Sábado 30 de junio. 01:55h. Llegando a La Parra. Almería.
Martín estaba a punto de batir un récord de velocidad en el trayecto Almería-La Parra. Los casi setenta kilómetros que separaban una ubicación de otra apenas se habían notado gracias al pie de piedra maciza con el que el sargento pisaba el acelerador.
La chica todavía no había hablado una sola palabra a pesar de la insistencia de los dos guardias civiles. Parecía atravesar algo muy parecido a un ataque de ansiedad. Las presiones de Martín contrastaban claramente con los intentos de Pilar por calmarla. Al final optaron por dejarla a su aire por si así recuperaba algo la compostura y les contaba eso que les había anunciado fuera del coche.
Ahora parecía respirar mejor.
Martín fue a hablar, pero Pilar le colocó la mano encima, que la tenía encima de la palanca de cambios del vehículo. El sargento comprendió que había que encontrar las palabras exactas para sonsacarle a la muchacha y su hermana estaba más ducha en esos menesteres.
—¿Estás mejor? —Preguntó con el mejor tono que fue capaz de encontrar.
Ella se limitó a asentir con la cabeza. Mejor parecía estar, pero calmada del todo desde luego que no. Era como si hubiera estallado al entrar al coche, pues cuando la vieron fuera no parecía encontrarse tan alterada.
—¿Cómo te llamas?
—Me llaman Olga.
—¿Te llaman? ¿No es tu verdadero nombre?
—Mi nombre quedó atrás en Madre Patria.
Ahora se veía cierto aire melancólico en su rostro. No es que fuera bueno en sí, pero de algún modo también se le apreciaba algo más de relajación.
—Entiendo —contestó Pilar—. No quiero presionarte más, si eso que nos has contado es cierto entiendo que estés muy nerviosa, pero también quiero que comprendas lo importante que es que me relates con pelos y señales qué es eso de que has visto al asesino.
—Hombre viene no mucho tiempo. No hace ruido, no mucho dinero en mano como otros para mostrar poder, más tranquilo. El chico muerto hoy se acerca a él e invita a copa. Él hace con todos, es de esos dinero en mano. Ellos caen bien y beben muchas noches juntos. Yo miro mucho y veo que hombre no bebe, finge beber, pero chico muerto bebe mucho. En muy poco tiempo grandes amigos. Hace unos días hombre pide trío a chico muerto. Chico muerto siempre dice sí a todo. Hombre le dice que quiere que sea conmigo, me lo dice chico muerto. Mucho dinero, yo acepto. Con viejos que vienen aquí todo días ellos son regalo. Antes de pasar, con chico muerto ya dentro de habitación él para. Me dice que quiere condón chico muerto y que como diga algo matará. Matará a mí, mi hijo...
—Un momento, un momento... —Intervino Martín— ¿Él sabía que tenías un hijo? ¿Cómo puede saber eso?
—Ya te dije que es muy metódico, la habrá estudiad...
—No es difícil saber, ahí todas tenemos hijo. Todas trabajamos por hijo. Me da igual si sabe si verdad o no hijo, yo tengo miedo y no quiero problemas. Yo hago dice y ya está. Siempre hago dicen. Hicimos trío, pero él apenas participaba. No polla dura y sienta en sofá. Yo sigo con chico muerto. Después le doy él quiere.
—¿Por qué no se lo dijiste a Zalenko? Estoy seguro que un hombre como él jamás hubiera dejado que tocaran a una de sus chicas.
—Porque él misma mirada que Konstyantyn y eso asusta. Él hombre malo como Zalenko, pero más callado, menos demostrar. Eso hace mucho más peligroso. Da miedo. Viendo cómo ha acabado chico muerto yo razón. Sabía malo. Muy malo. Demonio.
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El silencio de una princesa
Mystery / ThrillerEsta será mi primera novela publicada GRATIS y por capítulos. Lo hago con el único fin de entretener a la gente en tiempos de Coronavirus. No sé dónde me llevará esto, pues me voy a ir inventando todo sobre la marcha. Espero no llegar a bloquearme e...