Capítulo 4: "El agujero bajo nuestros pies"

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La lluvia tomó por sorpresa a todo el campamento, en un momento el sol brillaba en lo alto y al otro las nubes negras lo habían cubierto y descargaban una torrencial lluvia con viento incluído. 

Me senté en la orilla de la cama a ver cómo las gotas golpeaban la ventana de la cabaña, Kayla y Austin tocaban sus instrumentos en una esquina tratando de hacer una canción de amor, el tono era tan melancólico que me hizo recordar el por qué me volví un Cazador.

Había sido un día como hoy, yo ya tenía sospechas de mi procedencia divina sin siquiera haber sido reconocido. Eso había ocasionado que de vez en cuando viera cosas sin explicación, hombres sin cabeza, aves demasiado grandes sobrevolando la ciudad, perros enormes correteando a otros perros enormes. 

Pero las cosas empeoraron cuando conocí a Jess, un chico bastante atractivo y muy alegre. No me malinterpretes, él era popular y yo quería estar con él para atraer chicas.

Jess me presentó a su hermana, una chica de cabello caoba, ojos verdes y tez blanca. Era tan bella que caí rendido a sus pies, los tres éramos inseparables hasta que un día cuando la feria llegó a la ciudad y asistimos…

La lluvia siguió golpeando contra el cristal, Kayla y Austin discutían sobre los acordes adecuados, su discusión me había sacado de mis pensamientos.

El medio día había llegado y yo tenía que subir la pequeña colina a esperar a los chicos que suponía no llegarían.

Tomé mi mochila/arco, empaqué la suficiente ambrosía, nectar y ropa limpia, cantimplora con agua y algunos dulces. Me despedí de mis hermanos aunque poco caso me hicieron, no era el más popular en la cabaña.

Salí a la lluvia que se había apaciguado un poco, mis tenis se empaparon de lodo, el rompevientos dorado que llevaba ayudaba a evitar que me empapara del todo.

Seguí mi camino, no se veía nadie en las demás cabañas. Estaba seguro que si Danny siguiera vivo él hubiera convencido a los chicos, pero estaba muerto, lo vi morir junto a Luis justo cuando se habían declarado su amor… los extrañaba.

Pensar en Danny me hizo recordar a mi otro hermano, Kevin, el chico que desapareció con Valeria. Había muchas hipótesis de lo que les había ocurrido, ninguna con sentido alguno, la que más gustaba a los chicos de Afrodita (en especial a Oscar) era que habían escapado juntos, escapado a otro lugar del mundo donde el dominio de los dioses Griegos no llegara, tal vez México, el país de Valeria. Sí, tenían que estar allá, viviendo juntos con sus dioses Aztecas. Tenía esa esperanza.

Llegué a la colina y como pensaba, no había ni un chico. El agua seguía cayendo, las hojas de los árboles apenas impedían que mojaran mi mochila. Giré 360 grados hasta que los vi, debajo del pino, cubriéndose del agua se encontraban todos. Corrí hasta ellos hasta que mis pies resbalaron en el lodo, derrapé y caí sonoramente. Los chicos se asomaron y en lugar de ayudarme se soltaron a reír.

El lodo me cubría todo, el agua se había colado a lugares bastante incómodos, la mochila se había convertido en el arco y carcaj además de haber sido lanzados hasta los pies de los chicos.

—Jamás olvidaré esto —dijo Ryan riéndose.

—Desearía tener una cámara —comentó mi buen amigo Enrique.

Me apoyé con cuidado temiendo que mis manos resbalaran y cayera de bruces, me levanté despacio con la poca dignidad que me quedaba , levanté mi arco y llegué hasta ellos con las mejillas ardientes.

—Están aquí —dije.

—Sí, no queríamos perdernos esto —Harry siguió riendo.

—¿Qué hacen aquí? —pregunté.

—¿Aparte de reírnos? —preguntó Oscar—, supongo que esperarte.

—Dejen de reírse —sentí cómo me ruborizaba.

—Si, chicos —comenzó a decir Jaden—, hay que cuidar la poca dignidad que le queda, no queremos que se le caiga —y se soltó a reír.

Me les quedé viendo hasta que se calmaran. Ninguno llevaba mochila o arma, estaba claro que no me acompañarían.

Cuando por fin cesaron las risas pregunté de nuevo:

—¿Qué hacen aquí?

Cuando Harry se preparaba a decir un comentario graciosisimo sobre mi caída, Enrique contestó:

—Vinimos a impedir que te fueras.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Porque es una estupidez —Ryan habló con tono seco.

—Es mi padre y siento que si no hacemos lo que pide…

—Tony, entiende que los dioses pueden hacer las cosas por sí mismos, no hace falta ayudarlos. Ya estamos hartos de cumplir sus caprichos —Oscar dio un paso adelante.

—Si ustedes no quieren ir no me importa —me ajusté la mochila—, yo me voy.

Comencé a caminar hacia los límites del campamento, ya casi cruzaba la barrera, los chicos se habían quedado atrás. Cuando pensé que las cosas no irían peor, una grieta comenzó a abrirse bajo mis pies y se extendió hasta los chicos, giré rápidamente y vi como la grieta se abría y a los chicos cayendo en ella, gritaron e intentaron sostenerse de algún lado pero no funcionó, corrí hasta el agujero, cuando me decidí a saltar se cerró con un sonoro golpe, me quedé mirando donde antes había estado la grieta, no había nada, como si nada hubiera pasado, como si la tierra no se hubiera tragado a mis amigos.

Golpeé el suelo, grité, el agua empeoró y entonces me di cuenta que antes de cumplir la profecía tenía que hacer algo más importante, salvar a mis amigos.

LOS CAZADORES II: "LA PROFECÍA AZTECA" ~Fanfic de Percy Jackson~ (1er Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora