˗ˏˋ Darwin Watterson ෆ EIMDG ˎˊ˗

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⁀➷ human!Darwin

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           Era un nuevo día lunes en Elmore en un nuevo año que a la vez llegaba con un nuevo ciclo escolar en la Secundaria Elmore. Darwin Watterson veía con ojos enormes a la chica que estaba parada frente al salón, una sonrisa tontarrona era lo que predominaba en su rostro, el mundo a su alrededor había desaparecido, solo se enfocaba en esa alumna que había sido recién transferida de otra secundaria. Como si fuera obra del mismísimo universo, la profesora le dijo que se sentara enfrente de Darwin, la muchacha se presentó personalmente con él, pero no contestó, estaba muy ocupado admirando a quien creía ahora que era la chica de sus sueños, todo le pasaba en cámara lenta y veía como si estrellas de cristal la rodearan haciéndola brillar aún más. El pobre chico flechado a primera vista ni siquiera se dio cuenta de que le hablaba a él. La nueva alumna solo se volteó lentamente hacia en dirección al pizarrón, un poco apenada por ser ignorada.

—¡Darwin! —le habló su mejor amigo—. Amigo, ¿estás bien? ¿Darwin?

—¡Gumball! ¡Darwin! ¡Guarden silencio ya! —les llamó la atención la Srta. Simian.

           El peliazul acató la orden, pero no dejó de mirar a su mejor amigo, parecía totalmente perdido y feliz a la vez. El regaño de la Srta. Simian pareció como si nunca hubiera sucedido a los oídos del chico de prendas naranjas. No le tomó mucho darse cuenta de lo que pasaba, y en su mente comenzó a maquinar un plan.

           Era hora del recreo, Darwin buscaba impacientemente con la mirada a su amada, parecía un pez fuera del agua, no se podía estar quieto

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           Era hora del recreo, Darwin buscaba impacientemente con la mirada a su amada, parecía un pez fuera del agua, no se podía estar quieto. Desde que sacó su comida, no había tocado ni un bocado. Una vez que la nueva chica apareció en el rango de visión del chico enamorado, sus ojos se agrandaron de nuevo y la sonrisa bobalicona no tardó en aparecer. Gumball suspiró, parecía que su mejor amigo no sería capaz de hacer un movimiento por sí solo, tal y como se lo imaginó. El peliazul se levantó de su asiento, estiró su mano a lo alto y empezó a menearla de un lado a otro para llamar la atención de ella.

—¡(TN)! —exclamó Gumball— ¡Por acá!

           La chica volteó en dirección a donde la llamaban. Reconoció a los dos chicos de su clase y se acercó a ellos sin dudarlo, como recién era su primer día en la escuela no conocía a nadie y no tenía idea de donde sentarse, agradeció para sí misma que alguien le hablara antes de que ella tuviera que empezar a preguntar a otros alumnos si podía sentarse con ellos.

—¿Quieres sentarte con nosotros? No tengas miedo, somos buenos chicos, sobre todo Darwin, ¿no es así, amigo? —volteó a ver al castaño quien seguía embodado y no respondía; con sus manos Gumball sostuvo la cabeza del chico y la movió hacia arriba haciendo que asintiera.

—Parecen agradables —sonrió ella y se sentó al lado de Darwin. Las mejillas de él se encendieron.

—Sí, bueno. Espera aquí (TN). Creo que podemos ser buenos amigos. Siéntete cómoda, yo iré por unas servilletas, ¿te gustan las servilletas? Ya vengo —Gumball salió de la vista de los dos para dejarlos solos, desde lo lejos los observaba, viendo qué haría su amigo ante tal situación.

—Uhm... ¿Está rico tu sándwich? —preguntó ella intentando iniciar conversación con el chico para matar el silencio incómodo.

           Darwin, sin que nadie se lo esperara, se subió a la mesa y se arrodilló ante ella. Sus ojos brillaban con intensidad, colocó una mano en su pecho en la zona donde se encuentra el corazón y su otra mano la alzó.

— Eres hermosa como una diosa, su sedoso cabello baila con tanta gracia con cada paso que das en este suelo indigno de tu encanto angelical, tus ojos de cristal iluminan mi desafortunado día pluvial, encanta mis oídos con tu voz como si fueras una santa, a tu deliciosa fragancia ni una salchicha bien cocida se le compara —el enamorado chico terminó su intento de poema, sonría ampliamente.

—¡Qué bonito! No sabía que eras poeta —(TN) aplaudió y Darwin se sentó a su lado de nuevo—. Qué tierno de tu parte decirme tan dulces palabras, ten —sacó de su cartera un sticker en forma de corazón y lo pegó en la mejilla del chico.

           Sorprendido, Gumball regresó después de presenciar tal escena, esto no estaba para nada en sus planes, pero al menos su amigo hizo todo el trabajo para acercársele a (TN).

—Traje las servilletas —dijo el peliazul riendo nerviosamente.

—¡Me caen bien! —habló ella—. Deberíamos salir más seguido.

—¡Sí! —exclamó Darwin emocionado— Me parece muy buena idea, todas tus ideas son buenas, (TN)~.

          Gumball suspiró aliviado, a su mejor amigo no le tomó mucho tiempo para animarse a hablarle a la chica que ahora le gustaba, y más importante aún, te atrevió a coquetear con ella muy a su manera. Parece que el pequeño Darwin está creciendo.


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Publicación: may. 31, 2020

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