40.Como un terremoto

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Me despedí con la mano de Alice y Chelsea que desde el autocar me saludaban con entusiasmo e intenté fingir una sonrisa que debió de convencer lo suficiente como para que sus caras se tranquilizaran.

No nos vamos a engañar, bajo toda esa fachada de indiferencia me moría por ir. No por que la ilusión de mi vida fuese estar dos días en una casa rural rodeada de vacas y sin wifi, pero era un pequeña manera de evadirme de todo. Por lo contrario tenía un finde semana que coincidía con mi cumpleaños y que iba a pasar en absoluta soledad.

En cuanto al maldito tema de Jordan, he llegado a un punto en el que ya me da igual, me gusta sí, pero no pienso ir detrás de él babeando aunque le mandase ese audio. Si quiere acercarse a mi para que podamos hablarlo, perfecto, pero sino que no espere que vaya a ser yo la que me voy a arrastrar.

Ya lo he hecho, jamás pensaría que acabaría persiguiendo a un chico para ganarme su perdón y él me ha dado un portazo en las narices (metafóricamente) cada vez que lo he intentando. Pues bien o Walker pone de su parte o esto habrá llegado a su fin, por que no seré yo la que suplique.

No entiendo como esa capacidad para soportar y tomarse a broma todas mis palabras, incluyendo las más hirientes, ha desaparecido por completo. El otro día cuando vi que había escuchado lo que le dije a mi tía me espera una reacción más propia de él. Tal vez un "Pronto estarás enamorada por mi y no querrás separarte" o "Ya caerás" yo que sé, pero ese cambio de actitud no lo vi venir.

Y a pesar de todo, me dolió, ver esa expresión de tristeza en sus ojos me hizo sentir mal conmigo misma. Me veía a mi misma como una mala persona y más cuando lo que había dicho era completamente mentira, yo sí quería algo con él más allá de un revolcón pero me sorprendió que él no se hubiera dado cuenta. No se me da muy bien fingir y aunque pueda soltar palabras bordes, ser demasiado directa y en ocasiones incluso grosera, no tengo la misma facilidad para disimular corporalmente. Si Jordan no se ha enterado todavía de que lo que dije era mentira no lo va a saber nunca aunque me ponga una camiseta en fosforito que ponga "Walker me gustas".

Cuando el autobús se marcho y yo casi me ahogo por el humo que soltó (Muy buena idea la mía eso de ponerme detrás), miré al St Paul, donde el otro autobús se empezó a mover. Ilusa de mí me creí ojo de Halcón e intenté verle en alguna ventana o cerca del autobús, pero la distancia era demasiada. 

Aún todo y cuando estaba a punto de darme la vuelta escuché un grito

-¡Mia, tenemos que hablar!- gritó desde la puerta del St Paul y yo tragué saliva- ¡Que fue ese mensaje!

-¡Luego hablamos!- dije yo sabiendo que me esperaban dentro 

-¡No, quiero hablar ahora!

-¡Me da igual lo que quieras, tienes que esperarte!

-¡Serás cabezota, solo quiero que me expliques lo que me mandaste ayer!

-¡¿Ya se te ha pasado el enfado?!

-¡No, pero eso requiere una explicación!

Hice ademán de acercarme pero la voz de West me frenó

-Señorita Harrison, dentro ahora. Y deje de pegar voces 

Bufé y con fastidio intentado reprimir mis ganas de correr hacía él, entré.

En recepción me esperaba Abbey que estaba hablando con mi profesora de matemáticas la cual parecía estar haciendo grandes esfuerzos por que no se le cayese la baba.

-Hoy había optado por darla clase- empezó West- pero el señor Abbey ha insistido en que es suficiente castigo el no tener excursión, en cualquier caso, tiene prohibido salir del edificio ¿entendido?

St Claire: Internado para rebeldes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora