𝘋𝘳𝘢𝘮𝘢 ─ Soobin + Hueningkai ♡

➳ t w o

El patio de deportes,

Donde te conocí por primera vez,

Fue como la escena de una película,

Donde me sentí como el personaje principal.

Hace un año atrás.

Era el primer día de clases de HueningKai en el instituto más importante de artes de toda Corea del Sur, incluso de todo el mundo, SKY. Tardó muchos años, mucha sangre, sudor y lágrimas, pero lo logró.

Aunque estuviese cumpliendo su sueño y el de muchos otros, era muy complicado para él. Tuvo que mudarse de Hawái, su verdadero hogar, a muy temprana edad, hacia Daegu. En ese entonces tenía que terminar de dominar el idioma y lo logró con éxito, al igual que el adaptarse al nuevo entorno; un nuevo hogar, una nueva escuela con regímenes estudiantiles totalmente distintos, nuevas personas, y demás.

Ahora tuvo que mudarse nuevamente, pero esta vez hacia Seúl, para lograr ser un cantante destacado como siempre ha querido ser. El día de la entrevista para entrar a dicho instituto fue duro, al final de este más de una vez pensó que no fue aceptado, pensó que mudarse había sido una perdida de tiempo y dinero, puesto que sus padres habían invertido mucho en eso y él estaba asustado. Paso casi un hasta que llegó una carta de la administración del instituto, diciendo que había sido aceptado; ese día lloró como no tienen idea, sus padres estaban muy orgullosos al igual que sus hermanas mayores.

-Dios mío, estoy hecho un asco.- dijo el extranjero de cabellos oscuros, mientras observaba su rostro algo cansado, con unas leves ojeras.

La noche anterior no había dormido nada, la ansiedad y los nervios nunca lo dejaron descansar. Eso no le duro mucho en cuanto vió la hora en su reloj de color azul marino, el cual se encontraba en la pared en frente de él, estaba algo tarde, y por ende, tomó su toalla de color blanco y salió corriendo hacia el baño. Su baño no duró mucho, se cepilló los dientes y las demás cosas que a ustedes no les debe de interesar. Se vistió rápidamente puesto que ya había colocado la ropa que se pondría en una mesita de noche. No era muy exagerado en realidad, un suéter de color amarillo sin ningún tipo de estampado, y encima una chaqueta grande de color amarillo, muy similar a un tono mostaza, un pantalón, muy parecido a un mono, de color negro y unos deportivos de color negro y blanco. Con el cabello un tanto despeinado y con unos rulos, bajo a desayunar, esperando a que su padre lo acompañase a comer, cosa que no fue así. Sin embargo, le dejó una nota con el desayuno al lado, huevos revueltos esponjosos, algo de pan y tocino, como los desayunos rápidos que hacía su mamá cuando iba tarde a la primaria.

-Hijo, tuve que irme más temprano por una reunión de la cual no tenía idea, y tengo que ser puntual como sabes. Te dejé el desayuno más algo de dinero en la mesa de centro en la sala junto a las llaves.
Te deseo lo mejor en tu primer día de clases, te amo mucho mi bebé Kamal.
-Tu papá. 

Sonrió al ver el cariño que tenía la carta, la dejo a un lado para comer, ya que tenía que apurarse. Comió lo más rápido posible, tomo su mochila, teléfono celular, llaves y el dinero dejado por su padre.

En cuanto cumpliera la mayoría de edad buscaría trabajo para dejar de ser mantenido.
Cerró la puerta y empezó a caminar; si caminaba a una velocidad aceptable y no se distraía con cualquier cosa como lo es un pájaro o el color del cielo, llegaría a tiempo. Gracias a Dios ya se sabía el camino puesto que también le toco ir solo a buscar sus horarios y demás. Lo mejor de todo es que llegó en el momento perfecto, puesto que ya habían quitado la normativa de usar uniforme.

Caminó hasta la escuela por unos 20 minutos, ya había sonado la campana cuando llegó y se maldijo mentalmente por haberse parado a hacerle cariño a un perrito que se acercó a él. La entrada estaba básicamente al frente de una cancha o un patio de deporte, en donde al parecer todos estaban álla formados para lo que parece ser un discurso. Estuvo a punto de correr pero alguien se interpuso en su camino y chocaron a tal punto de que cayó. El extraño con el choco le tendió la mano y él la aceptó, mientras se limpiaba la ropa.