Uno.

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–¿La viste? Tiene unos pechos hermosos.

Alzo las cejas.
Bajando la cabeza ante la fulminante mirada de Jane encima mío.

–Debe ser una vieja fea- comenta ella, colocando una de sus manos encima de mi rodilla izquierda– Ya sabes, como la profesora de historia.

Hago una mueca de asco.
No es por nada pero la profesora de historia tiene una bubis muy triangulares e inmensas.

–Claro que no- defiende Lewis su comentario anterior con una molestia seria– De veinte a veintitrés, no pasa.

Diablos.
Si es cierto lo que dice Lewis, esa chica debió de estudiar muchísimo como para llegar a dar clases a esta escuela, titulándose como profesora a tan corta edad.

–Lo dices porque eres un necesitado- los labios de Jane besan mi cuello– Ross, iré a mis clases, tengo examen y debo de estar allí en menos de diez minutos si quiero darlo y graduarme.

Asiento.
Observando la caminata de la chica con la que me acuesto hace tres meses.
Cuando sale de la cafetería, volteo como un maldito loco hacia mi mejor amigo.

–¿Dónde la viste?

Pregunto.
Poniéndome a pensar en si no es mentira que tendremos a una profesora jodidamente sexy en clases.

–En la sala de profesores- responde, bebiendo de su botella con agua– No te miento cuando digo que es un ángel caído del cielo con el cuerpo de un demonio ardiente.

Río ante su expresión.

–Será bueno tenerla en clases.

–Claro que sí, escuché que enseñará arte, y nos toca quince minutos, seremos los primeros en mirarle ese jugoso trasero.

Cerdo.
Pero bueno.
Me incluyo.
No desperdiciaría aquella oportunidad de ninguna forma.

–¿Te imaginas que se enamore de uno de nosotros?

Vuelvo a reír.

–Es mayor que nosotros, no sería imposible pero difícil teniendo en cuenta que seremos sus alumnos.

–Tenemos 18 años, ya somos legales- muerde su sándwich de jamón, causando un ruido irritante al hacerlo– No habría problema a mi parecer.

Frunzo los hombros.
Recordando que en menos de seis meses cumpliría diecinueve años. Así es, repetí algunos años de escuela por mala conducta. Pero, ¿quién cuenta?

–Como sea- suspiro, arrugando la bolsa de papas fritas que estaba comiendo hace un rato– Vamos a clases, si dices que tiene un buen trasero no quiero desperdiciar ni un minuto en verlo.



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Oneshot.

Riesgo | Ross Lynch. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora