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[민윤기]
"-La ambición y el amor son las alas de las grandes acciones.
Asentí, recordando esa frase como el lema de mi padre. Una frase de Goethe. Me pregunté si él era capaz de darse cuenta de que sus acciones no eran buenas."
[강이슬]
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-P...
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Golpee con fuerza la puerta que se encontraba ante mí, cerré los ojos y me apoyé en la pared de enfrente notando como todo daba vueltas a mi alrededor. Abrí los ojos al oír una voz grave decir mi nombre. Jooheon se encontraba frente a mí con una bata marrón y su pelo teñido de rojo en punta pareciendo similar al fuego. Continué apoyado en la pared, pensando que si daba un paso más me caería. Él dijo algo pero no le oía, la música que había en la discoteca en la que había estado hace unos minutos aún estaba en mis sentidos y me taponaba los oídos.
Jooheon se acercó a mí y me cogió de los brazos para hacerme entrar en su casa, me arrastró prácticamente hasta el sofá y me tiró en él. En el sillón de enfrente había otra persona que no puede reconocer ya que cerré los ojos en cuanto mi cuerpo tocó la tela del sofá.
—¿Qué hace ese aquí?—dijo alguien.
—Supongo que ha vuelto a caer. No es la primera vez que viene así de borracho a mi casa—oí a Jooheon.
Abrí los ojos de nuevo y me di cuenta de que me había quedado dormido durante unos minutos. Intenté levantarme del sofá pero no lo conseguí así que me quedé sentado.
—¿Estás mejor?—me dijo Jooheon sentándose a mi lado, con una taza de café en la mano.—Deberías beber esto.
Miré la taza con asco y negué con la cabeza. Me gustaba el café pero era lo último que quería en esos momentos.
—Estaba claro que un rico como él no iba a querer un café hecho con una máquina tan cutre como la tuya—dijo la otra persona que estaba en la habitación.
Giré mi cabeza lentamente para mirar a Changkyun echado en el sillón. Decidí no hacerle caso y en su lugar saqué mi cartera de mi bolsillo. La abrí y saqué todos los billetes que habían en su interior.
—Dame todo lo que tengas—le dije a Jooheon tirando el dinero con fuerza sobre la mesa.
Changkyun rio y miró el dinero con especial interés. Jooheon, sin embargo, me miró perplejo.
—No te voy a vender nada—dijo.
—Ahí hay más de seiscientos dos mil wons—señalé el dinero.—Yo si fuera tú lo aceptaría.
—¿Qué pasará cuando Iseul se entere?—preguntó Jooheon y no contesté.
—¿Eso significa que ya no es tu novia?—dijo Changkyun soltando una carcajada. Y una vez más no contesté.—Sabía que no te aguantaría.
—¿Es por eso que estás así?—volvió a hablar Jooheon.—Es normal que las relaciones no duren, es normal que estés mal pero esta no es la mejor forma de superarlo.
Harto de escucharlos me levanté del sofá, tambaleándome.
—Si quisiera oír consejos de alguien que no sabe nada de mi vida iría al psicólogo, pero los dos sabemos que no estoy aquí por eso—le dije. —Así que dame lo que te he pedido o buscaré a otra persona que lo haga.