Capítulo 3: "Lo que queda del grupo"

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Después de meditarlo por unos varios minutos caí en cuenta que el antiguo grupo de Cazadores de Apolo tenía que volver.

Medité lo poco que recordaba de la profecía, muchas cosas no tenían sentido, ¿Pirámide? ¿El Quinto? ¿Fiestas? Tal vez tenía algo que ver con Dioniso...

Sin duda nada estaba del todo bien, lo sentía dentro de mí. Desde que mi padre desapareció las cosas cambiaron y era bastante extraño que una profecía llegara así sin más.

-¡Tony! -gritó alguien detrás de mí

Me detuve y giré, Enrique corría hacía mí, había salido de atrás de la Casa Grande, parecía cansado. El hijo de Atenea se detuvo frente a mí y respiró hondo, los cerebritos no estaban hechos para correr (o al menos algunos).

-¿Qué fue eso? -preguntó después de tomar muchas bocanadas de aire.

-¿Qué? -en serio, ¿Qué?

Enrique me miró entornando los ojos.

-La profecía que dijeron, que dijiste en el comedor.

Quería preguntar sobre cómo es que sabía eso, hasta que recordé lo que me habían contado, el momento bochornoso en que caí al suelo enfrente de todos y recité las palabras mientras me retorcía.

-Ah, eso... Si.

Sin duda esa respuesta no era lo que él esperaba, volvió a entornar los ojos.

-¿Tienes alguna idea de lo que significa?

-Por supuesto que no, es una profecía, cerebrito.

Debo admitir que no me esperaba el golpe en el hombro, bueno, sí me lo esperaba.

-Creo que tengo una idea...

Estaba seguro que también había pensado en el grupo de los Cazadores.

-Cuando habla de los seguidores del sol... -comenzó a caminar de un lado a otro-, estoy seguro de que habla de... -ya se estaba tardando con la respuesta-, un culto, como los suecos y su midsommar.

Me golpeé la frente.

-No, idiota. Habla de los Cazadores.

-Ah, claro. Esa era la segunda opción.

Sonreí ante tal irreverencia, lo miré y en ese momento imágenes llegaron del pasado, la batalla contra Atlas y Tifón, como muchos se habían sacrificado para que hoy estuviéramos separados y con nuestro dios (mi padre) desaparecido.

-Tenemos que recrear al grupo.

-Pero somos menos de los que éramos.

-Entonces reclutaremos más.

Enrique no podía ocultar su emoción, sus ojos se estaban agrandando y una enorme sonrisa se formó en su rostro.

-¡Iré por los chicos! -gritó y se fue corriendo.

Vi alejarse con una gran sonrisa al hijo de Atenea, estaba emocionado, era su segunda misión y por fin saldríamos del campamento con consentimiento de Quirón, podríamos aventurarnos sin la competencia de cazar monstruos como anteriormente había sucedido. Cumpliríamos lo que mi padre había pedido y así, tal vez podríamos descubrir qué le había ocurrido y revertirlo.

Caminé sin rumbo hasta el campo de las fresas, recordé el día que Apolo creó al grupo, lo recordaba a él, su belleza irradiaba al igual que nosotros con el sol.

Me senté en el césped a contemplar el lago, las canoas se mecían con la leve marea provocada por las ninfas del agua.

Miré al cielo, el sol estaba en su punto, pareciera que nada hubiera cambiado. Si fuera un simple mortal no sentiría la falta de un dios del sol.

Me planté una idea absurda. Tal vez todo había sido un sueño, tal vez estaba en un campamento de verano y todos éramos normales. Pronto comenzarían las clases y yo volvería a mi ciudad. Entonces vi el vellocino dorado y esa idea se esfumó.

-¡Tony! -gritaron detrás de mí.

Al voltear vi a los chicos, Ivan, Esteban, José, Ryan, Jaden, Harry y Oscar. Era todo lo que quedaba del grupo, además de Enrique y yo, por supuesto.

-Cuéntanos -quiso saber Jaden, el hijo de Tanatos.

-¿Es cierto que un burrito habló contigo? -preguntó Harry.

-Lo siento, no supe explicarme -Enrique se disculpó.

Sonreí ante tal ocurrencia y les relaté la historia de cómo había tenido sueños con Apolo y la noche pasada que recité la profecía, aunque se me hacía extraño que ellos no estuvieran en el pabellón cenando, ¿Qué estaban haciendo a tales horas de la noche? Omití las partes del burrito, conté sobre Quirón y al final recité la profecía una vez más.

-Apolo te necesita -concluyó José, el hermano materno de Enrique.

-Gracias por aclararnos lo que es más que evidente, hermano -le dijo Quique.

-¿Volveremos a cazar? -preguntó Ryan.

Miré los rostros de los antiguos cazadores, solo Enrique parecía contento con la idea.

-Si. Sé que es arriesgado, muchas vidas se perdieron en la batalla pasada y sé que nadie quiere perecer, pero hay que hacerlo. Apolo está en peligro, y si no hacemos nada...

-¿Todo esto es por tu padre? -Jaden dio un paso adelante.

-Ah... pues sí. ¿No es extraño que Rachel no diga profecías? ¿Que ningún método de comunicaciones esté funcionando? ¿Que ningún dios haya dado muestra de vida?

-Si, pero ¿Por qué siempre tenemos que ser nosotros los que arriesgan el pellejo por ellos? -el enojo comenzaba a reflejarse en sus gestos faciales.

-Porque no pueden hacerlo sin nosotros...

-¿Que no pueden hacerlo sin nosotros? -Harry se había unido a Jaden-. Tony, entiendo que sea tu padre pero, ¿Acaso no te das cuenta de que eso suena muy estúpido? Ellos bajan para reproducirse y no necesitan nuestra ayuda, ellos castigan a todo el que los ofenda y no necesitan nuestra ayuda, ellos pueden salvarse, no necesitan de nuestra ayuda.

Harry tenía muy buen argumento, estaba comenzando a considerar un cambio de opinión y regresar a mi vida estúpidamente ordinaria. Pero no, algo dentro de mí me avisaba que si lo dejaba, algo muy malo sucedería.

-Si, Harry, concuerdo contigo. Pero...

-¿Por qué siempre hay un pero? -preguntó Iván.

-Seguro viene algún diálogo que nos motivará -apuntó Oscar.

-No quiero motivarlos, solo quiero que quien crea que es lo mejor me busque al medio día en el Pino.

Sin decir algo más motivador me di la vuelta y volví a mi cabaña, sintiéndome derrotado de aquella pequeña discusión me proponía a pensar en cómo conseguiría a aquel conductor.

LOS CAZADORES II: "LA PROFECÍA AZTECA" ~Fanfic de Percy Jackson~ (1er Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora