Capitulo 13: ¿Otra cita?

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Habían pasado ya dos semanas desde que Angélica llegó a California y me visito. Me disculpé con Alessia y la invité otra vez a salir. Esta vez si era una cita. Ibamos a ir a Billy’s después del almuerzo, para que no desconfíe de mí la pasaría a buscar. Se preguntarán que sucedió por mi cabeza luego de ver a Angélica, fue raro, ya era parte de mi pasado y quiera o no lo debía aceptar, aún mi corazón la sentía, lejos pero aún así.

 -¿Para qué estas tan arreglado? –preguntó mi madre.

-Tengo un cita. –me acomodé la camisa.

-¿Cita? ¿Tú y Angélica…?

-No –suspiré. –alguien más.

Sonrió, se notaba felíz por mi y eso me alegraba aún más. Sabía que mostrarle a mi madre que estaba bien iba a ser lo mejor pero dentro de toda esa felicidad mi alma se destrozaba de a poco pensando en el simple rostro de la mujer que vivió en mi toda la vida. La realidad cayó a mis narices y debía pasar a buscar a Alessia… no tenía un auto lujoso pero ir a pie sonaba bien.

Por un momento mi mente paralizó. ¿Pensará que estoy interesado en ella? ¿Acaso lo estoy? ¿Por qué le he pedido otra cita? Parecía buena chica pero vamos Ansel, Angélica sigue siendo el amor de tu vida y no podrás llenar ese vacío tan rápido. Seguí caminando.

Llegué al fin. La casa era muy ordenada por fuera, dos ventanales pequeños de a lado y una puerta de madera muy bonita. En general la casa era de un color crema pero bastante pintoresco, llamé al timbre. Sólo habrán pasado unos dos minutos hasta que salga Alessia, llevaba unos lindos vaqueros negros y una remera del mismo color con un tipo de logo de una banda conocida.

-¡Hola! –me dijo con una enorme sonrisa, atontado de verla.

-¿Nos vamos?

-Claro. –cierra la puerta con llave y me sonríe, es una máquina de sonreír.

En el camino ella se puso un buzo largo de lana color azul Francia, etubimos hablando sobre muchas cosas en general pero principalmente sobre mi trabajo, gran tema.

-Nada especial, ya sabes, estoy en días de prueba.

-¿Días de prueba? –me preguntó sin mirarme.

-Sí, es cuando necesitan observar tu desempeño en el trabajo y depende como te vaya te aprueban o no.

Puso sus ojos un blanco, bufó y me miró. –sé lo que es, sólo no entiendo para que sirve, juegan con el tiempo de los demás.

-¿Qué? Bueno… cada tiene su punto de vista. –sabía que estaba equivocada pero no servía decírselo. En un momento se me vino la imagen de Alessia con su cartel en el medio del experimento que había organizado la empresa la otra vez. –Oye… nunca te he preguntado ¿Por qué has hecho esa aparición tuya en Grondlis hace unas semanas?

Bajó la vista, su nariz era delgada y prolija, y sus pestañas parecían más largas de perfil. -¿Por qué no hacerlo?

-No lo sé, muchas personas que suelen hacer eso van a la cárcel.

-¿Quién dijo que nunca estuve presa?

¿Qué? Creí que era broma, y es lo que debe ser. –No mientas.

-No podría jugar con algo así –me miró seria.

-Oh Alessia ¿Qué has hecho? -quizás exagere con el comentario pero no le creía, si ella quería jugar ¿por qué no entrar en su juego?

-Cosas –hubo un silencio profundo de parte de ella, yo aún tenía la duda de seguir hablando con ella o correr hacia la nada misma y desaparecer. –malas.

Alessia, como vivir la vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora