Capitulo 6. noche de luna nueva (parte 2)

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Mientras Sango e Inuyasha se preparaban para pasar la noche, varios kilómetros río arriba, la sacerdotisa y el monje mantenían una discusión 

Kagome: debemos seguir y encontrarlos, es peligroso que estén solos, - decía molesta, ya que el monje no concordaba con ella-

Miroku: entiendo su preocupación, pero estarán bien, lo mejor sería tratar de secarnos y buscar alimento, el pobre Shippo quedó muy asustado con lo ocurrido - respondió tratando de calmarla-

Kagome: es que olvidé que era hoy, Inuyasha me lo advirtió, hoy es noche de luna nueva lo olvidé por completo, por eso él no quería parar a descansar- dijo mientras trataba de contener las lágrimas-

Miroku: aun así, Sango está con él, ella será capaz de protegerlo, además no veo cómo llegaríamos sin descansar al pueblo antes de hoy - quería quitarle algo de la culpa que invadía a la sacerdotisa-

Kagome: él conoce el lugar mejor que nadie, me dijo que había un lugar donde podía ocultarse mientras acampabamos, pero por mi egoísmo y obligarlo a pasar la noche en el pueblo, ya no llegaríamos a ese lugar, debí recordarlo - se encogió de hombros, estaba furiosa con ella misma por olvidarlo-

Miroku: pero ir a buscarlo ahora sería muy peligroso, si algo le pasa a usted, él se va a lamentar aún más, recuerde que mi mano derecha no está en condiciones de ser usada y si somos atacados, tal vez sus flechas no sean suficiente - continuó el monje, tratando de convencerla de no arriesgarse-

Mientras la discusión continuaba, el peliplata y la cazadora continuaron preparando su refugió, así, una vez Inuyasha volvió, encendieron el fuego, ayudando  a secar la ropa de Sango, mientras el despellejaba el conejo, ella molía unas hierbas afuera de la cueva, esto ponía un poco nervioso al joven demonio

Inuyasha: Sango, entra ya, pronto será peligroso -le grito para apresurarla-

Sango: espera un poco, esto nos ayudará a ocultarnos -grito como respuesta - 

Una vez termino, quedo una pasta color verde qué hizo que el joven mitad demonio se tapara la nariz, al ver esto la cazadora sonrió con satisfacción, así que empezó a poner esa pasta alrededor de la entrada de la cueva, que ya había tapado con algunas ramas y enredaderas

Sango: listo, con esto los monstruos se mantendrán alejados de la cueva, - decía mientras entraba con su compañero a lo que sería su hogar por esa noche-

Inuyasha: esta bien, pasa ahora para que pueda alejarme de esa peste, además pronto cenaremos - respondió aun con la nariz tapada-

Una vez dentro, mientras cenaban, por primera vez la cazadora de monstruos pudo ver como el híbrido se convertía en humano, vio como su cabello comenzaba a ponerse negro y sus orejas puntiagudas desaparecían para dar lugar a orejas humanas, que se escondían tras su ahora cabello negro, también noto como sus colmillo y garras se retraían, convirtiéndose en dientes y uñas más comunes , trato de desviar la mirada, pero no pudo, era algo que nunca había visto, un Inuyasha completamente humano  se encontraba sentado frente a ella tratando de aparentar que nada había pasado mientras se seguía llevando un bocado de conejo a la boca, hasta que no soporto más y le recriminó

            

Inuyasha: oye ya basta de mirarme así - dijo enojado, logrando que Sango se sonrojara-

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Inuyasha: oye ya basta de mirarme así - dijo enojado, logrando que Sango se sonrojara-

Sango: lo siento, pero me preguntaba si no te duele? - cuestionó con un tono entre curiosidad y preocupación - 

Inuyasha: qué? - fue lo único que pudo responder, tanto Kikyo como Kagome lo habían visto transformarse y nunca le habían preguntado eso-

Sango: si, tu cuerpo se transforma y se ve algo doloroso - continuó con su observación ahora con más preocupación qué curiosidad-

Inuyasha: solo un poco, además ya me acostumbre -respondió quitándole importancia a lo ocurrido con su cuerpo-

Sango solo asintió con su cabeza y siguió comiendo, pasados los minutos pudo ver que su compañero comenzaba a temblar, la temperatura había bajado y aún con la pequeña hoguera podía sentirse el frío dentro de la cueva, así que se puso su traje de cazadora que estaba prácticamente seco y le dio su hakama a Inuyasha, quien lo tomó, y se sentó cerca del fondo de la cueva, odiaba ese día, se sentía tan vulnerable, tan débil y no podía hacer nada para evitarlo, la cazadora se quedó más cerca de la hoguera, para mantenerse caliente y cuidar la entrada, si algo pasaba, dependía de ella el protegerse a ella y a su amigo, pero aún seguía débil por el arrastre del río, y la temperatura seguía bajando, el fuego apenas marcaba una diferencia, así que aunque trato de ocultarlo, comenzó a tiritar, se abrazó las rodilla para tratar de mantenerse caliente, pero tras unos minutos, sin darse cuenta, sus ojos ya estaban cerrados, había perdido contra el sueño. 

Sango X Inuyasha, Mis verdaderos sentimientos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora