Capítulo 11

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Miércoles 27 de junio. 13:26h. Despacho del capitán jefe. Almería..


Después de la última afirmación por parte del capitán jefe, Martín sentía que el aire no llegaba del mismo modo a los pulmones que hacía un rato. No sabía en qué se basaba para lanzar semejante rotundidad, pero conocía lo suficiente a su superior como para saber que no iba a afirmar algo así de manera gratuita y sin estar seguro de ello.

Quizá por eso le temblaban hasta las pestañas.

¿Cómo que un asesino en serie?

Pero, ¿eso cómo se comía?

¿Cómo se enfrentaba uno a un caso así?

Al contrario de lo que muchos pensaban, en parte por culpa de la ficción, que un investigador se topara alguna vez en su vida con un asesino en serie era algo totalmente excepcional, algo tan raro que se podía contar con una sola mano la de casos reales acontecidos en España en los último diez años, sobrando incluso dedos.

Tragó saliva y esperó a que el capitán dejara sobre la mesa los dos grandes archivadores blancos. En el lomo de cada uno de ellos, escrito a boli de manera rudimentaria, se podía leer el nombre que hacía tan solo un par de minutos le había revelado su jefe: "Operación Indalo". No había nada más que distinguiera qué había en cada uno de los archivadores.

Martín no quiso tocarlos en un primer momento. Era como si tuviera miedo de que sus dedos se quemaran al hacerlo.

Fue el capitán el que, tras tomar asiento, cogió uno de los dos archivadores y extrajo la maraña de papeles que había dentro.

—Antes de nada, contarte que lo que hay aquí dentro, como ves, es un puto desastre. Yo lo he ordenado algo estos días, pero hay tanto que es imposible. Es todo lo que tenemos acerca del caso y un maldito caos.

—Pero... ¿tanto papel? ¿Para qué tenemos los ordenadores?

—Mejor que empecemos por el principio, Martín. La operación Indalo no es una investigación reciente, por decirlo de algún modo. Si te fijas todo está hecho con una máquina de escribir. Ocurrió durante la época de los 90.

La cara del sargento tras escuchar esto fue todo un poema.

—Sí —el capitán se dio cuenta de esto—, lo sé. Hace mucho. De hecho, el primero de los asesinatos, que se sepa y esté confirmado, ocurrió hace más de 30 años, en el año 89. Se cree que pudo haber alguno antes, pero los medios de entonces no eran los de ahora y no les era fácil relacionar unas cosas con otras, así que no se sabe. Voy a contarte bien: En el año 89, como te decía, se encontró el cuerpo sin vida de una muchacha, cuyas iniciales son M.C.H.A. En un primer momento no se le dio demasiada importancia al caso, sobre todo cuando descubrieron a lo que se dedicaba la chica, que como imaginarás era la prostitución, y a la mala vida que parecía haber llevado hasta ese día. Sí, está mal, ya lo sé, pero antes no se tenía la misma consideración a las víctimas como ahora. Estaba todo más... estratificado, por así decirlo. El caso es que la encontraron el 6 de agosto de 1989 en una obra en construcción cerca de una carretera en Vélez-Rubio. Estaba desnuda y no se encontró ninguna prenda de ropa en las inmediaciones.

—Así es como hemos encontrado hoy a Susana Heredia Carmona...

—¿Así es cómo se llamaba la de hoy?

—Sí, no le he dicho nada, pero Sergio y Rafa ya la han identificado gracias a las necros. Sabemos, además, que se dedicaba también a la prostitución, posiblemente en Pescadería.

El silencio de una princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora