Capítulo 2: Papelitos de la suerte

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Templo de Buda Naniwa

Todos estaban reunidos en el templo, mientras las chicas leían su fortuna, Conan, Heiji y bueno... Haibara, rezaban a su lado.

—¡Qué buena suerte! —dijo Ran emocionada leyendo su fortuna.

—¡Déjame ver! —habló curiosa Sonoko.

—"Después de tanto esperar, volverás a ver a la persona que amas". —leyó Ran.

—Seguro debe ser Shinichi. —aseguró Sonoko, sin saber que lo que decía, ya no podría ser cierto nunca más.

—¡Qué genial!, ¡Asegúrate de presentármelo está vez! —dijo Kazuha amable.

—¡Uh! —dijo Heiji, acercándose a los niños para que las chicas no escucharan. —¿Cuándo le dirás? —preguntó acerca de lo que ambos chicos ya sabían hace bastante tiempo.

—Quisiera hacerlo cuando recupere mi cuerpo, ya sabes, para poder hablarle y decirle la verdad frente a frente, y no por un aparato tecnológico. —murmuró suavemente solo para que Heiji y Ai escucharan, sabiendo que lo que tenía que decirle rompería el corazón de su amiga de la infancia.

—¿Aunque eso demore mucho? —preguntó Ai, sabiendo que contra más se demore, más se ilusionaría la chica y más fuerte sería su desilusión cuando todo se termine.

—Claro, quiero ser sincero con ella, así como lo fui contigo —ella sin evitarlo se sonroja un poco, por lo que Conan sonríe, al saber que él es el único que puede provocar esa reacción en ella, por lo cual prefirió llevarlo aún más al extremo y le tomó la mano, entrelazando así sus dedos, ahora la cara de Ai no estaba un poco sonrojada... parecía un tomate.

Vaya, es tan tierna... —pensó Conan disfrutando totalmente de lo que había provocado, luciendo completamente enamorado de la chica.

—Ya veo... —dice Ai aún más suave de lo que hablaban antes, un poco nerviosa por estar rodeada de tanta gente.

—¡Oigan, que sigo aquí par de tortolitos! —habló juguetonamente Heiji.

—¡Dices eso una vez más, y mañana despertarás calvo! —dijo mandándole una mirada asesina al chico de piel oscura.

Bueno... quizás no tanto... —piensa el pequeño detective notando como su novia hablaba muy en serio.

Inconscientemente Hattori se tocó asustado el cabello, cuando ella se enojaba de esa manera, podía llegar a ser muy, pero muy aterradora.

—No creo que quieras desobedecerla —dijo Conan burlándose de Hattori con una sonrisa de lado, él sabía por experiencia propia que cuando ella amenaza de esa manera es mejor no contradecirla.

—Bueno... —dice Hattori aclarando sus pensamientos, tratando de dejar de lado el susto —Ahora el problema es saber qué hacer hasta las 3 de la mañana, ¿por qué no vamos a comer algo?, ¿Eh? —se detiene al ver a Conan pensando totalmente concentrado.

—Será mejor que vayamos a otro lado, con la cara que tiene, seguro que algo quiere... —dice Ai al notar la cara de estar planeando algo del chico de Osaka —¿o no?, ¿Conan? —cuando miró a su novio, al no recibir respuesta, entendió porque el primero tenía esa expresión... querían hacer sus deducciones.

—Kazuha. ¿Por qué no das un paseo junto con ellas? —dice Heiji ignorando lo que decía la chica.

—¿Y tú, Heiji? —preguntó Kazuha.

—Yo me encargo de guiar a los niños.

—¡Ve con ellas! —susurró Conan a la chica a su lado, para que los demás no lo oyeran.

El último mago del sigloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora