__Alejandro mi amigo. ¿Qué tal has estado?.
Su jefe y ex compañero de salidas le sonrió mientras entraba a su oficina. Alejandro sonrió falsamente, señalando la silla para que Edwards se sentara.
__¿Y eso que estás visitando a los lacayos?__ no era del todo una broma. De ese modo se sentía Alejandro frente a él
Edwards río.
__Solo quería ver qué tal estabas y darte una lementable noticia. Pero antes, quiero que sepas algo muy importante. Esta desición tomada me dolerá muchísimo, pero así deben ser las cosas querido__ empezó, Alejandro lo miraba expectante __Estas despedido. Por favor, no pienses que es porque haces mal tu trabajo; no es así ¿ok? Es mi hija cariño. Tu hija hace tres días se besó con otra chica y partió el corazón de mi pequeña, se lo que dirás ¿por esa estupidez estoy despedido? Lo sé créeme, hasta mi me parece ridículo considerando el excelente empleado que eres. Pero, es mi hija de quién hablamos Alejandro; sé que tú cómo padre entenderás.
Su respiración se volvió errática con cada palabra que soltó. Una dolía más que la otra, cada risita nerviosa que soltaba su jefe le ponía los pelos de punta. Sus nudillos estaban blancos, del cuello y su frente salían venas. Su cuerpo temblaba de ira, estaba molesto y quería matar a alguien.
Edwards veía todos los cambios y tragó pesadamente. Le había dicho a su hija que era una total locura despedir a un hombre solo porque su hija no quiso seguir de novia con ella, pero accedió al ver el vídeo que ella grabó para él. Lo había seguido hasta un hotel y lo pilló en pleno acto con uno de sus amantes, por qué si, su padre era gay.
Y Edwards no permitiría que su secreto mejor guardado saliera a luz.
__Esto es...todo esto es imposible Edwards, podemos hablarlo ¿quieres que hable con mi hija? Ella podría entender la magnitud del problema y acceder a volver con Alexia. Solo dame tiempo por favor, éste trabajo es lo único que tengo para mantener a mi familia.
Su ex jefe bajó la mirada avergonzado por estar haciendo esto. No podía creer hasta donde había sido capaz de llegar su hija por un absurdo capricho, sacó su chequera y anotó rápidamente una cantidad casi exuberante de dinero. Al menos con esto no se sentiría tan miserable.
__Es tu remuneración. Esto es lo que vales para mí Alejandro, eres un gran empleado y ésta empresa te extrañará. Tranquilo ¿bien? Pienso recomendar tu trabajo para que no te sea tan difícil conseguir otro, te irá bien cariño, estoy seguro de ello__ luego de acariciar suavemente su mejilla y entregarle el cheque, Edwards salió de la oficina sin siquiera decir adiós
Se sentía mal, por supuesto que sí. Pero era la cabeza de un extraño o la suya, y por nada del mundo dejaría caer la suya propia.
Tres días, en tres días Alejandro lo había perdido todo. Guardó todas sus cosas en cajas, miró el reloj y suspiró largamente tratando de calmarse. Al salir de la empresa había ido directo a una licorería, tres botellas por el número de días en los cuales su propia hija le arrebató absolutamente todo.
<Tu hija hace tres días se besó con otra chica y partió el corazón de mi pequeña.>
Abrió la botella y bebió un trago largo al llegar a su auto. Aquellas palabras le habían dejado un sabor amargo en la boca.
<Estas despedido.>
Un trago tras otro, recordando la sonrisita nerviosa de aquel hombre. Su ira volvía poco a poco, vio rojo cuando recordó la noche donde Camila tuvo la valentía de decirle que quizá, Alexia y ella no eran compatibles.
Le importó una mierda su trabajo cuando dijo aquello.
Apretó los puños fuertemente al recordar que por culpa de Dylan esas dos no habían podido compartir como se debía. Otro trago más largo provocó que su ira creciera recordando lo miserable que siempre ha sido, lo miserable que empezó a ser cuando cometió el error de embarazar a Sinuhe.
Él le había dicho que abortara, ninguno de los dos estaba listo para eso. Pero Sinuhe no lo escuchó, ella tuvo al bebé y luego el padre de Alejandro se enteró de ello, corrió a su propio hijo de su enorme casa y él tuvo que hacerse cargo de su hijo. El bastardo que le quitó todo.
Por qué si, Alejandro era un joven de dinero. Lo tenía todo y no supo apreciarlo, conoció a Sinuhe en un club nocturno. Ella era la camarera, quedó flechado desde el momento en que la vió, ambos tuvieron una relación hermosa y aceptada por su magnate padre.
<Considerando el excelente empleado que eres.>
Gruñó fuertemente, se acercó nuevamente la botella a sus labios y acabó con ella. Abrió la otra y recordó, recordó las palabras de su padre al enterarse que sería padre sin antes haberse casado.
<No tendré un maldito nieto bastardo. Pensé que te habías encargado de que esa cosa no viniera al mundo, pero ahora sé que ese mocoso nació y debes responder por él, eres el hombre y es tu trabajo. Pero será mejor que te vayas olvidando de mi dinero Alejandro, olvídate que soy tu padre.>
Lo tuvo todo, lo tuvo malditamente todo y por Dylan. Por él lo perdió, él tenía la culpa.
Encendió su vehículo y bebió un poco más para después emprender su camino a casa. Tenía que golpear a ese bastardo, por su culpa él estaba sin nada.
Desde que nació, no había hecho más que traerle desgracias. Pero se encargaría de hacerlo pagar, ésta noche lo haría pagar como siempre debió haberlo hecho. ¿Su hijo era gay no? Pues él lo trataría como uno, Alejandro le daría una valiosa lección.
Alejandro había leído sin querer un mensaje en el celular del joven, él se los había quitado como parte del castigo. Otro chico le había escrito diciéndole que extrañaba estar dentro de él, aquello lo había endurecido por supuesto, pero lo había dejado pasar.
Pero ya no más, le daría una lección.
Lección que jamás olvidaría por más que quisiera.

ESTÁS LEYENDO
Ser tú - Camren
RandomCamila y Dylan Cabello son hermanos. Camila y Dylan son muy diferentes. Dylan gusta del fútbol, Camila adora los video juegos. Dylan es muy popular, Camila prefiere la soledad. Camila odia el colegio, Dylan lo ama. Camila tiene notas a un nivel p...