¿Qué soy yo? ¿Quién solía ser?

101 6 0
                                    

No recuerdaba muy bien todo... No desde que esa sombra me ofreció morir. No sabía quien era. Ni quien era esa sombra. Ni siquiera de donde venía. Sólo sabía que esa chica llamada Kyara me salvó de morir. Mi cuerpo me dolía. Todo me dolía, hasta pensar. No tenía ningún recuerdo, así que no sé por qué me dolía. Estaba sobre una superficie irregular, fría, áspera; tirada desde hacía tiempo.

De vez en cuanto las imagenes de esa chica y de algunos de los pocos momentos después de lo de la sombra penetraban mi mente y retina como flash back, pero no me decían más de lo que sabía ya. Ese hombre monstruo de mi sueño, las raras muñecas, la chica espantapájaros, la Kyara angelical y la deformada... Todo eso interrumpido por intervalos de lagunas de inactividad mental y de dolor. Mucho dolor.

Mucho tiempo estuve así, sola. Nadie pasaba nunca cerca de mí, siempre que se escuchaban pasos eran lejanos a mí. Mi única compañía eran los barrotes y el dolor, pero aún deseaba vivir con todas mis fuerzas. Aún mi cuerpo que se comportaba completa y absolutamente anormal, quería salir de esa pequeña y apacible habitación para descubrir quién solía ser yo.

No podía dormir. Sentía todo lo que mi cuerpo hacía. Cómo mis huesos crecían y forzaban a mi piel a estirarse. Cómo mis ojos de vez en como cuando y muy de repente comenzaban a cambiar su textura. Cómo mi cabello crecía y se aclaraba con el pasar de los días. Y por sobre todo, cómo mi corazón comenzaba de pronto a latir más fuerte que de costumbre.

En menos de seis días ya era otra persona. Mi cabello era rubio oscuro, era muchísimo más alta y seguro lucía como una chica mayor. El vestido que llevaba puesto parecía ya una blusa demasiado ajustada y me costaba respirar con ella. Y en todo ese tiempo no me levanté de ese suelo ni grité de dolor. Sólo mordía mi antenbrazo izquierdo y lo veía sangrar. Eso me calmaba, y se curaba muy rápido, como si fuese una leve cortada.

Ya no lo soporté más e intenté pararme y caminar. Aunque fue un poco difícil al principio, pronto lo manejé como siempre. Y el reinante silencio fue roto por una voz bastante aguda y delicada: mi nueva voz.

—¿No hay nadie aquí acaso?—Soné calmada, pero autoritaria. Me encantó el efecto de mi nueva voz.

Llegaron dos guardias, que se sorprendieron al verme y se fueron. No tardaron mucho en volver con un hombre encapuchado, vestido de negro de pies a cabeza, que estaba muy molesto y confundido. Me miró con desconcierto y luego se fue a buscar a otro hombre de atuendo similar, aparentemente su superior. Siguieron discutiendo acerca de mi presencia en el lugar, como si hubiese aparecido por arte de magia en mi celda.

—Disculpa—Un guardia que sólo presenciaba la discusión se dio vuelta ante la palabra que pronuncié—... ¿Usted conoce a Kyara? Ella es la última persona que he visto...

—¿A... Acaso te refieres a "Kyara la de los Vientos"—El tono de su voz delataba nerviosismo.

—Sí, es ella a quién quiero hablarle... Y también a un hombre de negro que estaba con ella...

Los hombres de negro se voltearon hacia mí al oírme, como si hubiese dicho una aberración. El de aspecto superior se acercó hacia mí con seriedad hasta estar justo frente a mí, con los barrotes en medio. Se quitó la capucha descubriendo una larga cabellera blanca aunque él no pasaba los treinta. Estiró después su dedo índice hasta alcanzar mi barbilla y la alzó con asco y lentitud hasta que mis ojos se encontraron con los suyos. Él analizó cada centímetro de mi rostro con esos apagados y despectivos ojos negros, sin inmutarse ante ningún detalle. Sus labios se separaron luego de unos minutos:

—¿Tu nombre?—Su voz era seria y majestuosa, con un toque de desprecio hacia mí.

—No lo recuerdo—Respondí tranquila, pues no podía hacerme nada si era la verdad. O eso creía.

—No estoy para juegos, escoria mezclada insolente—Su tono se tiñó de impaciencia y su rostro palideció, mientras su mano cambió de posición y apretaba mi mentón con furia—. Tal vez te aguantaban este tipo de bromas en el pasado, pero yo y mi organización no lo haremos ¿Entendido?

—Es la verdad, señor—Repliqué con seriedad—. No recuerdo nada, a excepción de Kyara, ese episodio y unos trozos sin sentido—El hombre comenzó a aflojar el apretón—... No sé quién era y creo que Kyara podría ayudar con eso. Por lo demás, trataré de serle útil a usted y su organización hasta que mi cuerpo esté en condiciones de hacer cumplir su voluntad... Pero necesito también encontrar mi pasado.

—Si es verdad—El hombre me dejó la barbilla y se dio la vuelta para dirigirse a todos—... Todos estaremos de acuerdo en hacerle una pequeña visita al agente Novu.

Los guardias asintieron y el otro hombre de negro hizo una reverencia aparatosa. El guardia que me habló abrió la puerta de la celda y me invitó a salir. La verdad lucía bastante joven y guapo, de no más de veinte. Me pasó entonces un traje entero, que cubriría todo mi cuerpo.

—Te aconsejo que te cambies—El hombre miró mi vestido con algo de vergüenza ajena—. No creo que sea decente que sigas así.

—Gracias, señor—Me di la vuelta y entré en la celda para cambiarme, mientras el guardia amablemente me esperó de espaldas y los otros comenzaban a caminar.

Me bastó con desgarrar el vestido de golpe para poder quitármelo rápido, mientras que con el traje fue algo más difícil. No podía ponérmelo sola, así que le tuve que pedir ayuda al guardia. Él se mostró reacio y avergonzado ante la idea, pero luego accedió al ver que los otros llevaban ventaja. Vino sonrojado, mirando hacia el piso. Le tomó poco enseñarme como usarlo y ponérmelo sola, así que me avergonzé de no haber podido yo sola.

—Ya estás lista, así que apresuremos el paso—Dijo el guardia mirando hacia otro lado, aún sonrojado—. Los otro deben llevar bastante recorrido.

—Bueno—Me levanté del suelo ayudada por el guardia—¿Por dónde, se...?

—Deja de llamarme así—Me cortó a toda velocidad, para mi sorpresa—. Me resulta incómodo. Sólo dime Ren—Me llamó la atención su petición—Vamos por aquí, claymore...

—¿Claymore?—Esa palabra retumbó en mi mente, trayendo un trozo de mi memoria—Alguien me... Alguien me dijo algo parecido antes—Las ansias de respuestas llenaron mi cabeza y una curiosidad salvaje me atravesó hasta brotar de mis labios en forma de palabras —... Ren... ¿Qué es claymore?

—¿Claymore?—Me miró como si le estuviese preguntando una estupidez—Es lo que eres ahora.

—¿Y qué soy yo?—Su respuesta me confundió aún más.

—Mmm... Cómo te lo explico para que lo entiendas—Ren me tomó de la mano mientras me guiaba hacia los demás y pensaba—... Verás, la gente llama así a las personas de tu clase. Tú... A tí te pusieron carne y sangre de unos monstruos llamados yoma, que son devoradores de humanos corrientes, como yo y la gente que te llama así...

—Entonces ¿Tengo un monstruo dentro?—Pregunté algo confundida.

—Es... Una forma de verlo—Se notaba algo aburrido y agobiado en mis preguntas—... Ese monstruo es parte tuya ahora, además... No saldrá de tu interior nunca, pero no te comerá por dentro, si eso piensas...

—Menos mal—Eso me hizo sentir mejor y sació mi curiosidad—... Gracias, Ren.

Ren me miró por encima del hombro con ternura y logramos ver a los demás al dar vuelta en una esquina, así que corrimos un poco hasta alcanzarles. Los otros no nos prestaron atención, pero eso no era lo que más me intrigaba, sino que Ren no soltó ni por un momento mi mano en todo el trayecto. Finalmente, nos detuvimos frente una puerta de aspecto viejo, de la cual se desprendía un aroma raro, pero me resultó familiar. Y no, no era el aroma de Kyara...

La claymore del bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora