Tres.

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Han pasado casi dos meses, y no puedo quitármela de la cabeza. Como si me hubiese hecho algo para que la recuerde siempre. Y la pregunta es, ¿por qué?

¿Por qué no puedo dejar de pensar en mi maestra?
¿Será normal estar enamorado de alguien que ni piensa en mí?
¿Estoy enamorado?

Río.
Quizá tan solo estoy así porque llevo un par de cervezas encima.

De ninguna forma puedo estar enamorado de ella. Vamos. Ni siquiera he hablado con ella a excepción de unas cuantas palabras que cruzamos gracias a las clases que nos da una vez a la semana.

Vuelvo a reír.
Por Dios.
Es estúpido.
Tan solo la deseo.

Aunque para ser honesto.
Me preocupa últimamente estar pensando en ella y lo que pasará por su concentrada cabeza antes que en su cuerpo. Por ello mi conciencia me susurra en cada clase que no solamente es una atracción.

Doblo el volante de mi auto, conduciéndolo hacia la derecha. Divisando las calles que hay por delante con algo de impotencia.

Tiene 23 años.
Solo me lleva cinco años.
No es nada.
Y esta necesidad que llevo dentro mío de querer conocerla me tortura cada día que la veo pasar por los pasillos concentrada en no tirar al piso ni un libro.

No le he comentado a nadie lo que siento. Se burlarían de mi estúpida confusión.
Pero he querido hacerlo para saber sus opinión y saber si esta mierda que pasa por mi cabeza a diario es normal.

Diablos.
¿Realmente es normal estar 'enamorado' de una persona con la que siquiera tienes contacto?
Es mi maestra... me imagino que ni siquiera tendrá la intensión de conocerme si quiera como amigo.

Me detengo en un alto.
Y tomo mi teléfono celular entre mis manos, entro a Facebook y entro una vez más a aquel perfil que estuve observando desde que nos dió la primera clase.

"____________ Sanford"

Analizo su foto de perfil nuevamente.
Pasando mi pulgar por sus perfectos labios.
Madre mía...
Estoy mal.

Lanzo mi teléfono hacia el otro asiento y continúo conduciendo, sintiendo las ganas de beber otro poco de ron para dejar de pensar en aquella chica.

Suspiro.
¿Debería llamar a Jade?
Despeino mi cabello, agachándome, teniendo mucho cuidado de no desviarme por la autopista cada vez más cercana a mi casa. Tomo mi teléfono nuevamente y lo coloco al lado mío.

A penas llegue, llamaría a Jade.
Necesito relajarme.
Y supongo que ella también, estuvo obteniendo malas calificaciones en arte debido a su falta de respeto con _____________. Notoria envidia.

En un abrir y cerrar de ojos, veo a un hombre cruzarse en mi camino. Haciéndome detenerme de inmediato.
Mierda.
Mierda.
Gracias Dios mío.

–Te cruzaste- le reclamo al instante cuando el hombre y yo nos recuperamos del susto. Pero él no parece escucharme.

Volteo la mirada hacia donde él está mirando.
Y como si el cielo hubiese escuchado mis súplicas, observo a mi maestra, quien le grita cosas que no llego a entender mientras se hunde en un mar de lágrimas.

El hombre se acerca a ella otra vez.
Reclamandole por el accidente que pudo pasar.
Y ella baja la cabeza.
Sin dejar de llorar.

Mi corazón late con fuerza.
Y sin pensarlo, bajo de mi auto.
Sintiendo que debo de ayudarla en lo que sea que esté pasando.

Riesgo | Ross Lynch. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora