19

21.1K 1.5K 727
                                    

Cap (5/5)

================

Se removió entre las sábanas buscando un cálido cuerpo contra el cual acurrucarse, sin embargo se topó solo con las sábanas frías. Frunció el ceño y abrió los ojos parpadeando hasta que se acostumbró a la claridad. Se maldijo por no cerrar las cortinas la noche anterior, aunque para ser sincero, cerrar las cortinas fue lo último en lo que pensó ya que tener a Remi desnudándose frente a él no dejaba demasiada sangre en su cerebro como para pensar.

Se arrastó hasta el borde de la cama y se pasó una mano por el cabello. Ugh, tampoco se lo había atado y en aquel momento debía estar parado en todas direcciones. Pero ya se ocuparía de eso después, en ese momento lo que le interesaba era descubrir en donde estaba el objeto de sus deseos. Se desvió al baño para lavarse el rostro y terminar de despertar, luego se encaminó a la cocina.

Remi estaba ahí con una humenate taza de café en una de sus manos y el teléfono en la otra.

—¿Por qué te levantaste tan pronto?— preguntó en tono enfurruñado. Hubiera querido despertarse enredado con Remi.

—Buenos días, adorable muñeco de mi corazón — saludó el chico dejando las cosas sobre la mesada para poder girar en el taburete. Esa sonrisa que le estaba dedicando en aquel momento era simplemente hermosa —lamento haberme levantado tan pronto. Pero debo ir a mi casa para recoger mi bolsa de deporte y otras cosas que me serviran hoy. Además olvide traer otra muda de ropa.

—Bueno, pudiste haberme despertado para que pudiera llevarte. Es más, deja que me vista y te llevaré...

—Oh, no te preocupes— Remi lo tomó por la cintura para acercarlo así que Vic no sé hizo del rogar y se paró en el hueco entre sus piernas. — tomaré el autobús. Mejor ve a dormir otro rato.

—¿Sabes?— suspiró cuando el castaño empezó a dejar besos a lo largo de su mandíbula — deberías dejar algo de tu ropa aquí, así no tendrías que irte tan temprano.

—Tienes razón, pero tu también podrías dejar ropa en mi casa— susurró el chico.

—Si, es una buena opción.  Eso nos ahorraría estos contratiempos — Vic se alejó y picoteó esos mullidos labios en varias ocasiones mientras le daba vueltas a un pensamiento que había echado raíces en su mente unos cuantos días atrás. No podía guardárselo por más tiempo. —Aunque tenemos otra opción...

—¿Cuál?

—Podrias mudarte aquí, así no tendrías que irte ni preocuparte por dejar mudas de ropa.

Lo soltó de golpe siendo consciente de que podía ser una propuesta demasiado apresurada teniendo en cuenta que apenas iba a cumplir un mes de haber empezado a salir. Remi se le quedó viendo en silencio con los ojos bien abiertos haciéndolo temer que aquella propuesta fuera demasiado para él. Así que empezó a hablar a toda pastilla para llenar el silencio.

—Piénsalo, es una buena opción. Sabes que me agradan tus compañeros de casa, pero aquí tendremos más privacidad. Además es como si ya vivieramos juntos porque son contadas las noches en que no dormimos juntos. Iriamos juntos a la universidad y como ya lo dije antes, ninguno de los dos tendría que preocuparse por haber olvidado algo o no tener ropa en casa del otro.

—Vic...

—Sé que es demasiado pronto, pero me gusta tenerte alrededor.

—¿Y no te importaría que invada tu privacidad?

—No— respondió completamente seguro, porque desde un principio se dio cuenta de lo fácil que le resultaba dejar que Remi se hiciera un lugar en su vida, en su rutina.

Besos Robados (Suerte #7.6)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora