Capítulo 22

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–No es mía. –Pronuncio lo primero que me viene a la mente sin antes analizar las demás posibilidades.

–No te ofendas, pero no tienes amigas humanas, sólo tienes a aquella vampiresa que te ayuda en tu trabajo y a Aubrey. –Su rostro se notaba tenso y su mirada sombría. –Ivonne, ¿Estás embarazada? Por favor dímelo. –Mierda.

–No estoy embarazada. –Me limito a decir y en su rostro se refleja que no cree nada de lo que digo. –Es en serio Magnus. –¡Y no miento! Las últimas pruebas que me hice arrojaron negativo, aunque bueno, como comprobarlo si él tiene justo en su mano la que da positivo.

Qué mala suerte.

–La prueba dice lo contrario, dice que sí lo estás. –Masculla y empiezo a servir la cena ignorandolo. –Ivonne estoy hablando contigo. –Le escucho decir a mis espaldas con voz grave.

–Hace unas horas me volví a hacer otra vez las pruebas y arrojaron negativo, así que no estoy embarazada, ¿Feliz? –Y en serio qué bien que no lo estoy, porque de estarlo no sabría quién es el padre de este bebé... –Tengo cerveza, ¿Quieres una? –Solo lo veo asentir sin decir nada y con su mirada perdida en algún punto de la cocina.

Me acerco a la nevera y saco de aquí dos cervezas y las pongo sobre la barra.

–Ni creas que te dejaré beber cerveza. –Le miro asombrada ante lo que me dice. –Esas pruebas no son del todo segura, así que apesar de haberte arrojado negativo como dicen, puedes estar embarazada. –Por favor no.

–¡Basta Magnus! Ya te dije que no estoy embarazada y no voy a dejar de vivir mi vida por locas suposiciones. –Estuve a punto de tomar la botella de cerveza pero él se adelantó quitandomela. –No empieces. –Pronuncio en tono amenazante a lo que él me mira con semblante serio.

–Entonces hazte una prueba de sangre que es mucho más confiable, y si esa arroja negativo, entonces me disculparé y te dejaré vivir tu vida en paz. –Ese idiota.

–Tú no me dirás qué hacer. –Siseo amenazante a lo que lo veo mirarme desafiante. –Sé lo que pasó con tu última novia y el bebé que esperaban, pero créeme cuando te digo que si llego a estar embarazada, no serás un maldito niñero para mí que me dirá que puedo o no puedo hacer. –Su mandíbula está tensa, mostrándome lo molesto que está por mis palabras, pero me importa muy poco.

Salgo de la cocina con intención de ir a mí habitación ya que perdí el apetito, pero al pasar por su lado me jala bruscamente del brazo, empujandome contra la pared y dejándome aprisionada entre él y la pared.

–¿O sí no qué? –Bravea a escasos centímetros de mi rostro, resoplando pesadamente sobre mí. –¿Qué harás si me toca convertirme en tu niñero y darte unas nalgadas por comportarte mal? –Posa una de sus manos en mi cintura y la comienza a subir lentamente hasta llegar a mis pechos.

–Basta. –Menciono con la respiración entrecortada por como jugaba con mis pezones sobre toda la molesta ropa.

–¿O sí no qué? –Se acerca a mí oído, respirando sobre este y pasea su lengua húmeda por mí lóbulo causandome un mini infarto.

–¡Basta! –Elevo la voz poniendo gran fuerza de voluntad para alejarlo de mí. Un poco más por su parte y me tendría en cuestión de minutos gimiendo fuerte su nombre, sudando mucho piel contra piel, y estar a punto de un gran orgasmo mientras le súplico que pare, pero realmente no quiero que pare. –Mierda. –Suelto un susurro y me giro a verlo, mientras lo veo observarme con una estúpida sonrisa de victoria en la comisura de sus labios.

–¿Qué pasa? –Se hace el desentendido mientras sigue sin borrar su estúpida sonrisa.

–Te odio, eso pasa. –Chasqueo irritada y me acerco a él con intención de empezar un beso pero él gira su rostro.

VEGAN IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora