Alessia, como vivir la vida.

Capitulo 7: Encuentros.

*Relata Alessia*

Me vestí con una camisa a rayas azules y blancas, un pantalón angosto bordo y unas vans negras. Linda combinación Al. Llevaba el pelo recogido aunque seguía siendo un desastre.

Sonó mi móvil.

- Llamada telefónica -

-¡Estoy esperándote Al! -gritó por el otro lado. -Creo que me volveré anciana aquí.

-¡Ya salgo gritona!

-Tú no te quedas atrás.

-Fin de la llamada-

Salí por la puerta principal de mi casa, cerré la puerta con una de las mil llaves que tenía y crucé la calle dirigiéndome hacia el auto dónde mi amiga estaba.

-Eres impaciente, si no fueras mi amiga no saldrías viva.

-Es por eso que me amas demasiado -respondió -¿Vamos a la editora o a la librería?

Antes de que pudiera responder sonó por segunda vez mi teléfono y contesté.

-Llamada telefónica-

-¿Hola?

-¿Señorita Brown? -le afirmé. -Debo comunicarle que la entrevista por su nuevo libro ha sido cancelada hasta nuevo aviso, lo siento pero han aparecido nuevos candidatos para el puesto.

-¿Cómo?

-Nos quedaremos con el currículo y la presentación que armo para nosotros por si sucede algo.

-Pero ya habíamos arreglado todo -tartamudee. -es... me tomó por sorpresa.

-Lo siento mucho -su voz aparentaba arrepentimiento, pero no. -cualquier cosa nos comunicaremos.

-De acuerdo.

Maldición.

-Fin de la llamada-

-¿Era la editora no es cierto? -resopló Liz encendiendo el motor. -¿Cancelaron otra vez?

A veces trato de no mostrarme débil frente a las personas y la mayoría de las veces lo logro. Duele, quizás no tanto porque eso no marca mi carrera como escritora pero estaba realmente ilusionada con ese libro.

-Así es -me tiré al respaldo del asiento. -Creo que me doy por vencida.

-No digas eso tonta, eres una fantástica escritora y los que no se dan cuenta son unos reales idiotas -me miro. -Vámonos para la librería.

Elizabeth era más que mi mejor amiga, éramos realmente unidas. Compartimos diferentes cosas juntas desde hace ya unos tres años, gracias a ella pude abrir mi librería y darme cuenta de lo que quería ser en verdad. Aún le debo dinero, siempre le digo que cuando saque mi primer libro le devolveré todo, pero se me es imposible.

Me sentí apenada por lo de recién, no quería que ella me viera así, no soportaba que los demás pensaran que soy una estúpida chica sin suerte o sin lo necesario para hacer un libro. Puede que sea verdad pero la vida está para marcar la diferencia y correr riesgos.

-Sabes, mejor me iré caminando Liz

-Al deja que te lleve.

-No enserio, tengo ganas de caminar, el día está muy lindo -le saqué una vaga sonrisa.

-Bien, nos vemos allí.

Estuve caminando más despacio de lo normal, en el barrio casi todos me conocían y eso me hacía bien. Cada persona que conozcas cambia un poco tu vida, no importa cómo o cuando, sólo lo hacen y ya.

Mis ojos miraban al suelo, mis manos dentro de mi saco y los pensamientos en el aire. Sin notarlo mi mente se paralizó, vi todo borroso y alguien me chocó...

-¿Tú otra vez?

*Relata Ansel*

La vi, era ella. Llevaba puesto un lindo saco negro y su pelo estaba recogido desastrosamente, pero lucía bien.

-¿Acaso me persigues? -le dije.

-¿Quién yo? -rio-

-Apareces en todos lados Alessia.

-No te has olvidado de mí. -me dijo con una mueca.

-¿Por qué hacerlo? Eres la chica de mis pesadillas. .

-No lo sé -me dijo- Soy de esas personas imposibles de recordar pero difícil de olvidar.

Sus ojos eran realmente grandes y verdes, pero estaban ocultos en su cabello despeinado. De repente, se me vienen ganas de pintar.

-Pues si me sigues siguiendo no me olvidaré más de ti.

-¿Por qué querría perseguirte? ¿Para ver cómo es tu aburrida vida? -me respondió.

-Creo que le dices a todos que su vida es aburrida porque no quieres aceptar que la tuya también lo es. -la interrumpí.

Ella iba a defenderse, lo noté en sus ojos. Pero luego algo se apagó y su mirada fue directa al suelo. Iba a decirle que lo sentía pero habló.

-Puede ser -me dijo y me miró- por eso trato de que los demás la disfruten y no sean un desastre como yo.

Alessia me dedicó otra sonrisa y siguió caminando.

Ella si es rara, no creó en el destino ni tampoco en los buenos momentos pero se puede decir que este fue uno... O eso ¿creo? No, lo dudó  mucho.

Llegué a mi casa algo agotado y con la camisa toda transpirada. Me quedé pensando en todas las veces que me crucé a Alessia tenía miedo de quedar como un acosador pero si quiera la conozco. Me acordé de su rostro, me gustaban sus pecas y sus ojos, pero yo sólo amaba a una sola chica.

-¿Mamá? -llamé a mi madre pero nadie contestó. -¿Estás en casa?

-Ansel cariño estoy aquí en el patio, sal por favor.

Antes de ir me quité la camisa y me puse una remera roja con un tipo de logo azul. Le robé a mi mamá un pedazo de pastel que había dejado en la mesa y fui hacia ella a saludarla.

Mi madre estaba por teléfono. -Es para ti. -lo tomé.

-¿Hola?

-Ansel, soy yo A...

¿A? ¿Quien será A? No señores esto no es pll, y en el siguiente capítulo van a saber quien es.

Abrl-