Sentimientos

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Así que "En su piel", un contenido con relatos sobre personas que por alguna extraña razón cambian de cuerpo. Hasta ahora he leído dos de los cinco relatos totales del libro y terminan en lo mismo. Creo que es más que evidente que este libro debe tener algo que ver con nuestro cambio de cuerpos.

Pero, ¿entonces seguirá pasando? Al parecer en estos relatos no fue sólo una vez el cambio, aunque sí hay una diferencia en la cantidad de veces. Que problemático, el único patrón que coincide es el cambio de cuerpo y que estos terminaron cuando se dieron cuenta que "eso" lo causó.

¿A qué se refieren con "eso” ? ¿No pudieron ser más específicos? ¿Quieren que suframos lo que ellos? Es lo más lógico después de todo —¡Maldición!— exclamé olvidando la existencia de mi madre en la casa.

—¿Sebastián estás bien? —Una voz se escuchó detrás de la puerta de mi habitación.
—Sí estoy bien —traté de relajarme.
—¿Me permites pasar?
—Sí, espera un momento —dejé el libro en el estante y me dirigí a la puerta.
—Buenas noches, Sebastián —linda sorpresa.
—Hola, Lilina —¿cómo se me pudo olvidar que ella vendría? Está bien, pero esas historias del libro... Parecían relatos eróticos.
—¿Te pasa algo, Sebastián? —Se acercó a mí. Que olor tan atrayente el de Lilina ¿y así se supone debo estar bien?
—No, no te preocupes.
—Sabes, sé que no parecí muy intrigada por el cambio de cuerpo, pero había otras cosas que me daban vuelta en la cabeza —entró en la habitación y cerró la puerta —. Y todo eso que de alguna manera tranquilizó mi reacción ante el cambio, fuiste tú. Traté de prestar más atención al problema principal, sin embargo, no podía dejar de pensar en ti y eso me irritaba.
—Lilina —ahora que lo menciona, sólo he estado pensando en ella y tampoco me preocupé mucho por el cambio —. No fuiste la única que dejó a un lado el tema del cambio. No hay que preocuparse, después de todo fue por algo bueno.
—Sí, tienes razón...
—Ven Lilina, siéntate —la cogí de la mano y nos dirigimos a la cama—. Me puse a leer el libro, y puede que suene tonto, pero al parecer tiene algo que ver con el cambio de cuerpos. En sí, el libro contiene relatos de antiguos poseedores de él.
—¿Eh? ¿Qué quieres decir? —Me miró con cara de decepción.
—Lilina, sé lo fuera de sitio que esto puede sonar, pero sólo piensa más a detalle la situación. Hemos cambiado justo el mismo día que empecé la lectura del libro.
—Déjame rebobinar, tú y yo hemos cambiado de cuerpos ¿y él causante es este libro que contiene relatos de otras personas que pasaron por lo mismo? —dijo entre dudas.
—Sí, es eso. En los dos que he leído hasta ahora, al parecer terminan los cambios cuando "eso", como lo llaman en el libro, se aclara entre los dos.
—Sebastián, puede que sea una situación complicada, pero ¿no crees que deberías dejar de estar haciendo teorías así de la nada?
—Lilina, puede que tengas razón.
—Creo que es evidente, a parte, ya no ha sucedido.
—Pero, en el libro dice que... —No, ¿otra vez está sensación? ¿por qué ahora?

[...]

—Eh... ¿Qué hora es? —Cogí el celular. — ¿3:00am?
—Lilina, despierta —añadí. Me dirigí al espejo, tal como pensé.
—¿Sebastián? —Dijo entre bostezos.
—¿Ahora cómo deberíamos reaccionar? —Fui hacia ella.
—Sebastián —me abrazó y se soltó a llorar—. ¿Qué pasará ahora? ¿Ya no volveremos a la normalidad? Maldición, tengo miedo...
—Lilina —nunca antes le había visto llorando—. Tranquila, ya hemos vuelto a la normalidad una vez, sólo hay que ver que más tiene el libro sobre esto.
—Sebastián... ¿Es raro qué esté llorando frente a ti? —Levantó la mirada.
—Nunca te he contado sobre mi madre, no suelo dar tanta confianza a las personas. Pero, ahora me estás viendo lloriquear —dijo con la voz rota. Me herida el escucharla llorar.
—Sí, me sorprende lo fuerte que eres y, sin embargo, tú me has visto llorar muchas veces. Yo te tengo esa gran confianza, aunque no sea mutua —sonreí.
—Lo siento, sólo que no me queda en quién confiar tan plenamente, como confiaba en mi madre —trató de contener el llanto.
—Siento lo que haya sucedido con tu madre —¿Qué habrá sucedido para que perdiera su confianza en las personas? Tal vez estoy metiéndome donde no debo, no quiero que recuerde aquello que tanto quiere olvidar. Puede que no tenga idea de que sea, pero debe ser algo grande.
—Sebastián, creo que deberías saberlo ya—me abrazó con fuerza—. Mi madre murió en un accidente de auto. Mi padre estaba borracho esa noche, cuando mi madre le llamó y notó su voz salió lo más rápido que pudo del trabajo... Ella tenía miedo que mi padre me hiciera daño, lamentablemente mi madre...
—Lilina —sin más que poder hacer la abracé con fuerza mientras ella rompía en llantos. Maldita impotencia de no poder hacer nada, sólo abrazarla y verla desmoronarse —, lo siento mucho...

Todo este tiempo tan sonriente ante la vida, ella es increíble, y yo sólo llorando por cualquier cosa. No puedo lograr saber qué es lo que ha visto en mí, no soy más que un bebé llorón.

—Sebastián —me miró—, yo no estoy llorando, ¿verdad? Digo, después de todo es tu cuerpo, no el mío.
—Sí, tienes razón—reí suavemente.
—¿Podemos cambiar de tema? —se secó las lágrimas.
—Claro, ¿qué tal al tema de que estás en mi cuerpo y yo en el tuyo? —Dije sonriente. Tal vez no era el mejor tema, pero tenía que hacer algo.
—Cierto —me miró fijamente—, Sebastián, dime ¿qué haríamos si no pudiésemos volver?
—No te preocupes, volveremos a toda costa.
—Confiaré en ti —me cogió de la blusa—.Nunca pensé que te verías tan linda siendo mujer.
—No es eso, quién se ve linda eres tú, después de todo es tu cuerpo —metí mis manos debajo de la camiseta tocando mi abdomen—. Aunque te queda mejor mi cuerpo, esa actitud fría tuya va con mi cuerpo.
—Déjate de bromas, este cuerpo es tuyo, estando tú en él es perfecto —sonrió mientras yo deslizaba sus manos bajo la camiseta.
—Lilina, ¿qué crees que sea "eso" a lo que se refiere el libro?
—Vamos, intenta creerme en esto, por favor —añadí.
—¿Todos han sido pareja? —Preguntó mientras yo morí ignorado.
—Sí, todos lo han sido, al menos después de los cambios.
—¿Qué les afligía? —Se acercó a mí.
—La inseguridad y el miedo. Pero, no es general, aún tengo que leer las otras tres historias.
—Entonces, debes seguir leyéndolo y hay que descifrar los patrones que se conectan con cada historia —ella es sorprendente.
—Sí eso haré, al final dependemos de mis vagas teorías sobre el libro.
—Sebastián, creo por ahora hay que relajarnos un poco, me iré a cambiar. Hoy si vine preparada con un cambio—se dirigió a la puerta y salió de la habitación.

Más patrones, no es tan fácil hacerlo como decirlo. Sin embargo, dependemos de mis teorías, así que debo esforzarme para que volvamos a la normalidad, tengo que sacar a Lilina de esto. La inseguridad y el miedo... Vaya, ¿por qué eso? Pero, tiene sentido, me agobia el miedo y la inseguridad.

Y puedo sentir lo que ella en un corto lapso de tiempo cuando recobramos la conciencia. Casi puedo afirmar que a ella la aflige el miedo, aunque no sé a qué se deba ese miedo, ¿a qué su padre le haga daño? No, no puede ser, ella lo quiere mucho...

Espera... Lilina dijo que iba a cambiarse... ¿Cambiarse? ¡Maldición! ¿Cómo pudo olvidar que está en mi cuerpo? —¡Lilina!—Salí directo al lavabo.

—¿Sebastián? —Sonrió —perdón, no sé cómo se me pudo olvidar que estaba en tu cuerpo.
—Ah, no te preocupes —la tomé del brazo—. Vamos a la habitación.
—Sebastián... ¿Pronto terminará esto? —Dijo entre leves sollosos.
—Yo daré todo de mí para que termine pronto —la besé pasando por alto el hecho de que ella estuviese en mi cuerpo. En realidad, no importa, después de todo me enamoré de eso que no se puede ver, eso que sólo se puede sentir. Y no miento, no quiero perder esa linda sonrisa suya, no pararé hasta terminar con su intriga.
—¿Te cambiarías por favor, Sebastián? —Me dio su ropa en las manos.
—Claro, ¿quieres vendarme los ojos?
—Sería tonto después de que ya me has visto en ropa interior —dijo sonriente. Es relajante saber que sonríe.
—Tienes razón, Lilina —le di un beso en la frente —. Sé que ya lo he dicho, pero haré que volvamos a la normalidad, confía en mí. 

En su pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora