Besos Robados (Suerte #7.6)

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Cap (4/5)

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Era un sábado por la tarde como cualquier otro para Remi. Había vuelto de la pastelería un rato antes. Bueno...se supone que aquel debería ser un sábado como cualquier otro, pero en realidad no lo era y parte de la culpa la tenía su hermana.

La semana después de haber aclarado el asunto de el paquete "robado". Amelia lo visitó de nuevo, pero esta vez para llevarle el segundo tomo de " pasión en el campus". Remi fingió sentirse indiferente, hasta dijo que buscaría tiempo en su apretada agenda para leerlo, auqnue dudaba de que lo terminara pronto. Cuando la verdad es que apenas Amelia se marchó, Remi inició la lectura y le tomó solo dos noches acabarlo. 

Fue ese condenado libro el que le dejó más dudas de las que había tenido antes con respecto a las relaciones homosexuales. Y si a eso se le añadía su amistad con derecho a besos que mantenía con Vic... ugh, si. Estaba más que curioso.

Aun no estaba listo para decírselo a Vic, porque quería entenderlo él mismo primero, pero en los últimos días, besarse con el rizado lo hacía sentir extraño. No en el mal sentido, pero extraño a fin de cuentas. Le gustaba besar Vic y cabe resaltar que el rizado era muy bueno en ello. Tenía una boca tan jodidamente perfecta, encajaba tan bien contra la suya.  Además tenía esta manera de empujarlo contra las paredes y mordisquearle la mandíbula, que hacía todo tipo de cosas agradables a Remi. Lo hacía sentir todo cálido por dentro y ni hablar del cosquilleo que recorría su espalda. Pero fue él día anterior cuando las cosas volvieron a cambiar.

Habían salido de la práctica vespertina y como casi todos los días, Vic se ofreció a llevarlo a casa y luego lo siguió a su habitación. Cuando eso pasaba, solían distraerse hablando sobre cualquier tontería o jugando una partida de algún videojuego hasta que el rizado se marchaba a casa. No fue el caso está vez, que al nada más entrar a la habitación, Remi fue empujado contra la puerta y besado con ímpetu.

De alguna manera terminaron en la cama, quizá porque era más cómodo, quizá porque a Remi como que le gustaba sentir el cuerpo sólido de Vic presionádolo de esa manera. Fuera lo que fuera, esta vez se sintió diferente. Porque el cosquilleo se deslizó de su espalda hasta terminar entre sus piernas y para cuando Vic se fue cerca de las ocho de la noche, Remi tenía una semi erección entre los pantalones.

Racionalizarlo era bastante sencillo de haberlo querido, porque después de todo era fácil sentirse estimulado cuando otro cuerpo se presionaba contra el suyo y lo frotaba, aun sin querer, en los lugares correctos. Pero Remi sabía que era algo más y por eso se puso a investigar. Estuvo hasta muy tarde leyendo artículos relacionados con el tema. También investigo sobre el sexo homosexual y se enteró de cosas que hubiera preferido no saber. Pero también descubrió algo... la posibilidad de estar teniendo un episodio de bi-curiosidad.

Entonces ¿Qué hacer cuando se tiene curiosidad? Exacto, hay que saciarla. Y que alguien lo ayudara, porque si Remi se quedaba con la curiosidad, probablemente se volvería loco.

Por eso se encontraba ahí aquel sábado, sentado en su cama. A su lado estaba el paquete que le había "robado" a su hermana. Los dos objetos que contenía eran bastante visibles. Se mordisqueó los labios y luego se puso de pie quitándose la toalla que rodeaba su cintura debido a la reciente ducha que había tomado.

La casa estaba prácticamente vacía en aquel momento, a excepción de Mina, que era la dueña de la casa, pero trabajaba como enfermera y recién había terminado un turno nocturno de 48 horas y seguramente estaba en el quinto sueño en aquel momento, además de que su habitación estaba en el primer piso. Por lo tanto, Remi tenía al menos dos horas antes de que los demás volvieran y corriera el riesgo de ser interrumpido en un momento demasiado íntimo.