—Buenos días, Lilina —se escuchó a alguien entrar.
—Buenos días, Señor Sellers —me dirigí con una sonrisa.
—Lili, gracias por estar al lado de mi hijo... —dijo con una mirada triste.
—No hay de que agradecer, sólo quiero estar a su lado —traté de contener las lágrimas.
—Toma, mi esposa hizo esto para ti — me dio algo para desayunar.
—Gracias, Señor Sellers...
—Las gracias son para mi esposa—dijo con una sonrisa que sólo hacía resaltar su tristeza.
—Por cierto, Lili... Sí deseas me quedaré para que vayas a darte un baño.
—Gracias, pero quiero estar un poco más con él, así que iré más tarde.
—Ya veo, está bien. Joel dijo que vendría más tarde.
—Sí, todo esto ha sido un caos desde ese día, todo fue mi culpa... —no había día que me culpara por todo.
—Lili, nadie es culpable, fue un accidente —aunque diga eso, yo era quién estaba en el cuerpo de Sebastián, mi maldito descuido le ha causado esto.Sólo que aún lo logro entender si cambiamos por el golpe o porque era momento de hacerlo... Sin embargo, no ha vuelto a suceder un cambio desde hace dos semanas... Desde ese maldito día. Todo este tiempo sin él ha sido tan agobiante ¡Y sin saber si tendrá futuro!
No quiero pensar en que este sea su fin, pero es imposible descartar una teoría tan cerca de su estado actual...
—Señor Sellers, ¿ella se encuentra mejor? —pregunté con la mirada al suelo —. Me refiero a la madre de Sebastián...
—Quiere mostrar que se encuentra bien, pero en el fondo sabe que no podría volver a ver a Sebastián de esta forma. Ella cree que fue su culpa por no estar allí, por ello no ha vuelto a venir desde hace una semana —suspiró —. Sabes, los doctores no han dado muchas esperanzas.
—¿A qué se refiere? —pregunté muy preocupada.
—A que no hay muchas posibilidades de que Sebastián... Sobreviva —apartó la miradam¡Maldición! Él no puede simplemente abandonarme después de que todo entre nosotros ha marchado bien... Él no puede sólo morir aquí sin haber vivido más a mi lado. Puede que sólo sea una egoísta, pero no quiero perderlo así de la nada.
—Entonces su vida... —dije soltándome en llantos frente al padre del chico que tanto quiero y que ahora la vida me lo quiere arrebatar.
—Tranquila, yo confío en que él saldrá con vida de este hospital —dijo conteniendo sus lágrimas—. Tú también lo sabes, él no es de los que se rinden tan fácil en todo lo que hacen.Puede que tenga razón, pero no hay manera de que pueda sacar de mi cabeza que él puede morir... Y que si es así todo terminará. Sí tan sólo no hubiese ido por esa pelota... El maldito conductor huyó sin hacerse responsable... Eso ya no importa ahora, sólo sí Sebastián saldrá con vida.
En el primer examen dijeron que tenía varios huesos rotos, que había sido un milagro que saliese con vida, entonces... ¿Por qué vienen ahora con esto? Él debería estar bien, creo que hay que confiar más en su manera de no rendirse, sí es lo mejor.
—Gracias, ya estoy bien —sonreí con lágrimas en las mejillas. Es más que una mentira, no he dejado de llorar desde ese día...
—Vamos, seca esas lágrimas, a él no le gustaría despertar y verte así —extendió su mano dándome un pañuelo —. Recuerda que puede despertar en cualquier momento, así que espéralo sonriente.
—Sí tiene razón —cogí el pañuelo y lo pasé por mis húmedas mejillas.
—Bueno, tengo que ir al trabajo. Lili, por favor sigue cuidando de mi hijo.
—No necesita pedirlo, Señor Sellers.Ahora que recuerdo, la última pareja del relato sólo puso sus iniciales, ¿a qué se deberá? Puede que lo esté pensando mucho, digo no es obligatorio poner el nombre completo. Si no mal recuerdo las iniciales eran "J&S", bueno no tiene caso pensar en esas posibilidades tan grandes en acertar con esos nombres.
—Sebastián, puede que no me escuches, pero siempre me siento tranquila después de hablar contigo —lo cogí de la mano —. Bueno, ya he terminado de leer el libro... Sé que soy muy lenta, pero también sabes que leer no es lo mío. Supongo que ya te has dado cuenta que tu padre ha estado viniendo constantemente antes y después del trabajo, todos anhelamos que vuelvas ya.
—Por favor que sea pronto, mi corazón siente estallar al verte de esta forma—añadí. Mis palabras tan rotas por el dolor que habita en mi corazón empaparon otro día más mis mejillas de agua salada.
Este corazón sincero me agobia, aún no puedo aceptar que de un momento a otro mi felicidad se desmoronara. Supongo que en la vida no todo es felicidad, pero no creo poder superar el perder a otra persona importante para mí. Primero mi madre y ahora Sebastián... ¿Por qué no mejor yo?
Creo debo tranquilizarme y dejar de llorar, puede que Sebastián despierte en cualquier momento y como dijo su padre, no le gustaría verme llorar y menos si es por su causa.
—Sebastián, me pregunto ¿Te preocuparías por mí si yo estuviese en tu lugar? ¿Estarías llorando por mí? ¿Me anhelarías de vuelta?
—Es claro que él se estaría día y noche a tu lado, tomando tu mano mientras te habla esperando a que despiertes—se escuchó la voz de mi padre.
—Padre, has venido—me lancé sobre él y lo abracé.
—Lamento no venir muy seguido, pero el trabajo me tiene corto de tiempo.
—No se preocupe, lo importante es la intención de venir —dije sonriente.
—Y Lilina, ¿Qué han dicho los doctores? —preguntó mientras me daba palmaditas en la cabeza.
—Padre, en cuanto a eso no ha habido noticias muy buenas —dije mirando al suelo y evitando no quebrarme otra vez.
—Ya veo, espero las cosas cambien y se recupere pronto. Las clases están cerca de empezar y ambos necesitarán ir sin falta.
—Estoy consciente de ello, padre—volví mi mirada hacia él.
—Padre, ¿sabe algo de "J&S"?
—¿De dónde has sacado eso, Lilina? —preguntó con seriedad.
—Pues venía en el libro que compraste para Sebastián—respondí.
—Libro... ¿Cuál es su nombre?— Preguntó exaltado.
—Padre, usted lo compró, ¿No debería saberlo?
—Fue una recomendación del que vendía los libros, no vi el nombre.
—"En su piel". Ese es el nombre del libro.
—Maldición... Lilina, creo que hay algo que debes saber —me miró a los ojos con una mirada tan seria que me causaba intriga— Joel y Sofía, ese es el nombre de esas dos personas de un relato del libro. Como ya te has dado cuenta las personas que también fueron poseedores del libro, fui yo y la madre de Sebastián Sellers.—¿Eh? ¿Qué dices? ¿Usted y la Señora Sellers? —pregunté exaltada.
—Sí, y si ustedes tienen ese libro quiere decir que...
—Sí, hemos cambiado de cuerpo algunas veces... —intervine—. Pero ahora ya han parado los cambios desde ese día. Yo era quién estaba en el cuerpo de Sebastián cuando eso sucedió...
—Lilina —me abrazó con fuerza—, no es culpa tuya, nada de lo que ha pasado es tu culpa. Sabes, aunque en el pasado yo y la Señora Sellers tuvimos algo que ver, ya de eso hay nada. Así que no debes preocuparte, sí amé a tu madre más de lo que puedas imaginar.
—Padre, no es algo que tenga que escuchar en estos momentos —me levanté del asiento —voy al lavabo un momento.Puede que de haber sabido antes que mi padre sabía algo sobre el libro tal vez nada de esto hubiese pasado. Puede que Sebastián y yo estaríamos bien mientras platicamos en su habitación de cosas sin sentido. Sebastián... Te necesito más que nada en estos momentos.
Madre, ¿Qué me dirías en este momento de caos? Sólo necesito que alguien me escuche, no me gusta estar sola y viendo como todo se desmorona sin poder hacer nada. Sebastián yo también me puedo quebrar en mil pedazos, lloriquear como un bebé y no dejar de tener miedo...
Miedo... Cierto, en ese momento sentí miedo, y no sentí el dolor ni escuché los pensamientos de Sebastián cuando volví a mi cuerpo. Pero, ¿Por qué en ese mismo instante hemos cambiado de cuerpo? ¿Por qué todo eso fue en cuestión de segundos? ¿Tendrá algo que ver el libro con lo que sucedió en ese momento?
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En su piel
RomanceUn par de adolescentes que, guardan sentimientos mutuos, son orillados a tener que compartir más que esos sentimientos que tratan de ocultar. Lilina le obsequia un libro a Sebastián, este los hace más unidos de lo que ellos pudieron haber imaginado...