Día 28: Apagar las Luces

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Marichat May 2020

Día 28

Apagar las luces

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Marinette pensaba que en cualquier momento colapsaría en la mitad del patio del colegio. Los exámenes habían llegado sin piedad, un tras uno al igual que los Akumas, ni siquiera hablar de sus responsabilidades como Guardiana y como presidenta de clases.

Cada vez sentía que tenía más peso encima.

Y si a eso le sumaba la lucha constante de su enemigo número uno para desenmascararla y apoderarse de los Miraculous, pues... ¿Qué era tener paz? ¿qué era tener como única preocupación no quedarse dormida?

Quería llorar, buscar una forma de liberar todas esas tensiones de su cuerpo, pero ahí estaba, sonriendo y saludando a sus compañeros con su gesto de su mano derecha.

¿Qué hora era?

Nueve de la mañana...

¡Genial! Aún tenía un largo y pesado día por delante...

Con los hombros caídos entró a su salón y se desplomó sobre su escritorio, apegando la frente en el mesón para enfriar sus pensamientos.

—Chica, ¿estás durmiendo bien? —la voz hizo que Marinette elevara su rostro para encontrar a su mejor amiga, que ingresaba al salón junto con Nino.

—Sería feliz si muero en este momento, así podría descansar —dijo con la voz estrangulada y cansada.

—¡No digas esas cosas! —Alya se sentó al lado de ella para picarla con sus dedos por aquella frase.

—¡No, Alya, para! —dijo, tratando de resistir a las cosquillas.

—No puedes decir que quieres morir —la regañó nuevamente. Realmente estaba preocupada por esa chica y sus extrañas frases.

—Era una broma —trató de disculparse, pero su amiga no paraba su ataque.

—¡Pues menos de esas bromas! —dejó de atacarla con sus dedos para abrazarla con fuerza—. Si estás agotada, simplemente pídeme ayuda o al menos un abrazo, ¿sí? —le dijo, acomodándose en el hombro de Marinette, mientras le daba unas palmadas nada tiernas—. Sé que es algo pequeño, pero no hay nada que un abrazo reconfortante pueda arreglar.

—Gracias —susurró Marinette, cerrando sus ojos y dejándose llevar. Al menos por un rato, no iba a pensar en nada que no fuera las clases.

Esa tarde, cuando Marinette volvió a su casa, subió a su habitación y colocando algo de música, entre Jagged Stone y Clara Ruiseñor, bailando y cantando hasta que la garganta se le secó.

—¿Te sientes mejor? —le preguntó Tikki, viendo como la respiración de Marinette se veía afectada después de la sesión de movimientos bruscos y exaltados.

—Sí, lo estoy —tomó una toalla para secarse la transpiración cuando un singular toque proveniente del tragaluz hizo que la chica subiera hacia su cama y saliera al balcón, encontrándose con un Chat Noir que parecía bastante nervioso.

—¿Estás bien?

—¡Marinette! —exclamó el muchacho casi dando un saltó—. Yo, verás... —extendió sus manos hacia ella, dándole un pequeño paquete.

—¿Para mí? —dijo sorprendida, el superhéroe afirmó con la cabeza.

—Aunque para verlo, vas a necesitar apagar las luces...

Marinette se lo quedó viendo mientras quitaba el lazo del paquete y procedía a abrir el papel. La chica se encontró dentro de una caja blanca, un proyector.

—¿Por qué me das esto? —preguntó bastante curiosa y extrañada por el obsequio.

—Llámalo instinto gatuno —le comentó con una risa nerviosa—. Pero, quiero que cuando la enciendas en la noche, recuerdes algo muy importante.

—¿Importante?

—Sí —afirmó con una sonrisa—. Aunque las estrellas solo brillen en la noche, permanecen en el cielo durante el día.

Marinette observó el proyector y luego al héroe gatuno.

—¿Quieres decir que, aunque nosotros solo nos podemos ver de noche, igual me cuidas de día?

—Así es —volvió a afirmar e instantáneamente se arrepintió de sus palabras—. Digo —corrigió ante la ceja alzada de Marinette—, que, en algún punto de París, estoy pensando ¿qué estará haciendo la princesa de este caballero?

Por primera vez, Marinette sonrió genuinamente y no dudo ni un segundo en abrazarlo.

—Gracias —murmuró. Chat se contagió de su sonrisa al verla de ese modo y correspondió el abrazo. Esa mañana cuando entró a clases y la escuchó pedir morir, algo dentro de su corazón se estrujo. ¿Qué pasaría si un día le dicen que su querida amiga ya no estaría en la sala? ¿En su vida?

No quería imaginarlo, pero sabía que no podría soportarlo.

Y aunque solo se tratara de una broma de mal gusto, había algo en su aura que se notaba abatida y silenciosamente pedía ayuda.

Fue por eso que se le ocurrió aquel regalo.

—¡Siempre estoy para cuidarte, Marinette! —afirmó el chico—. Si sientes que hay mucha presión sobre ti, siempre encontraré la forma de venir y ayudarte, así sea solo con un abrazo. ¿Te parece?

—Me parece —afirmó la chica con una sonrisa.

...

Cuando Chat Noir se retiró, Marinette suspiró. No era bueno involucrarse con su compañero de aventuras de esa forma, pero no podía evitarlo. ¡La hacía sentir segura incluso sin la máscara!

Cuando oscureció, procedió a apagar todas las luces de su habitación, encendió la lampara que Chat Noir le regaló y toda su habitación se cubrió de estrellas brillantes.

Ahí, viendo las estrellas danzar por sus paredes y envolverla, se encogió de piernas y se puso a llorar, soltando todo lo que tenía adentro y barriendo todo el exceso de preocupaciones que cargaba consigo.

Si Chat Noir estaba con ella, podría superarlo todo.

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El Rinconcito de la que escribe:

¿Llegaron aquí sin llorar?

Bueno, me dijeron que este capítulo estaba bastante melancólico.

Cuando escribí este capítulo a finales del mes pasado, andaba con una crisis mental. En ese plan de que no sabes que quieres hacer de tu vida, como que sientes que tienes más cosas de las que puedes sostener y quieres mandar todo a una punta bien lejana y hacerte bolita y llorar.

Y luego, no sé que fue, que vi de esos típicos memes de que Marinette es re Mary Sue que su vida no es nada al lado de la de Adrien y bla bla, típicas cosas de gente que no le gusta el bardo, pero prenden el fosforo y fue como... xD Ay quiero llorar y cuando me di cuenta, pues... escribí eso soltando mi estrés, mi rabia y mi frustración xD

Aka, el método de Marinette para librar las cargas es lo que yo suelo hacer, música fuerte, bailar y cantar hasta que el cansancio puede más que cualquier pensamiento autodestructivo.

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Palabras: 898

Día 29: Pijamas

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¡Muchas gracias por leer!

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28 de Mayo 2020

Cuentos de una Princesa y su GatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora