Capítulo 12

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La casa esta en silencio, he tocado el timbre pero nadie contesta. No pienso rendirme, seguiré tocando hasta que alguien abra la bendita puerta, porque yo tengo que hablar con mi hija, no me importa si tengo que entrar a la fuerza.

Me tocó esperar dos horas insistiendo, tocando de momento en momento sin perder la esperanza a que me abran. Después de 5 minutos más tocando la puerta, escucho que alguien se acerca y abre la puerta.

Al abrirse el portal, puedo notar esos finos ojos color miel verdosos de Julieta. Hubo algo que me preocupó en ese momento, era el enojo que pude notar en esos ojos.

- Julieta, déjame ver a Alex por favor - le pedí.

- No lo merecés, no estuviste en su primer cumpleaños en el que se supone debiste estar. Ella está muy triste - dice Julieta muy calmada, ocultando su enojo.

- Si, esta bien, yo lo sé. Sé que he hecho mal y no sabes cuanto me jode el no haber estado aquí. Pero te lo pido por favor, déjame arreglar las cosas - le dije casi suplicando.

- Yo no puedo impedirte que la veas, es tu hija - dice, cuando logra ver a Andrea detrás de mi.

- Déjame verla entonces, quiero explicarle lo que pasó - le dijo rápidamente.

- Pero ella no quiere verte a vos - dice ella, volviendo su vista hacia mi.

- No me hagas esto - digo como súplica.

- Adiós Alejandro - dice y cierra la puerta.

No sabía que pensar, sentir y hacer en ese momento. Tenía en la mente que falté al cumpleaños de mi hija, sabiendo lo importante que era esto para ella, le fallé. Pero mi mente tampoco puede culpar a Andrea de todo esto; es cierto que por ella olvidé a Alex, pero no la puedo culpar de mis decisiones tampoco.

Si hay algo que aprendí en la vida, es que cada uno es responsable de sus decisiones. Así como decidí ir por Andrea, de igual manera, significa que fue mía la decisión de olvidarme del cumpleaños de hija. No debo perder el rumbo de las cosas, solo debo asumir la responsabilidad de mis decisiones y ya.

Andrea viene a mi, preguntando que había pasado. Yo le cuento que mi hija no me quiso ver por haber faltado a su cumpleaños, ella entiende eso y comienza a sentirse culpable.

- Lo arruiné, ¿verdad? - me dice Andrea con tristeza.

Ella intenta alejarse de mi. La tomo de los hombros y la hago mirarme a los ojos.

- No, lo arruiné yo - le respondo, y ella me mira confundida - Yo no puedo decir que es tu culpa porque no lo es. Ciertamente me perdí esto por ti, pero ciertamente también, no es tu culpa. La decisión de ir por ti fue mía, tú no me obligaste - expliqué con una sonrisa sarcástica.

- No hagas eso, no intentes negar que yo tuve la culpa porque... - dice ella, pero la interrumpo.

- Andrea escúchame, si hay algo que he aprendido en este tiempo que no nos hemos visto, es a decir las cosas como son - digo y pauso un segundo - No tienes la culpa de nada. Yo pude llamar a Julieta antes para avisarle que no iba a llegar, pero y sin embargo, no lo hice, ¿Entiendes ahora? - espero que comprenda que ella no tiene culpa alguna en este asunto.

Llevé a Andrea a su casa, esa casa donde no pensé llegar nunca más. Andrea estaba tranquila, creo que terminó por entender que nada de lo que pasó, fue su culpa.

A pesar que estoy tranquilo, mi cuerpo me dice que corra de nuevo donde mi hija, toque hasta que me abran la puerta y entrar a la fuerza. Casi no puedo soportar la idea de que he fallado, tenía en la mente ser un buen padre, pero así no lo estoy logrando.

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