Capítulo 9

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ALEJANDRO...

Bueno, ¿Qué puedo decir?, es que todo va super bien. Nunca había tenido mejores momentos, como los que paso ahora con Alex.

Han pasado casi 9 meses, desde que comenzamos a pasar una semana cada uno, Julieta y yo con Alex.

Todo ha cambiado mucho, y al decir todo, me refiero a todo. Alex y yo, estábamos más unidos que nunca. Mis padres y yo, también empezamos a ser la familia unida que debimos ser siempre. Me llevo de maravilla con Verónica y Daniel; aunque con Julieta, con ella si hemos tomado caminos distintos.

Julieta ha comenzado a salir con el tal James, el tipo que nos presentó en la playa esa ves. Según fueron avanzando, me enteré que se conocieron en Argentina, hace mucho tiempo cuando se toparon en un evento, o algo como una feria de libros. Ahora se han reencontraron una ves más, al parecer siempre se han llevado muy bien, e incluso empezaron a trabajar juntos en una compañía editorial; a ella siempre le a gustado leer, así que su trabajo es leer y buscar cosas nuevas y buenas, para luego mandarlas con James, que es el encargado de publicar los nuevos libros. Además, Julieta quiso darse la oportunidad de intentar algo con él.

Yo no puedo opinar nada sobre ese asunto, creo que ella tiene la libertad y el derecho a rehacer su vida. Alex tampoco a mostrado que le afecte de manera negativa, el que su mamá este saliendo con alguien. Yo solo tengo que aceptar la idea, aunque ni yo mismo este convencido de ello.

Lo que sigue, es que he conocido mucho a Alex. He memorizado cada detalle de ella; su cabello negro como el mío, los ojos color miel verdosos como los de su madre, su carácter que es una combinación entre el de su madre y el mío. Su comida favorita que la misma que la mía, unos ricos rabioles. Descubrimos su deporte favorito, el karate. Hemos tenido muchas charlas de estudio, o debates si lo quieren llamar así. Visitamos muchos lugares, de los cuales elegimos nuestro favorito en un día de caminata; es una cabaña que compre en un bosque donde hay un río con una gran catarata donde nos encanta nadar. Alex y yo nos hemos acercado tanto, que hoy en día, si me puede llamar papá con toda razón.

Bien pues, mañana será un largo último día de semana. Quedamos en que iríamos al zoológico y luego a los juegos mecánicos; Alex, Julieta, James y yo. Si lo sé, puede ser algo extraño el que salgamos todos incluyendo al saliente. Pero bueno, tenemos que empezar a convivir, de lo contrario no podremos vivir cómodos nunca.

- ¡Buenos días papi!, ¡ya levantante! - grita Alex saltando en mi cama y despertándome.

- No... por qué - digo negándome a despertarme por completo. Me volteo y me acomodo.

- ¡Porque hoy tenemos que ir al zoo con mami!, ¿Recuerdas? - dice Alex moviéndome.

Desperté al instante cuando recordé todo. Hey, no vayan a pensar que me dormí ebrio ayer, porque no. Digamos que me dormí profundamente y no podía pensar, ni recordar nada; solo es eso, pasa en ocasiones, al menos a mi me pasa.

- Es cierto niña - digo volteándome hacia ella - Pero no estoy tan entusiasmado - cierro los ojos fingiendo quedarme dormido.

- Oye... papá... - dice Alex moviéndome de nuevo.

Al ver que no reaccionaba, ella decidió coger un silbato y pitar con fuerza en mi oído. Yo reaccioné levantándome de fuerza, sujetándola del brazo, poniéndola en la cama y comenzando a hacerle cosquillas. Ella reía al igual que yo, mientras me pedía que pare. A los cuantos segundos paré, vi el reloj y eran las 7:40 A.M., le dije que vaya a alistarse mientras que yo hacía lo propio.

Son las 8:10 A.M., a los 30 minutos terminé de alistarme, así que fuí a verla. Toqué a su puerta y ella salió también lista. Bajamos a tomar desayuno muy rápido, ya que teníamos que pasar por Julieta a las 8:30, y por James luego. Tenemos que darnos prisa, por James la verdad que no me importa dejarlo esperando, pero a Julieta le gusta la puntualidad.

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