Capítulo 8: "El fuego de un titán muerto"

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Pensé que habíamos muerto.

Abrí los ojos y pude ver un campo de fuerza púrpura cubriéndonos y cómo las llamas lo rodeaban, las lenguas de fuego trepaban por el campo de fuerza, el calor era insoportable, el sudor me corría por todo el cuerpo.

Cuando el fuego se apagó, Emanuel cayó al suelo. Todos corrimos a él, excepto Jaden quien se quedó a una distancia considerable.

—Es hijo de Hécate —sentenció como si fuera algo terrible.

—¿Por qué te alejas?

Jaden dio un paso atrás, el pobre Emanuel apenas podía respirar, había gastado sus fuerzas al hacer ese campo de fuerza.

—¿Recuerdas a Alex? —preguntó con la boca temblorosa.

Lo recordaba.

El antiguo grupo de Cazadores tenía su propio hijo de Hécate con la bendición de Quione, pero, cuando Valeria y Luis ofendieron a su madre, Alex se reveló y se volvió en un traidor bastante poderoso. Muchos murieron, y gracias a él Tifón despertó. Entendía por qué Jaden tenía resentimiento, los hijos de Hécate solían ser inesperados como su madre.

—Él no es Alex.

Mi comentario hizo que Jaden dudara, sabía que él quería creer, pero sería difícil. 

Emanuel comió ambrosía, después de un rato despertó, parecía aterrado.

—Hay que salir inmediatamente de aquí.

—¿Por qué? —preguntó Omar.

—Hay un poder muy antiguo, hay… una seguidora de mi madre.

Jaden extendió los brazos como diciendo: "¿Ves? Los seguidores de su madre están locos".

—Bien —me dirigí a Jaden—. ¿Dónde está la salida?

Él suspiró, señaló a la pared más cercana y pude ver cristales con luz, los cristales que nos habían iluminado el camino.

—Harry hizo un camino con cristales para regresar, pero sirvió para que nos siguieras.

Caminamos cuando Emanuel se sintió mejor, Jaden caminaba un poco más atrás con los brazos cruzados, todo parecía estar bien y algo que tenía claro era que cuando creías eso, las cosas se ponían mal.

El camino de cristales nos llevó hasta una habitación enorme con varios pilares que sostenían un techo deteriorado, no entendía el sentido de la estructura, pero sabía que algo nos esperaba ahí.

—Ya casi llegamos —dijo el hijo de Tánatos.

Miré alrededor, ese lugar se sentía caliente y lo menos que necesitaba era convertirme en carnita asada.

—Tenemos que huir —Emanuel había palidecido.

Entonces sentí el terror que él sintió cuando escuché las garras rasgando el suelo y las llantas de la carroza, además de latigazos. Pero no era lo único, del otro lado del pasillo se escuchaban los cascos de un caballo bastante veloz.

—A esconderse —dije.

Tanto la carroza como el caballo se acercaron más hasta detenerse en medio del lugar, cada quién se había escondido en un pilar, escuchamos la conversación.

—Llegas justo a tiempo, hechicera.

La voz parecía bastante grave y algo monstruosa.

—Tú no tienes por qué recriminarme, animal —dijo una voz de mujer, la hechicera—. Gran C. usted es bienvenido cuando guste.

—Déjate de charlas y dime si ya tienes mi encargo —dijo la voz de un hombre.

—Por supuesto. Tuve que ir a los confines de Tártaro para recuperar a mi pariente, lo tengo bien conservado en una habitación esperando el ingrediente principal.

—Él ha caído, la Bestia ya envió a la pequeña para que lo conduzca a la arboleda. Pronto estará aquí.

—Gran C. hay algo que tiene que saber… —comenzó a decir la mujer.

El caballo relinchó y la otra voz habló:

—Gran C. esta mujer dijo que no habría ningún problema y ahora está queriendo que sepa algo que seguramente no es bueno.

—Gran C. —continuó la mujer—, debe entender que mantener a un titán muerto es bastante difícil, aún está furioso de que tengo su esencia y no deja de lanzar llamaradas, el fuego será lanzado a los mortales, muchos podrían morir y…

La risa del gran C. hizo que todos nos estremecieramos, entonces dijo algo digno de un supervillano.

—Mira, si no afecta a mi persona, no tengo porqué preocuparme por los demás. Mantén al Titán como está, ya llegará Apolo y por fin me conocerán como el nuevo Sol.

El caballo comenzó a galopar y a los pocos segundos dejó de escucharse el eco de su trayectoria. La mujer seguía ahí, se podía escuchar la respiración de los animales que conducían su carroza.

—Es un maldito bastardo —y se alejó con sus monstruos.

Al ya no escuchar nada nos desparramamos en el suelo, nos volvimos a juntar gateando, teníamos más preguntas que respuestas.

—¿Estaba hablando del mismo Apolo que conocemos? —preguntó Emanuel.

—No, idiota. Seguro es otro Apolo que desconocemos —contestó Jaden con irritación.

—Hey, soy sensible.

Jaden entornó los ojos.

—Chicos —traté de calmar las cosas y así hablar de lo importante, mi padre—. Es obvio que hablaban de mi padre, además del Titán enfurecido que quiere quemar todo…

—El fuego de un Titán muerto. ¿Quién es ese titán? —preguntó Ray.

—Helios —dijo de repente Emanuel—. Es abuelo o pariente de la hechicera, lo sentí, sentí su furia y desesperación, quiere volver al Tártaro y descansar.

—No podemos hacer eso, tenemos otras prioridades —dijo Omar.

Lo medite un rato.

—Omar tiene razón, no podemos salvar al Titán, matar a esa hechicera y combatir con el gran C. Esa no es nuestra profecía.

—Apolo vendrá —recordó Santi.

Por un momento sentí que teníamos que quedarnos, pero algo dentro de mí decía que no. Moriríamos aquí.

—Tal vez me arrepienta de lo que diré, pero… Ésta no es nuestra lucha.

Todos me miraron con extrañeza, me sentí incómodo.

—Tienes razón —dijo Santi.

—Vamos —Jaden comenzó a caminar y todos lo seguimos.

Doblamos unas cuantas esquinas más hasta llegar a un pasillo sin salida, cuando íbamos a discutir Jaden señaló arriba, era una compuerta.

—Hemos llegado —tomó la manija—. Orizaba.

LOS CAZADORES II: "LA PROFECÍA AZTECA" ~Fanfic de Percy Jackson~ (1er Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora