Capítulo 8

394 39 32
                                    

Miré la chimenea que, teniendo en cuenta la época del año en la que estábamos, no estaba encendida

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Miré la chimenea que, teniendo en cuenta la época del año en la que estábamos, no estaba encendida. Mi padre, que estaba sentado delante de mi, llamó mi atención con un golpe en la mesa. 

—Yoongi céntrate—me regañó. 

La puerta del salón se abrió y entró una de las trabajadoras de mi familia, la más mayor y la que llevaba aquí desde que yo tenía uso de razón. Tenía el pelo canoso y unos sesenta años. Pasó por al lado de la mesa y nos dejó unas bebidas a todos. Le sonreí en forma de agradecimiento. Y se marchó, no sin antes dedicarnos una reverencia. 

Nayeon frunció el ceño y me miró con molestia. Le devolví la mirada y me senté mejor en la silla, mirando los papeles que había sobre la mesa. Mi madre me tocó el hombro de una forma reconfortante. El padre de Nayeon se veía bastante abatido probablemente porque su mujer seguía en la cárcel. 

Estábamos planeando la boda. En los papeles había un montón de sugerencias de salones de bodas, unos más caros que otros. Era obvio que íbamos a elegir el más caro. Ni siquiera entendía porque tenía que venir aquí. 

—Me gusta este—señalé uno de ellos. Tenía unos jardines bastante bonitos. Mi padre me miró con desaprobación. 

Nayeon señaló otro y dijo el por qué consideraba ese mejor que el que yo había señalado. Todos le dieron la razón.

Recordé la primera vez que vi a Nayeon, casi un año atrás. Fue en la habitación privada de un restaurante lujoso que había alquilado mi padre. Ella entró con el resto de su familia y sentí a mi hermano temblar a mi lado. En esos momentos era él el que se iba a casar con ella. Eso obviamente no pasó, ambos apenas tuvieron la oportunidad de conocerse con profundidad ya que un mes después de eso él se suicidó. 

Siempre me preguntaba la razón por la que mi padre quería que Nayeon fuera mi esposa. Ella no tenía nada especial, era modelo y su padre era un empleado nuestro. Creía que él preferiría a alguien con una posición más alta en la sociedad. 

—Está bien. Ese sitio también me gusta—les mentí. No me gustaba en absoluto. Pensé que ya que me casaría en contra de mi voluntad podría elegir el sitio, pero tampoco fue así. 

Continuaron hablando de los invitados, de las grandes empresas que invitarían. Nayeon y yo nos mirábamos, como si nos acabáramos de dar cuenta de que nos íbamos a casar.  

Cuando la reunión acabó Nayeon y su padre se marcharon de la casa. Ambos se veían satisfechos pero era obvio que debajo de esa máscara se encontraba la preocupación por Yena. Me pregunté por qué tardaba tanto mi padre en sacarla de la cárcel. 

Mi padre también se marchó, recogiendo todos los folios y subiendo las escaleras para ir al despacho que había instalado en casa. 

Nos quedamos mi madre y yo solos en el inmenso salón. Acabé mi bebida de un trago y giré la cabeza al notar su mirada sobre mi. 

Jet Black Heart↬Min Yoongi (LIBRO II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora