CAPÍTULO 27 FINAL 2/2

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Me quedé unos segundos mirándome en el espejo, mientras que intentaba recobrar la compostura definitivamente. En ese momento sonó el claxon del coche que iba a llevarnos a la iglesia.

-Estoy orgulloso de ti, estás haciendo lo correcto. Tú madre también lo estaría. -Dijo mi padre mientras me abría la puerta del coche.

-¿Mi madre? Por favor, no la menciones. Ella jamás pondría sus intereses a la felicidad de una hija. Jamás. -Dije mientras que cerraba la puerta de un portazo.

De camino a la iglesia me quedé pensando muchas cosas y en lo que estaba dispuesta a hacer por mi familia, ¿realmente esta era la única opción?

Cuando llegamos a la puerta de la Iglesia todos los invitados estaban dentro de la misma esperando a que llegara la espectacular novia.

-¿Estás lista? -Dijo mi padre mientras me daba su mano para ayudarme a ponerme de pie.

-¿Acaso importa? -Contesté yo.

Cuando entré a la iglesia desde luego que lo vi todo precioso. Al fondo, justo enfrente del altar Vegetta se encontraba vestido con un traje, realmente guapo. Mientras caminaba al altar iba buscando las caras de mis amigos entre los invitados, buscando una respuesta a alguna pregunta.

Cuando llegué al altar Vegetta me susurró que estaba preciosa. Después de eso el cura empezó con la habitual misa para estos eventos.

Yo únicamente estaba mirando al suelo pensativa, sin hacer mucho caso al sermón del párroco. Después de treinta minutos el cura empezó con ese discurso.

-Samuel, ¿quieres recibir a _____ como esposa, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarla y respetarla todos los días de tu vida?

-Sí, quiero. -Contestó Samuel.

-______, ¿quieres recibir a Samuel, como esposo, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarlo y respetarlo
todos los días de tu vida?

En ese momento giré la cabeza hacia la entrada. Allí vi a Rubius, vestido con su ropa habitual de calle, mientras que me miraba. Se me llenaron los ojos de lágrimas, quería  huir con él de aquí y que nos fuéramos muy lejos de este lugar. Por otro lado, miré a mi padre, sentado a mi lado. Que me lanzaba una de esas miradas serias con las que te estaba juzgando.

-Ya sabes lo que a ambos os conviene. -Me dijo mi padre susurrando, sin que nadie más se hubiera dado cuenta.- Si tanto le quieres, sabrás que es lo correcto.

-Si quiero. -Contesté al párroco.

Cuando volví a girar la cabeza Rubius ya se había ido De la Iglesia, dejándome ahí y sin haberme llevado con él. Mientras el cura siguió con su discurso.

-Podéis besaros. -Concluyó el cura cuando todo el mundo se levantó a aplaudir y gritando un "viva los novios".

¿Qué era lo que teníamos que celebrar?

¿Continuará?

New Life. (Rubius y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora