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Cap (2/4)

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Era sábado por la tarde y Remi decidió que era hora de visitar la casa de su familia, eso y que su madre le había enviado un mensaje amorosamente amenazador: "ven a casa o iré por ti y te traeré de la oreja. Te amo". Y por supuesto que no quería eso, por lo que prefirió ir por su cuenta aprovechando que no tenía demasiadas tareas.

Los fines de semana cuando no tenía prácticas programadas, Remi solía ayudar a su abuela en el negocio que poseía. Una pastelería "R & M" se llamaba y ahí preparaban las galletas con chispas de chocolate más deliciosas de todo el continente, al menos para Remi lo eran. El asunto es que aquel día en especial, su abuela lo había mandado a casa más temprano ya que tenía una reunión para jugar al bingo con sus amigas. Por supuesto que su adorada abuela le había dado um cuenco con galletas y un contenedor con pastel de chocolate antes de decirle que fuera a ver a la familia.

Sacó las llaves de su mochila y entró a la casa de su infancia. Algunas cosas habían cambiado desde que se mudo a aquella residencia compartida con más estudiantes universitarios. Por ejemplo el color de las paredes que ya no era amarillo, sino color melón. O que tal el felpudo de la entrada que ahora en lugar de decir "Bienvenido" decía "Identifiquese antes de entrar" y estaba seguro que eso era cosa de su padre y su hermano menor. 

Sin embargo, ningún cambio en aquella casa quitaba la sensación a hogar y calidez que estaba impregnada en cada habitación.

—¿Hay alguien en casa?— preguntó al notar lo silencioso que estaba.

—¡Reiner!— Amelia, su hermana mayor, bajó las esclaeras dando saltitos. Estaba vestida para salir, con tacones y todo. —Hace mucho que no venías. Ya estaba haciéndome a la idea de Hayden era mi único hermano.

—Eres una exagerada— la atrajo envolviéndola con un solo brazo y besando la cima de su cabeza. Porque Amelia podía ser la mayor, pero Remi seguía siendo más alto. —Y me alegra verte.

—A mi también... Dios, estás más fuerte que antes ¿cómo es eso posible?

—Sudo como puerco todos los días— se encogió de hombros haciéndola reir— ¿En dónde estan todos?

—Fueron a hacer la compra y seguro no tardan en volver— ella palpó su chaqueta de piel en color beige buscando su teléfono. Sonrio cuando lo encontró y tecleó algo a la velocidad de la luz — ¿Te quedarás para la cena?

—Supongo ¿por qué?

—Es que voy de salida— ella sonrisa con disculpa. Sus ojos azules diciendo "lo siento". —Quedé con unas amigas, pero si te quedas para la cena, trataré de volver antes.

—Descuida, ve y disfruta.

—¡Genial!— ella le besó la mejilla, seguramente dejando una marca de labial morado ahí. —Bueno, me voy, portate bien hasta que vuelvan.

—Siempre.

—Ah y si no te molesta...he estado esperando un paquete desde hace días, un libro que ordené así que si de casualidad lo traen ¿podrías recibirlo por mi y dejarlo en mi habitación?

—Claro, yo me encargó.

—¡Gracias! ¡Te amo!

Y entonces ella se había ido. Remi negó con una sonrisa y entró a la casa, directo a la cocina para guardar el pastel en el refri. Esperaba no olvidarlo antes de irse. Aprovechó a beber un vaso de agua y ojeó el recetario de su mamá, el cual estaba más gordo desde la última vez que lo vio.  Al parecer se había tomado en serio eso de aprender a preparar nuevos platillos.

Besos Robados (Suerte #7.6)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora