Los humanos

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Al despertar...lo único que siento es dolor, como si hubiese caído desde un lugar alto, mi cabeza punza y me es imposible no quejarme de este fastidioso dolor, abri los ojos poco a poco hasta poder aclarar mi mirada, estaba en el lugar donde descansé para ir al mercado.

El ambiente olía diferente, olía a hierro, a sangre fresca, como si una ola de sangre lo hubiera arrasado, un peso extra se nota en mi espalda, no puedo evitar estirar mis alas, apartó ese peso de mi espalda y con dificultad me levanto, estiro mi cuerpo y analizo el entorno.

Tal y como suponía, estaba manchado de rojo, igual que todo mi cuerpo y ropa, pero noto unas presencias a mi alrededor, unos latidos, respiraciones calmadas y suaves, hay 7 personas a mi alrededor, 4 mujeres y 3 hombre...todos humanos.

¿¡Humanos?!

- ...no puede ser...-me dije a mi mismo, ningún humano había logrado rastrear este lugar en siglos enteros, en generaciones, ¿por que aparecían ahora? Por desgracia esa pregunta no tenía respuesta aún.

Hice un hechizo gracias a mi poder, un poder que me fue conseguido por Kurama, un zorro demonio de 9 colas que habita en mi interior, hice crecer unas raíces que cubrieran el entorno, que cubrieran la grita y nuestro olor, nadie podía saber qué había humanos aquí, no ahora o se desataría el caos.

- tengo que salir y lavarme, tengo que conseguir ropa para ellos y darles una ducha rápidas salí de entre las raíces y volé lo más rápido que pude al lago más cercano, obviamente asegurándome de ocultar muy bien y con algunos e hizo a la grieta donde estaban esos humanos.

Fui primero a casa para comer mis productos de baño, ropa interior y cómoda y mi ropa común cómoda para poder cambiarme, tomé un cepillo y los metí a mi mochila de cuero, tomé unos zapatos u volé al lago donde el agua era cristalina, rodeada de naturaleza y cristales que le brindaban pureza, Justo arriba había una cascada que dejaba caer el agua tibia por el sol.

Me lave rápidamente, mientras dejaba mi ropa a un lado, me dispuse a meterme al lago, y tallar mi cuerpo en busca de desaparecer la sangre, había tomado un shampoo de raíces de oliva, un jabón echo de avellanas y me duché rápidamente, para al último usar una loción de baño y quitar todo lo que faltaba...

Ahora, mi reto suicida...lavar mis alas, los cuernos no fueron problema pero mis alas...lo serían, y demasiado. Sin darme cuenta, una presencia camino por detrás de mi y soltó un chillido que hizo resbalarme y casi ahogarme.

-Ahhhh!!

- ¡waaaaa!- grite antes de retomar el equilibrio- Hinata! Me asustaste.

- lo, lo lamento Naruto-kun, pero me asuste al verte llegar cubierto de sangre y ver tus alas manchadas- Hinata de acercó a tomar un se pillo de baño especial para mis alas y tomó el jabón y tallo con delicadeza- no pensé verte así, te vi llegar y pensé que solo sería un baño normal pero mírate, estas tan sucio aquí atrás, tus plumas se mancharon.

Me mantuve en silencio mientras me dejaba hacer, Hinata y yo hemos sido amigos desde que éramos unos cachorros, ella me había enseñado todo lo posible para poder entrar a la academia y aprender, mientras yo le enseñaba a volar, somos como hermanos. Después de años ese lazo sigue intacto.

-¿qué pasó? ¿Por que bienes así de sucio?...- dijo mojando mis alas y por último poniendo una loción para mantener su brillo y para mantener las raíces fuertes, solo me encojo de hombros.

- ah...necesito que llames a Sakura y a Sasuke, hay algo que debo de hablar con ellos, diles que vengan a esa cueva- señaló donde las raíces tapaban, los estaré esperando do, es urgente- salí de agua y seque mi cuerpo con una toalla, me puse crema corporal y me puse un short de tela y una playera de cuello de tortuga sin mangas, unos guantes negros que se sujetaban a mi dedo corazón de ambas manos y llegaban arriba de mis codos.
Unas calcetas largas que llegaban hasta arriba de mis muslos me cubrían del frío, pero dejaban parte de mi pie y tobillos destapados, después tomé mi kimono de color naranja que se Hinata degradando poco a poco con flores rojas, un obi amarillo que se ajustaba a mis caderas y una pequeña soca de color rojo trenzada de manera elegante lo ataba, junto a unas botas de tacón un tanto grande que igual tenían una abertura que jabón mis dedos de los pies descubiertos y los talones.

Los extintos //SASUNARU//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora