Sangrienta Soledad.

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La aldea estaba silenciosa y desierta. La tensión del silencioso ambiente era tanta que casi se podía tocar. Aún olía a bosque, y además, a perro. Si era un animal lo que había, sería más fácil escabullirme por el lugar. Dejé mis bolsas en el suelo, y me descalcé los pies, para hacer menos ruido al caminar. Lentamente, comencé a avanzar hacia el centro de la aldea.

Me puse a gatas tras una cerca, para evitar ser vista por lo que fuera que mi corazón detectaba con un palpitar más acelerado. Agudicé el oído... Esperé a calmar mi corazón, para seguir silenciosa tras mi objetivo. Escuché un grito que perforó mis oídos, un grito que reconocería en cualquier lugar: Mi prima y sus padres.

-¡Déjanos! Ya los haz devorado a todos... Por favor... Por favor deja a la niña... Deja... ¡AHHHHH!- Mi tía se calló y sólo pude oír los gritos de mi tío por su esposa y el llanto desconsolado de mi prima...

Me moví rápidamente hacia el hacha tras esa casa, y corrí a la entrada de las casa. Durante ese lapso de tiempo, escuché más gritos de mi tío, más desgarradores; y más llanto de mi prima. Estaban devorando a mi tío. Me di valor: <Al menos salva una vida... Tu cuida de ella...>. Entré a la casa de piso de tierra con un horrible aroma a putrefacción y sangre fresca. En el centro había un hombre de piel púrpura que estaba dejando a mi tío para seguir con el pequeño cuerpo de mi prima, que perdió el conocimiento. No iba a dejarlo... Alcé mi hacha sobre mi cabeza... Tomé valor y... Separé de un golpe la cabeza del cuerpo del sujeto.

No lo podía procesar... Mi corazón no se calmaba, así que tomé a mi prima y las saqué de esa casa. Me tiré en la tierra para calmarme. Mi respiración no quería fluir suave, iba entrecortada... Comencé a acurrucarme en mí misma hasta que me sentí mejor.

Me senté en el suelo y vi que mi prima aún no despertaba... No escuché su corazón... No respiraba... Estaba fría y no movía su pecho como solía hacerlo en sus siestas... Me desesperé. No me quería quedar sola. Me puse a llorar abrazando al pequeño cuerpo, aferrádome a lo que no pude proteger... A lo que quedaba de mi vida anterior, ya destrozada.

No quería vivir más... No creía ser capaz de ello... Pero me levanté del suelo a mirar el resto de las casas. Todas excepto la mía estaban con cadáveres. Entonces, tomé una decisión: Iba a honrar su memoria viviendo y manteniendo la aldea. Mi misión sería sobrevivir y por consiguiente, mantener viva la memoria de mi familia y aldea. Pero necesitaba descasar. Tenía mucho que pensar y mi cama me ayudaría. Kyara me ayudaría.

La claymore del bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora