Capítulo 12: Las sospechas de Ran

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—¡No! —fue lo único que dijo Ran una vez llegaron a la agencia de detectives Mouri.

—¡Eh! ¿De qué hablas Ran-neechan? —preguntó extrañado Conan —Haibara siempre se queda aquí, ¿por qué te complicas ahora?

—Simplemente NO. Ai-chan, será mejor que te vayas a tu casa. —respondió Ran mirando a Ai de una forma extraña, casi podría decirse que sus ojos destilaban celos.

Ai solo la miró aburrida e inexpresiva, como era la mayoría del tiempo, no estaba preocupada pues eso se resolvería en poco tiempo... según lo que tenían planeado.

—Vamos, Ran. Deja de ser una aguafiestas. —dijo Kogoro quitando la tensión que rodeaba la habitación -Por supuesto que puedes quedarte. —habló amistosamente a Ai, aún asustado por la mirada que le dio en la cueva, no queriendo molestarla.

—¡Pero papá! —gritó molesta Ran.

—¡Ya lo dije, la chica se queda! —aseguró Kogoro, quien por primera vez se comportaba como el adulto del hogar, aunque sabía que luego le llegaría un gran reto por parte de Ran.

Así fue como terminaron en la habitación de Kogoro y Conan, en contra de las protestas de Ran. No era nada extraño para ellos, pues Ai se quedaba casi siempre allí, ya sea para visitar a Conan o para ayudarle a resolver casos, incluso Ran había decidido comprar un pequeño colchón inflable para que no durmieran incómodos en el suelo.

—Buenas noches, mocosos. No se queden despiertos hasta tarde. —se despidió cansado Kogoro, para dormirse de inmediato comenzando a roncar.

—¡Vaya que si se cansó hoy! —susurró Ai divertida, mientras se dirigía hacia la paloma que había rescatado Conan hace dos días —Al parecer ya está mejor. —dijo acariciándola suavemente mientras la llevaba al lado del colchón —Ya está lista para volver con su amo... —susurró para sí misma, tan bajo que Conan no la escuchó.

—¿Eh? ¿Qué dijiste, cariño? —preguntó perplejo, estaba seguro de que dijo algo de amo, pero no entendió el principio de su oración.

—Nada... —respondió ella misteriosamente.

—Bien, como tú quieras, pero ten por seguro que te sacaré la verdad. —habló perspicazmente Conan.

—¡Ja! Quiero verte intentándolo... —dijo juguetona incitándolo, cuando Conan estaba por acercarse a ella algo lo paró... fue Kogoro, quien al darse vuelta en su cama le dio una patada en la cabeza al chico, esa era una de las desventajas de que la pieza fuera tan chica.

—¡Auch! —se quejó desde el suelo —¡Deja de reírte! —gritó susurrando para no despertar a Kogoro, al ver a su novia carcajeándose silenciosamente.

—Eso te pasa por intentar sobrepasarte, ¡el destino te dio tu merecido! —sobreactuó "ofendidamente".

—¡Ah! ¡Qué fastidio! ¡Ponte tu pijama! Iré a despedirme de Ran, así quizás se le pase el enojo que tiene con nosotros, que por cierto no sé de dónde viene... —murmuró distraído el chico.

Que despistado que es a veces... —pensó Ai rodando los ojos, viéndolo salir de la habitación.

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Buscó por todo el departamento a Ran, pero no la encontró ni en la cocina, ni en su habitación.

—Qué raro, ¿seguirá en la Agencia? —susurró para sí mismo, bajando hacia está —El tío se acaba de ir a dormir. Se veía muy cansado. —dijo una vez la encontró ahí, estaba mirando hacia afuera, específicamente la lluvia que caía, parecía triste.

El último mago del sigloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora