Capítulo 6: Las escondidas

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Sonoko agarró a Conan y Ai, y los sacó de la habitación rápidamente.

—Así que... ¿ustedes dos están saliendo? —comenzó Sonoko tanteando el terreno.

De inmediato Conan se puso alerta, buscando formas de salir del embrollo del que se habían metido al no haberse quedado en la habitación, hasta encontró una... no muy buena para su novia, después de todo era la solución que siempre le ayudaba a salir de todos sus problemas.

Ai miraba tranquila a Sonoko, pues ella ya se había acostumbrado a sus preguntas indiscretas, luego de haber estado todos los últimos días junto con ella. Así que al observar a Conan supo lo que este quería hacer, lo miró a los ojos diciéndole con la mirada: Hazlo, pero me deberás una grande.

El chico suspiró aliviado entendiendo. —¡Lo siento mucho, amor! ¡Definitivamente te lo recompensaré! —pensó el Conan mirándola con gratitud.

—Esto... —comenzó a decir Conan —¡¡T-Tengo que ir al baño!! —exclamó infantilmente mientras salía corriendo del lugar hacia "el baño". —¿En serio? ¡Esto me saldrá caro!

Mientras tanto Sonoko miraba impactada como el chico había desaparecido de su lado en cosa de segundos, no podía creer que las había dejado solas.

—¿¡El mocoso de lentes acaba de huir!? —preguntó incrédula, mirando a Ai, quien solo tenía una mirada indiferente que incomodó a Sonoko, quien decidió desistir por el momento de enterarse del chisme, al tener miedo de la expresión asesina de Ai.

—B-Bueno, ¿Qué esperas, mocosa de ojos malvados?, ¡andando!, ¡vamos a buscar a la última belleza! —dijo nerviosa.

¡Ja! ¡Siempre cae con esa mirada! —pensaba Ai orgullosa de sí misma, al ser una experta en manipular a Sonoko.

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Resultó que Ran tenía razón sobre quién era la última belleza, la investigadora de la dinastía Romanov, Seiran Hoshi, a lo que Ai frunció el ceño, pero ninguna de las dos mujeres presentes lo logró notar.

—Sí, muchas gracias. —dijo Seiran aceptando la invitación de Sonoko. —Saldré en un momento. Por favor, esperen. —dijo entrando a su habitación a buscar algo.

Ellas se quedaron esperando en la entrada, pero no pudieron evitar ver una foto extraña en su mueble de noche, más bien el marco de esta foto, ya que tenía escrito algo raro.

—¿Grigorii? —preguntó en voz baja Ai.

—¿No será esa la foto de tu novio? —preguntó Sonoko a Seiran, abandonando toda la discreción que Ai trató de tener.

—¿Eh? —preguntó esta sin entender, hasta que notó la mirada de Sonoko sobre la foto. —Sí... —dijo un poco dudosa, bajando la foto para que no la pudieran ver.

—¡Qué bien! Todos tienen novio... incluso... los niños. —dice soñadora mirando a Ai, sin embargo, esta ni se inmuta al escuchar su oración.

Nadie sabía la verdad sobre su relación, a excepción del Profesor Agasa, sus padres y Hattori, y ellos pensaban dejarlo así, ya que no les gustaba que vieran su relación como un amor de niños, eso los frustraba.

—¡Bueno!, de esa manera yo podré quedarme con Kid. —siguió divagando Sonoko.

Si Kid fuera fácil de atrapar, no sería un problema para la policía. —pensó Ai mirando a Sonoko como si fuera una idiota. —Como siga así, terminará de verdad sola.

Terminado esto Seiran salió de su cuarto y ellas volvieron a la habitación donde se encontraban antes, allí estaba Conan junto con Ran y Natsumi. El chico estaba sentado en el sofá moviendo intranquilamente sus pies como un niño que sabe que pronto será regañado, cuando las vio entrar movió enérgicamente su mano llamando a Ai a su lado, esta se acercó a su lado, mientras Conan la miraba nervioso y expectante de que esta dijera algo.

El último mago del sigloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora