Epílogo.

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Mis ojos pasan por su cuerpo sin tener ni la más mínima discreción, pero a pesar de eso, no logro obtener su mirada.

Su rostro expresa una seriedad impresionante que jamás había visto antes en alguna otra persona. Esta tan seria que llega a ponerme más nervioso de lo que estoy.

Me obligo a volver a mirar al director para no calentarme viendo su excitante rostro, ya que si sigo haciéndolo, no podré dejar de recordar las cosas que pasaron antes de ayer.

-Buenos días señorita _____________- la saluda el director, levantándose para darle la mano. Ella no la toma, y se sienta a mi lado, aún sin mirarme.

Trago saliva.
¿Por qué tiene que ser tan imponente?

-Mandé a llamarla por el incidente que sucedió ayer, respecto a aquellos rumores desagradables que se susurraba por los pasillos y llegaron a los oídos de otros profesores...

Desvío tan solo un poco mi mirada para poder ver su rostro. Vamos _____________.
Me harías feliz con tan solo una mirada...

-El joven Lynch quería disculparse personalmente por expandir aquel rumor- mis mejillas comienzan a tomar color.

El director me mira.
Esperando que mire a _____________.
Y eso hago.
Allí es cuando ella dirige su mirada hacia mí.

Sus labios pintados de rojo me distraen.
Y no puedo evitar pensar en cómo se verían esos mismos labios al rededor de mi miembro, o quizá chupando mi cuello.

Aprieto los puños.

-Lo siento maestra- subo mi mirada hacia sus ojos. Su fuerte mirada penetra mi alma, tanto que llegan a darme unas ligeras ganas de arrodillarme delante de ella e implorarle perdón por haber abierto la boca- No sé que pasó por mi cabeza cuando inventé eso.

Ella asiente.
Igual de seria.
Hasta incluso creo que más de lo que vino.

Bajo la mirada.
Sintiéndome incapaz de volver a mirarla de nuevo.

-El joven Lynch no será expulsado, pero será suspendido por dos semanas, sus padres tendrán que venir a hablar conmigo respecto al tema y ayudará al colegio en actividades como pintar paredes, y arreglar aulas.

Ella vuelve a asentir.
Volviéndome de pronto ansioso.
¿Por qué no habla?
Pensé que estaría feliz luego de lo que hice.

-Tambien quería pedirle unas disculpas personalmente- prosigue el director- No debí dejarme llevar por aquellos rumores de escolares y despedirla... las puertas de esta institución están abiertas para usted, como siempre lo han estado.

Suspiro.
Tirando la cabeza hacia atrás del asiento.
Con la necesidad en el pecho de acercarme a ella y tocarla de la misma forma en la que lo hice hace días atrás.

-Todo está en orden- responde ella. Cierro los ojos instantáneamente.

Vamos Ross...
Concéntrate...

-Espero que este incidente erróneo no haya manchado mi currículum.

Abro los ojos al instante.
El director niega, mirando a ___________, supongo que haciéndola sentir menos preocupada.

-¿Volverá a trabajar con nosotros?

Estoy por abrir los labios para decir algo tan solo por la estúpida necesidad de volver a escuchar su dulce voz, pero el director me interrumpe.

-Joven Lynch, ya puede regresar a sus clases.

Joder.
La miro por última vez.
Y como lo imaginaba, no vuelvo a obtener su mirada.
Abro la puerta de la oficina del director y salgo de esta hasta llegar al pasillo.

Riesgo | Ross Lynch. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora