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Abrieron los ojos lentamente, la luz que se filtraba entre las ramas de los árboles fue lo que los hizo despertar, cuando sus miradas se encontraron, su primer instinto fue sentarse y desviar la mirada a lados opuestos, ambos sonrojados, no sabían que decirse, Sango se tapaba el pecho con el Hakama de su amado, sosteniendolo con su mano derecha, mientras que con la izquierda se apoyaba en el piso, mientras Inuyasha se sentó con la piernas en mariposa, mientras sus manos se apoyaban en el piso tapando su hombría en el camino, se mantuvieron así unos segundos, hasta que la joven cazadora sintió como sobre la mano en la que se recargaba, era sujetada por su amado, que mantenía su mirada lo más lejos posible de ella, está acción hizo que la joven comenzará a reír delicadamente

Inuyasha: qué es lo divertido? -se giró para mirar a su amada, pero al encontrarse con sus ojos, se sonrojo más y volvió a girarse-

Sango: creo… creo que eres muy tierno -le apenaba hacerle ese tipo de cumplidos-

Ambos se quedaron en silencio unos segundos para después comenzar a reír, poco después el Hanyou finalmente giró para encontrase con los ojos de su amada, ambos se miraron, sonrieron y se besaron con ternura, después ella  se recostó sobre su pecho y él la abrazó, ninguno dijo más, no hacía falta, era un momento en el que solo existían ellos, pero como era costumbre, no pudieron permanecer mucho tiempo así, ya que fueron interrumpidos por una voz que los llamaba

Miroku: Sango!!!! Dónde estás? -su grito hizo que se separan y se vistieran lo más rápido posible-

Sango: ahora… ahora voy excelencia, un momento -beso rápido a su amado y se separó justo cuando el monje salió de unos arbustos-

Miroku: estás bien Sango? No regresaste a dormir -vio a Inuyasha mientras se ponía la parte superior de su Hakama-

Sango: claro que sí, no se preocupe -sonreía como hace tiempo no lo hacía-

Miroku: Sesshomaru dice que es hora de partir -no apartaba su mirada molesta del Hanyou-

Inuyasha: ven Sango -se inclinó para que pudiera subir en su espalda, ignorando al monje-

Sin decir más palabras, la cazadora subió en la espalda del ojimiel, partiendo al encuentro de sus amigos,

Mientras el grupo de Inuyasha viajaba rumbo al pequeño pueblo de la anciana Kaede, los demás amigos del peliplata viajaban con la intención de llegar al mismo punto, estando más cerca de llegar, Kikyo no se dirigió a los demás en todo el trayecto, mientras Kagome no podía evitar sentirse más nerviosa a cada momento, se preguntaba que pasaría cuando viera a Inuyasha, cómo reaccionaría Kikyo, cómo reaccionaría ella, si de verdad había perdido a su amado, por quién estaba dispuesta a dejarlo todo con tal de estar a su lado. Las horas pasaron y por fin llegaron, fueron recibidos por el pequeño Shippo, que les indico que aún no llegaban los demás, así que aprovecharon para descansar y comenzar a prepararse para la batalla, Kikyo habló en privado con su hermana menor Kaede, cuando caía el sol, la sombra de un hombre volando llamó la atención de todos en el pueblo, era Sesshomaru seguido en el aire por Kirara que llevaba al monje pervertido, mientras por tierra llegaba el Hanyou cargando a la cazadora, se saludaron y se fueron a una cabaña para comenzar a discutir la estrategia que tenían.

En algún lugar desconocido, Naraku esperaba noticias de sus hijos enviados por los fragmentos faltantes, recibiendo malas noticias, tres de sus hijos muertos y no consiguió ningún fragmento, sólo Kanna lo tranquilizó cuando le dijo que todos los fragmentos faltantes estaban juntos, en el pueblo de Kikyo, para él fue casi poético, en es pueblo comenzó todo y ahí terminaría, tomó lo que tenía de la perla y usó su energía para transformarse en lo más cercano a su forma final, con esos ojos demoníacos en sus manos y el gigante en su pecho, llamó a los que quedaban de sus hijos y les indico que partirían, su sonrisa les pareció rara, pero estaba feliz, cuando tuviera toda la perla podría desacerse de esa parte humana que amaba a Kikyo y al fin podría matarla y cumplir su meta de dominar a todos.

En la aldea, ambas sacerdotisas sintieron el movimiento de la perla, no hubo mucho tiempo para explicaciones, lo único que pudieron hacer fue indicar a dónde ir, para poder pelear sin que hubiera víctimas, sólo pudieron alejarse lo más posible en dirección la opuesta, hasta que Sesshomaru se detuvo, para él era suficiente

Sesshomaru: ya basta, sólo vine porque tengo cuentas pendientes con Naraku, -ya era sorprendente que no hubiera estado en contra de unirse a ellos-

Kagome: aquí es peligroso, debemos alejarnos más -trato de  no sonar agresiva-

Sesshomaru: vayanse si quieren, pero ya es tarde -al decirlo desenfundó su colmillo explosivo y lanzó un ataque a unos árboles cercanos, cortando los, ahí estaba Byakuya 

Byakuya: es un gusto verlos de nuevo -su voz tranquila molestaba al lobo-

Koga: dónde está Naraku? Tengo cuentas pendientes con él -se adelantó unos pasos, pero de inmediato fue atacado por Juromaru- 

Kikyo: está aquí -se giró y disparo una flecha purificadora, pero antes de dar en su objetivo se atravesó una abeja venenosa para recibir el ataques-

Naraku: hoy termina todo -flotaba en el aire, con una mirada sería-

Naraku: hoy termina todo -flotaba en el aire, con una mirada sería-

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Hola, se que es un capítulo corto y medio aburrido, pero el próximo será más interesante, ya es la batalla final, espero pueda hacerla interesante, saludos

Sango X Inuyasha, Mis verdaderos sentimientos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora