dije.

Deposité la pulpa en su boca y se la cerré. Al ver que trataba de rechazarlo y sacarlo de su boca con arcadas, le tapé la boca con mi mano limpia para impedirlo. Así me quedé, hasta que tragó por completo el contenido. Me sentí más tranquila al verla comer algo, pero no quise esperar más. Debía ser transformada en guerrera ese mismo día, o podría morir.

Para fortalecerla y pudiese resistir el viaje, me hice un corte en la muñeca y le di de beber la sangre que escurría por mi mano, mientras la sujetaba con la otra. Para mí ese era un secreto de curación poderoso, que al menos la ayudaría por un par de días. Sellé la herida luego de cinco minutos de derramar sangre, pues no era bueno que la atmósfera se llenara del aroma tan característico de ella.

Primero, me colgué el cadáver del yoma en la espalda. Luego, tomé a la pequeña entre mis brazos y la sentí recargarse en mi pecho. Una extraña calidez me embargó ante esa reacción que luego me alentó a correr más. Sentía un impulso sobrenatural sobre mi cuerpo, mis piernas se hacían más ligeras y veloces a cada minuto de carrera. Quería ir a la organización, pero por una intervención de mi conciencia, fui a despertar a las chicas.

-¡Kei!¡Alinne!-Grité mientras reducía unos diez metros de carrera en un segundo-¡Despierten!-Vociferé hasta que llegué al campamento y las vi equiparse.

-Se ve que llevas-Alinne se paralizó levemente al verme en ese estado, sumiéndose en la confusión-... Prisa... ¿Qué demonios, Kyara?

-No es momento, Alinne-Kei trató de calmarla y creo que me entendió-. Después nos explicará.

-Gracias, Kei... Prometo explicarlo-Me sentía llena de contradicciones en mi interior -... Sólo... Síganme el paso, si pueden.

Acto seguido me entregué a mi meta: Salvar a esa niña. No sé cuanto corrí o qué velocidad alcancé, sólo que cuando me detuve a unos pasos del enorme arco de metal que define los territorios del lugar, muchas me miraban sorprendidas y celosas. Pero no tenía tiempo para alardear ni mucho menos saludar. Caminé el sendero usado para llegar con Novu. En otras circunstancias no lo habría hecho, no obstante, estaba desesperada.

Al llegar a la entrada oeste del fuerte de la organización, pateé la puerta y me hice camino por los laberínticos pasillos hasta hallar las escaleras de caracol que llevaban a su despacho. Subí con lentitud los interminables escalones de piedra, sintiéndome como una tonta. La última vez que estuve allí fue hace años y había jurado no volver. Ahora sabía que Novu me haría suplicar y reducirme a su terrenal y condenada voluntad. Me tendría a su merced y no me negaría por el bien de esa niña.

Finalmente, mientras aceptaba mi destino, llegué frente a él. Con su capucha negra como su alma y un rostro tocado por el tiempo y las interminables monstruosidades de nuestra era, con un ojo cubierto por un parche mientras el otro me observaba.

-Vaya, vaya-Me mostró una repugnante sonrisa mientras su ojo brillaba con malicia-... ¿Qué te trae a mi humilde torre?-Se sobó sus manos mientras su ojo exploraba cada centímetro de mi rostro, inyectándose de sangre.

-Quiero que-Dudé mientras recordaba todo lo que me hizo-... He venido a ofrecerte algo... Te va a interesar-Dije con desgano mientras bajaba y le dedicaba una mirada a la pequeña durmiendo plácidamente en mis brazos.

-Me encanta cuando pones esa expresión en tu rostro-Lo alcé con desprecio y le sostuve su satisfecha mirada-... Y esa es mejor-Se rió de modo estúpido y se relamió los labios-... Kyara, Kyara mía... Tú sabes como... Despertar a mi bestia interior-Se acercó a mí y con su mano arrastró mi cara hacia la suya.

-No pienses eso-Le dije al tiempo que me apartaba de él-... Al menos-Le miré como una niña pequeña y le dije suplicante, con tono infantil-...Ten la decencia de escucharme...

-¡Eres sublime! Por eso te escogí-Se sentó en un sillón negro y dijo en tono pervertido-¿Qué te propones, pequeña mariposa?

-Eres al único que se lo puedo siquiera sugerir-Me acerqué a él con una mirada de las que le gustaban. Me daba asco de mí misma, pero no podía hacer otra cosa para salvarla-¿Ves a esta niña? Si no la conviertes en guerrera, morirá.

-Debo admitirlo, es un caramelo, un diamante en bruto-Le apartó unos mechones de la cara y me contuve para no alejarla de ese monstruo-...Es sólo que la convierta ¿No?

-Y que no la conviertas en tu juguete-Le dije con voz dulce con un toque amenazante-... Tal vez te sea difícil, pero tu recompensa te gustará...

-¿Y de qué estás hablando, mariposita?-Me miró de tal forma que sólo puedo decir que su cabeza era una fábrica de atrocidades-¿Qué me darás a cambio?

-A cambio-Dije con un gran suspiro a punto de salir, a punto de arrepentirme. Pero miré a la niña y luego a mi destino-...Tendrás mi cuerpo a tu disposición una semana. Para lo que quieras...

-Pero... Eso es lo mejor que me has podido ofrecer-Novu se notaba satisfecho, pero un brillo desconocido afloró en su ya repugnante ojo-Pero, quiero que sepas que si le dices a alguien lo que te haré... Ella sufrirá las consecuencias-Apuntó a la niña, haciéndome entender su amenaza dada en tono pasivo.

La claymore del bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora