CAPÍTULO 3

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Me quede unos segundos mirando perpleja a aquel hombre, ¿qué se había creído? Con una sonrisa muy irónica acepté su invitación a entrar. El piso no es que fuera muy grande, la entrada daba lugar a parte principal del apartamento que lo formaban el salón con la cocina de isla. A lo largo de la pared izquierda, con un pequeño armario. La televisión se encontraba enfrente del sofá y las sillas en la parte media de la vivienda. La cocina estaba en el lado derecho de la vivienda con una isla y con taburetes y una nevera grande y roja. La parte trasera se compone de una gran ventana con un amplio escritorio más cerca de él.

-Bien te explicaré un poco esto, he despejado un par de armarios de la cocina y las dos primeras baldas de la nevera. También tienes la estantería de la izquierda para tus cosas, aunque veo que has venido con poco equipaje. - Respondió Rubén señalando cada una de las estancias de la casa. -Al fondo se encuentra el baño, tú habitación es la de la derecha y la de enfrente es la mía. - Continuó con su explicación.

-Gracias, es muy bonito. - Contesté yo mientras ojeaba todo un poco.

-Bueno, el alquiler se paga el primer miércoles de cada mes. Yo entro a trabajar a las 7, así que te agradecería que no hagas ruido por la noche. Nada más, me voy que tengo planes. - Me dio mientras se ponía su chaqueta de abrigo. -Por cierto, llámame, Rubius, Rubén no me llama nadie. Adiós. - Nombró cerrando la puerta.

Me quedé unos segundos mirando la puerta cerrada intentando asimilar lo que había pasado. Cuando tenía la idea de mudarme de ciudad me imaginé que mi futuro compañero de piso sería una persona simpática que me enseñaría la ciudad y con la que haría miles de planes.

Entré en mi habitación, era una habitación pequeña con una cama de matrimonio y dos mesillas. Una de las paredes estaba ocupada por un armario empotrado mientras que la contigua la formaba un escritorio, unas estanterías y un espero de cuerpo entero. En la opuesta se encontraba una ventana, como era de noche no se podía apreciar toda la luz que entraría.

Nada más entrar me tumbe en la cama quitándome los zapatos y cogiendo el móvil para hacer una videollamada con Vegetta.

-Hola preciosa, ¿cómo estás? - dijo mientras sonreía a la cámara.

-Hola cariño, estoy muy cansada y tumbada en mi habitación. Mañana espero que mi día sea mejor. - Le respondí mientras soltaba un bostezo de lo cansada que estaba.

-Veo que tienes sueño, cuéntame un poco como te han ido las primeras horas en Londres.

-Bien, te alegrará saber que no me he perdido hasta llegar al piso. Mi compañero es un borde y no creo que seamos grandes amigos en el futuro. Como no empiezo a trabajar hasta el lunes aprovecharé el fin de semana para conocer la ciudad.

-Londres es una ciudad preciosa. Seguro que te encantará así puedes enseñármela cuando vaya.

- ¿Cuándo vas a venir? Te estoy echando tanto de menos.

-Esta tarde he estado con Luzu y Lana. Hemos comprado un billete para pasar en Londres un fin de semana a mediados de febrero, podemos darles la noticia de la boda entonces.

- ¿Febrero? Todavía falta un mes. Pero me parece buena idea. Ahora tengo que colgar tengo demasiado sueño. Te quiero.

-Yo también a ti, descansa. Mañana hablamos.

Después de colgar me quedé un rato mirando al techo de mi habitación. Pero a los pocos minutos me quedé profundamente dormida.

New Life. (Rubius y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora