Sumisión *Mi Condena, Parte 3*

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Entonces, tomé mi muñeca izquierda, que me comenzabo a arderme un poco. Me levanté del suelo y me acerqué más al cirujano improvisado. Él estaba hundiendo la punta de una jeringa en el contenido del balde para darle la sangre al cuerpo debilitado de la pequeña. No me detuve a mirar cómo quedó, ni me tuve que contener. Al parecer no quería verla bajo ningún pretexto desnuda nunca más.

Novu comenzó inyectado por los brazos, siempre buscando venas y arterias por donde se pudiera dar mejor el paso del líquido ajeno a ella. Luego, siguió por las piernas, el cuello y dejó el torso al último, junto con la garganta. Luego, el resto lo inyectó a nivel muscular para que pudiera recuperarse. El balde hacía unos 500 mililitros, los cuales Novu inyectó en su totalidad.

-Deberíamos vestirla ¿No lo crees?-Novu me sacó de mi ensueño. Con una mirada pervertida, rebuscó en una cómoda-Tengo este vestido desde hace tiempo, pónselo.

Yo observé la prenda por unos segundos y entonces obedecí la orden. Era un vestido sencillo de color rosado pálido. Pero se veía mejor que el que llevaba incluso cuando la encontré. Sólo miré el piso hasta llegar a la mesa donde estaba. Realmente, no quería verla deformada. La tomé por los hombros y la senté, para luego ponérselo como si fuese un camisón de dormir.

Le metí los brazos por el agujero correspondiente y le acomodé la prenda hasta que quedó como una blusa. La levanté brevemente y dejé que el vestido se deslizara hasta por debajo de sus rodillas. Le quedaba un poco grande, pero mejor que el saco de antes. Le indiqué a Novu que terminé con el encargo y se felicitó a sí mismo por haber guardado la ropa.

-Te dije que le quedaría bien-Me reprochó Novu con suficiencia-.He cumplido con mi parte, Kyara. Debemos llevarla a las mazmorras para mezclarla con las otras candidatas y ya habremos terminado.

-Espera, Novu-Quise frenarlo por un momento, para decirle algo que muy probablemente me negaría-... Quiero verla despertar... Luego de ello, seré tuya totalmente...

-Esperaba que lo pidieras-Soltó Novu en tono burlón-. Tranquila, te dejaré verla... Sólo para que sepas que vivirá y he hecho lo que me has pedido. Pero ahora debemos llevarla, será mejor que despierte en la celda, para que no tengamos que encerrarla por la fuerza-En ese momento sonó frío y táctico-Cárgala y vamos.

Obedecí y fui tras él. Atravesamos por una puerta que él mantenía oculta tras un aparador lleno de frascos y otras cosas sin importancia. Seguimos por el largo pasillo que tenía lugar justo tras el despacho de Novu, que nos llevó a una sala con cuatro puertas. Cada una tenía una runa escrita, correspondientes a las que nombraban a los cuatro primeros guerreros de la primera generación que existió: Isley, Rigald, Dauf y Chronos.

Abrió la puerta de Dauf, y nos adentramos en unas hondas catacumbas polvorientas y antiguas. Novu encendió una antorcha y me llevó por un camino confuso por casi veinte minutos, hasta que por fin nos detuvimos ante una delgada puerta de latón. Novu la empujó con lentitud para no hacer demasiado ruido y me guió hacia las celdas de las futuras cadetes de la organización.

La niña se movía poco, casi con timidez, en mis brazos. Me dolía pensar de que yo la arranqué del descanso eterno y la traje a esta vida, pero ella quería vivir. Esta era su mejor opción. En este lugar al menos viviría un tiempo más, aunque no pudiese asegurar cuanto. Mi muñeca izquierda comenzó a arder otra vez, así que comencé a regenerarla. Fue entonces cuando Novu abrió la celda que se convertiría en su casa hasta que la transformación terminara. Entré entonces yo y dejé a la niña acostada contra la pared frente a los barrotes.

-Vamos, Kyara-Me apresuró mi acompañante-. Puede estar por despertar.

-No creo que se despierte antes de que salga-Le contradije mientras salía con toda calma y Novu cerraba con llave.

La claymore del bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora