Reglas de Cadetes

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Luego de todo lo que hice para encontrarla, estaba muy asustada como para dirigirle palabra alguna a Kyara.

-Bien hecho, cadete-dijeron.

Cadete. Sólo empujé un estúpido armario y me dicen "Bien hecho". Yupi. "Ahora, toma una espada y salva al mundo"... ¿En qué rayos piensan? La encontré por accidente, no he hecho nada... Y ni siquiera le pude preguntar algo. Ese hombre era demasiado. Sólo pude ver cómo la tomaban en brazos y se la llevaban tras regenerar parte de su... Su cuerpo... Sólo pude mirarla y ella me miraba con... Gratitud...

Yo no soy... Nada. No era una heroína.

-Muy bien-Una mano se posó sobre mi hombro con delicadeza. Era Ren-. ¿Cómo supiste que estaba aquí?

-No lo sé-Contesté con timidez, mirando a mis pies-... Olía a sangre.

-Todo este lugar huele así-Una sombra se reflejó en los serios ojos del guardia-. Te lo puedo jurar. He trabajado años en aquí... Hasta el baño huele a sangre...

-¿Qué es baño?

-Olvídalo-Me dijo, luego de un largo suspiro-. Seguro vivías en el campo, o tan solo has olvidado cosas por tu experiencia...

-¡Guardia!

Ren se dio la vuelta para ver quién le llamaba. El hombre de cabello blanco, al ver que Ren le tomó en cuenta, le hizo una seña elegante y él respondió acercándose ruidosamente con su armadura. El hombre le preguntó a Ren cosas que no logré comprender, y al parecer, Ren contestaba con claridad, pues el hombre asentía satisfecho. De pronto, también me llamó a mí.

-Felicidades, niña-Comenzó el superior-. Por tu acción de hoy, has sido aceptada como cadete de la organización.

Me sorprendí. Pensaba ya era cadete, pero era lo mismo. Sonreí sin darme cuenta y Ren me sonrió de vuelta en forma de felicitación. En tanto, el otro hombre se mantuvo serio.

-Mi nombre es Kaleb-Continuó con solemnidad-. Soy el actual líder de la organización. Desde este momento ya no nos veremos más. Pero, si llegas a ser de la élite, nos veremos seguido. Ojalá tu primera misión tenga éxito. Que mates pronto a tu primer yoma.

El hombre se dio la vuelta y se fue a dar órdenes a otros hombres. Ante eso, Ren tomó mecánicamente mi mano, sin mirarme, y me guió a través de la sala hasta la puerta. Luego, seguimos un camino larguísimo, tan lleno de desvíos que parecía imposible encontrarlo de nuevo. Muchos sonidos interesantes atravesaban el aire, pero sólo me interesaba el sonido de la armadura de Ren. Era como el viento silbando entre las hojas de un árbol. Sin nada ni nadie que lo pudiera detener. Ren comenzó a apretar mi mano con más fuerza.

-¡Ay!-Retiré mi mano lo más rápido que pude y la abracé con la otra. Ren parecía arrepentido, pero a la vez triste-Lo siento...

-¿Por qué te disculpas?-Él se detuvo en seco, mirándome por encima del hombro.

-Por haberte quitado mi mano... Supongo-No podía mirarlo. Me sentía intimidada y nerviosa, culpable... Así que miré mi mano.

Ren se dio la vuelta hasta quedar frente a mí. Tomó mi mano con cuidado y la acarició como a un tesoro. Luego, con su mano izquierda levantó mi barbilla y me miró a los ojos, como explorándolos. Entreabrió los labios y bajó la mirada.

-Ren ¿A dónde me llevabas?

Una nueva sombra pasó por su mirada. Me miró otra vez, con decisión. Sus labios temblaron antes de decir con amargura:

-Ya no te veré más. Cuando te deje allí, tú te volverás otra de ellas. Una máquina sin sentimientos, una bruja de ojos plateados...

-¿Qué quieres decir con... Eso?

La claymore del bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora