Capítulo 4

6 0 0
                                    

JULIETA...

Yo no soy alguien a quien le guste beber alcohol, pero con todo lo que ha pasado, ahora mismo no me parece una mala idea.

Hace cuatro meses que Alejandro se enteró que teníamos una hija, no se lo tomó tan bien. Por un lado le entendí, hasta me sentí culpable por todo, pero en cierto punto se pasó de la raya. Pocos días después vino a acusarme porque Andrea se había ido dejándolo, dijo que se fue y que yo tenía la culpa. No quería saber de mí, ni de la niña que "supuestamente" era de él.

Después que vi a Alejandro irse; asegurarme que Alex, mi hija, este bien y se quede dormida; y haber soñado con el regreso de Alejandro por cuatro meses; creo que ya me encuentro en un estado como para dejarme llevar.

Así que me he pasado por un bar, necesito olvidarme de todo. Me escapé prácticamente de casa, no le avisé a nadie que saldría.

Ahora, no importa como, pero te voy a sacar de mi mente al menos por hoy Alejandro.

《- Tenés que olvidarte de Alejandro.》- pensé para mi misma, cuando me decidía a llevar el primer vaso de wisky a la boca. Lo sé, es demasiado, pero ahora mismo no me importa.

Llevo ya dos horas bebiendo, en todo este tiempo han pasado muchos hombres por mi lado, ofreciendo algo de tomar; lo cual es una boludés considerando que ya estoy bebiendo algo.

Como sea, de cualquier forma todos se alejan cuando hablamos más de dos minutos. Llegamos a la parte donde me preguntan a lo que me dedico, a lo que yo respondo que a cuidar a mi hija.

Si querés que nadie chamuye con vos, solo deciles que tenés una hija esperando en casa, nunca falla.

De pronto apareció un hombre mucho mayor que el resto, tampoco tan mayor, pero asumo que debe tener unos treinta y algo. Es guapo en cierta forma, pero lleva un anillo de matrimonio en su dedo, así que asumiré que solo esta aquí porque quiere un trago y ya.

- ¿Alguien te ha dejado? - pregunta el hombre, mirando su copa; yo sin saber si responder volteo a mirarle y él hace lo mismo - Cuando una chica tan linda bebe tanto, casi siempre es por lo mismo - dijo regalándome una sexy sonrisa.

- Noo... - sonreí por lo ebria que estaba - E-es po-por-que no me dejaron, ¿e-entendés? - seguí diciendo. Él hombre rio al igual que yo.

- Eso si esta mucho peor - comentó el hombre mientras se acercaba a mi oído - ¿Quieres olvidar este momento triste? - preguntó con una voz muy profunda y ¿sexy?, que me estremeció todo el cuerpo.

- ¿Q-Qué?, no gra-gracias, estoy bi-bien - respondí incomoda.

En seguida deje el dinero de la cuenta en la barra, para poder largarme del lugar. Ya me sentía demasiado incomoda, aparte de indefensa. Por esta razón es que no suelo tomar, te volvés un blanco fácil para cualquiera, incluyendo depravados y/o violadores.

Bajo de la silla donde estaba, intento caminar, pero estoy tan ebria que me voy hacia un lado y choco contra la barra. Él hombre se levanta rápidamente diciendo un "- ¿Estás bien?"; y me sujeta de los hombros.

- Será mejor que te lleve a casa, así no puedes irte sola - dice el hombre ayudándome a caminar.

- Gra-gracias, pero iré en taxi - respondí más claro que antes, creo que la incomodidad me ha hecho olvidar un poco la borrachera.

- Vamos, estas muy borracha, te puede pasar algo - insistió el hombre, pero esta ves lo estaba haciendo ya empleando fuerza.

Comencé a asustarme, por lo que empecé a desesperarme, y tratar de soltarme de su agarre.

EncontrarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora