Capítulo 21: "El mensaje de Ahuilizapan"

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Después de comer algo que me encantaba, volvimos a la carretera. El sol se estaba poniendo y todos estábamos conscientes de que ir en carretera en la noche era muy peligroso, no lo decía por los accidentes o los asaltos, sino también por los monstruos que están al acecho. 

—Podemos ir a mi casa —opinó Gaspar.

—¿Volver a Orizaba? —preguntó Rodrigo.

El chico había palidecido un poco, Michelle ni siquiera volteó a verlo.

—No pienso manejar más de cinco o seis horas en la noche —Gaspar tenía razón.

Nadie discutió la lógica de Gaspar, nos encaminamos por la carretera mientras el sol comenzaba a ponerse del otro lado, no podía dejar de pensar en Apolo y su desaparición, de la ausencia de los dioses después de la guerra contra Gaia, de lo peligrosa que era esta misión. Ya habían muerto muchos en la misión anterior, ¿debían morir más para salvar nuevamente a los dioses? A veces sentía que no valía la pena.

Llegamos a Orizaba con el anochecer, una neblina cubría la ciudad, las luces daban un aspecto realmente mágico a la ciudad.

La camioneta giró en varios cruces, se detuvo en semáforos, hasta que llegamos a la casa de Gaspar, las luces estaban apagadas, no había vuelto su padre. 

—No ha vuelto —suspiró.

Michelle apoyó su mano en el hombro.

—Seguro está bien.

Cuando el chico bajó para abrir el portón, Michelle nos confesó la verdad de Gaspar.

—Su madre lo abandonó con su padrastro —tragó saliva y miró como el chico luchaba contra el candado—. Yo creía que era hijo de una diosa, pero ahora lo comprendo. Xipe Tótec se enamoró de Lizeth, su madre, pero el dios cuando tuvo que irse ella buscó apoyo con Fernando, pero un día sin más se fue. 

—¿Por qué Fernando se hizo cargo de él si no era su hijo? —Omar parecía confundido.

—Porque es un buen hombre, siempre lo fue —sentenció Payne—. Es un alma bondadosa que no quiso dejar a la deriva a un niño que no tenía la culpa de nada.

—¿Y su madre? —preguntó Emanuel.

Payne señaló al pequeño jardín junto al muro que separaba de las otras casas, ahí había una sola mata con una sola mazorca de color negro.

—Sufrió la ira de un dios —Payne miraba atentamente la mata.

Gaspar regresó corriendo y subió de un salto al asiento.

—Nada como estar en casa —dijo con una gran sonrisa.

Nadie dijo nada, solo lo mirábamos con compasión, cosa que no estaba bien, pero no sabíamos que decir.

Gaspar arrancó y se metió, todos bajamos y entramos a la casa, el polvo se había acumulado, una que otra cucaracha paseaba de un lado a otro pero huyeron cuando las luces se encendieron, todo lo demás seguía igual, salvo por un detalle.

—¿Qué hacen estas llaves aquí?

Unas llaves con un llavero en forma de mazorca reposaba en la mesa central de la sala, en la alfombra había pisadas con lodo, pero en el resto de la casa no había nada, como si hubieran tratado de quitar la tierra de la alfombra pero sin resultados agradables. 

—Son las llaves de mi papá.

Todos nos miramos, el cristal de alguna ventana se rompió y todos saltamos.

—¿Qué fue eso? —preguntó Rodrigo.

—Vino de mi habitación —respondió Gaspar.

Sacamos nuestras armas y avanzamos despacio por la casa, era increíble cómo cabíamos en un espacio tan reducido. La puerta estaba entreabierta, Payne la abrió lentamente, su piel emanaba un aroma a leña como si estuviera a punto de transformarse. Abrió la puerta de golpe, toda la habitación estaba hecha un desastre, la cama volcada, los estantes de libros en el suelo, páginas de libretas desgarradas, paredes con marcas.

LOS CAZADORES II: "LA PROFECÍA AZTECA" ~Fanfic de Percy Jackson~ (1er Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora