Capítulo 10

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EN ALGÚN MOMENTO...

ALEJANDRO...

Quisiera explicar lo que me llevó a tomar esta decisión. Todo iba tan bien, incluso pensé que la felicidad iba a llegar a nuestras vidas. Creí que la explicación estaba clara y no había duda alguna, debí asegurarme de ello.

Hoy se supone que es el gran día, ¿Por qué no lo siento así?.

Hoy, me casaré con Andrea. Decidimos darnos una oportunidad, intentar vivir la vida juntos. De alguna manera, logramos vivir como antes de que todo pasara, fueron meses en los que ella estuvo para mi en todo momento.

Pero con lo que no contamos, es con que podía pasar algo que me haría recordar, que yo siempre viví con los ojos vendados; y ahora, probablemente este a punto de cometer un error más en mi vida.

Estoy parado en el altar, esperando por Andrea. Lo que haré, será hacerla feliz a ella, no importando lo que el destino me diga. Ya he esperado por la felicidad mucho tiempo, creo que ya es hora de encontrarla.

Veo fijamente a la puerta, un poco ansioso de que ella entre por esa puerta. No me refiero tanto a Andrea, sino a Julieta, sé que es mucho pedir, pero quisiera que esté aquí.

Al fin, alguien entro por esa bendita puerta, pero no era ninguna de ellas. Era una de las amigas de Andrea, esta entra y corre hacia mi. Ella se ve muy preocupada, al llegar a mi, se acerca a mi oído.

- Andrea quiere que vayas a verla, es urgente, esta afuera - me susurra.

Al oír eso, me preocupé. Así que salí de la iglesia muy rápido. Vi la limosina aparcada, fuí rápido hacia ella y entre. Andrea estaba allí, aunque no estaba con el vestido de novia, esto es muy raro.

- Andrea, dime que pasa - le digo preocupado.

- La boda no será aquí - me responde con una sonrisa.

- ¿Cómo?, ¿A qué te refieres? - le pregunto más preocupado y confundido.

- ¡Sorpresa!. La boda será en otro lugar, confía en mi - dice acariciando mi rostro. Me tranquilizo un poco.

- ¿Es una broma, verdad?; ¿Y los que están en la iglesia?- pregunto sonriendo.

- Te preocupas por nada. Ellos no son los que se casarán - responde segura. Yo suspiro y asiento.

La limosina comienza a moverse, mientras que yo, no podía creer que ella fue capaz de hacer algo como esto. Pero bueno, ya esta, solo tendré que seguir la corriente.

...

CUATRO MESES ANTES...

Decidí hablar con Andrea, solo porque me puso mal verla llorar. La escucharé, dejaremos todo claro y será todo.

Ya la llamé, le dije que nos veríamos en mi casa, porque no tengo ganas de salir hoy.

Toc, toc, toc... tocan la puerta de mi habitación. Yo estoy revisando los movimientos económicos de la editorial, me Julieta me pidió que lo hiciera, porque al parecer tiene algunas sospechas de que hay cosas que no están yendo bien.

- Adelante - digo al escuchar la puerta. Abren la puerta, es Lydia.

- Joven Alejandro, la señorita Andrea vino a verlo - dice Lydia.

- Ajá - digo terminando lo que hacía - Dile que suba por favor, si Lydia - ella asiente y va.

Vaya, hay cosas que no cuadran. Mucho dinero en total es el que falta, ha desaparecido, así nada más; tendré que averiguar sobre esto después.

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