Capítulo 59: Egoístas y Estamos jodidos...

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—¿Ya te has decidido? —le preguntó Pak a Mild. Estaban en el balcón del departamento del Phiravich, y el rubio estaba acostado cómodamente con la cabeza sobre las piernas del otro.

—No tiene caso hacerlo —murmuró abriendo los ojos, se notaba que estaba cansado por esas ojeras tan marcadas.

—No deberías rendirte sin siquiera intentarlo —le ánimo Pak dejando el libro que estaba leyendo a un lado para poder verlo mejor—. No importa por cual te decidas, puedes ganarle al otro —le dijo completamente seguro, el rubio era tan despistado que no sabía cuando atraía a otras personas, y cuando llegaba a darse cuenta siempre era negativo. Pak no sabía si tenía algo que ver con la infancia que había tenido, pero a veces era un poco frustrante hacerlo entender.

—Pero no quiero ganarle a nadie —contestó el rubio castaño sonriendo de manera lastimera—. Puede que tengas razón, que les guste… pero ellos se aman, Pak —le explicó—. Recuerdo como se comportaba Mark cuando recién lo conocí, parecía que cargaba el mundo sobre sus hombros, ¿sabes? Y luego, cuando Mean regresó fue igual, bueno, no. Mean dejo en claro que lo odiaba, pero aun así… —se encogió de hombros frunciendo un poco el ceño cuando Pak le tapó la boca con la mano.

—Deja a Mean fuera de la conversación, estamos hablando de esos dos idiotas —le pidió, no le interesaba saber lo que Mean sentía por ese idiota aunque nunca fue algo carnal.

—Esta bien... —aceptó Mild levantando las manos en señal de paz—. Es un poco patético que te guste una persona sin conocerla, ¿sabes? De tanto escuchar a Mark hablar sobre él… me hice una idea antes de conocerlo, me imaginaba de cierta manera y….

—¿Te decepcionó? —le interrumpio. Mild negó con la cabeza antes de volver a sonreír.

—No, todo lo contrario, no se compara.

—Ya… —dijo Pak sin creerle. Mild le escuchó suspirar profundamente mientras se levantaba para poder sentarse.

—Se que no te agrada...

—Lo odio —le aclaró.

—Bien, que lo odias —se corrigió—, pero a mí no me ha hecho nada, no puedo odiarlo sin una razón, ¿ok? No me odies a mí por eso —Pak giró los ojos antes de atrapar a Mild entre sus brazos.

—No te odio —le dijo sincero—. La única forma en la que yo podría llegar a odiarte seria que le hicieras algo a mis hermanos, y no creo que lo hagas.

—No, no lo haría —respondió Mild negando con la cabeza y correspondiéndo el abrazo.

—Quédate con ambos —le dijo Pak con una sonrisa tranquila en los labios. Ellos no le agradaban, pero podía soportarlos por Mean y Mild.

—¿Eh? —el rubio se separó mirándolo confundido.

—Se egoísta. Los quieres a ambos, ¿no? —asintió lentamente con la cabeza—. No decidas entonces, quédate con lo que tú quieras, Mild, se vale ser egoísta y más cuando hemos vivido un montón de mierda. El mundo tiene que tener equilibrio, busca tu propia felicidad.

El rubio bajo la vista un momento antes de que volviera la sonrisa a sus labios.

—Bien, seamos egoístas. Ellos ya tienen una relación incestuosa, ¿qué más da un trio?

—Exacto.

—¿Qué miras? —dijo Zee antes de quitarle el sobre que acababa de sacar del buzón—

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—¿Qué miras? —dijo Zee antes de quitarle el sobre que acababa de sacar del buzón—. Mierda… —Saint lo miró de reojo viendo su reacción.

—Sígueme —le dijo abriendo la puerta de su apartamento y dejando a Zee pasar—. ¿Qué opinas sobre eso? —le preguntó el rubio dejándose caer en el sofá. Acababan  de terminar los entrenamientos y estaba muy cansado, y ver aquello solo lo puso peor.

—Que estoy acojonado —le respondió Zee antes de arrojar las fotos sobre la mesita de centro—. Son fotos de los querubines, Saint, y no me refiero a esos niños en pañales con pequeñas alas, sino a Minseok y aún montón de rubios que han sido asesinados, ¿por qué mierda recibiste esas fotos?

—¡¿Por qué me lo preguntas?! ¡No lo sé! —le gritó igual o más desesperado que él—. No tengo ni la más puta idea de porque me han enviado esa mierda, joder… —su voz fue perdiendo volumen por lo nervioso que estaba—. No puede ser una coincidencia —dijo serio después se unos segundos.

—¿A qué te refieres? —preguntó Zee dejándose caer a un lado del rubio—. Si sabes que demonios está pasando dímelo, porque no entiendo de que va todo esto. Esas fotos no salieron en los periódicos, Saint, lo sé porque mi tío es periodista y sigue este caso.

—¿Haz visto al detective que habían contratado mis padres para que descubriera quien quemó mi auto? — continúo explicándole cuando le vio asentir con la cabeza—, es el hermano mayor de Mark.

—¿Y eso que tiene que ver con todo esto?

—Que él sigue yendo a la universidad junto con otro policía a pesar de que mis padres ya no le están pagando.

—Y… es el hermano de Mark, acabas de decirlo… puede y vaya a visitarlo —sugirió sin entender lo que Saint quería decir.

—¿Y qué tienen de común Mild y Plan? —le preguntó esperando a que entendiera, para Saint era más que obvio que había una gran posibilidad de que Plan o el otro rubio estuvieran siendo acosados por el asesino, o que el detective pensara en ellos como posibles víctimas.

—Mierda… —dijo Zee poniéndose pálido.

—Será mejor que le llame al detective…—dijo Saint con la intención de levantarse pero Zee lo tomó del brazo deteniéndolo.

—¡No puedes hacer eso! —exclamó.

—Zee...

—¡Piensa, joder! ¿Por qué diablos has recibido esas fotos? Eh, ¿por qué tú de todos los estudiantes las has recibido? —le preguntó mirándolo fijamente—. No es una puta coincidencia, ese cabrón está detrás de Plan y joder, sabe lo que hicimos y por eso te envió esos mensajes —Saint frunció el ceño pues no había relacionado aquello—. Si le dices al detective vamos a tener que decirle todo o va a averiguarlo solo, sabes que los demás no van a cerrar la boca y más porque creen que Plan era una puta, no van a tener miedo de admitir una mierda, van a cavar su propia tumba sin siquiera saberlo.

—Cálmate —le pidió el rubio poniendo las manos sobre sus hombros, haciendo que cerrase la boca y que lo mirara, sus ojos estaban abiertos de par en par y se notaba claramente asustado.

—Estamos jodidos —murmuró Zee, y Saint no tuvo valor para negarle eso.

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