¿Será que por el golpe ha perdido la memoria? Pero, ¿por qué sólo ha olvidado lo que sucedió desde que empezaron las vacaciones? Primero que el libro causó nuestros cambios de cuerpos, después el último de los relatos fue el de mi padre con la Señora Sellers, Sebastián fue atropellado y ahora tiene amnesia, todo ha sido un terrible caos.
Puede que como había dicho Sebastián, todo tiene que ver con ese libro. Necesito la fuerza suficiente para salir de esto, creo que lo mejor sería decirle a Sebastián de todo eso que ha olvidado, pero ¿me creerá? Es algo muy descabellado el despertar después de haber sido atropellado y de casi haber muerto, como para que llegue alguien te cuente algo tan loco.
Aunque si tampoco hago nada no podremos saber la verdad, necesito... Necesitamos saber la verdad sobre ese libro que ha revuelto la tranquilidad de nuestras vidas. Y si pienso las cosas con más calma, es posible que el libro tenga la forma de traer los recuerdos de Sebastián. Mi padre y la Señora Sellers, ambos llegarán dentro de poco, ellos deben saber algo en cuanto a "eso".
Ya es momento de volver y tratar de explicar a Sebastián lo que ha sucedido, ahora que ha despertado, ¿Los cambios continuarán? ¿O habrán terminado desde el día en que Sebastián...
—Señorita, Stone —se dirigió a mí un doctor.
—Bien, ¿qué ha sido de los resultados? —pregunté intrigada.
—El Joven Sellers está perfectamente bien físicamente, así que puede volver a casa hoy mismo. Pero, como ya ha de haber notado, tiene amnesia.
—Ya veo, gracias —me dirigí a la habitación donde Sebastián.
—Señorita Sellers, él se recuperará —dijo sonriente.Tiene razón, Sebastián se recuperará, puede que sea gracias al libro, gracias a los medicamentos o gracias a los dos. Pero seguro que él se recuperará cueste lo que cueste, así como él no se rinde tan fácil, yo daré todo de mí con tal de que todo esté bien.
—Lilina, has vuelto —me recibió sonriente.
—Sí, he vuelto. Sebastián, ¿confías en mí? —caminé hasta él.
—Lilina, es obvio que confió en ti —me cogió de la mano.
—¿Incluso si te digo que hay un libro que nos hizo cambiar de cuerpos? —dije tratando de contener los sollozos mientras evitaba verle la cara.
—¿Cambios de cuerpo? —puso sus manos sobre su cabeza.
—Sí, es una locura y poco creíble, lo sé... —hice la mirada al suelo.
—Lilina... Duele, me duele demasiado la cabeza —dijo evitando gritar mientras su mirada reflejaba un horrible tormento.
—¿Sebastián, estás bien? —pregunté exaltada.
—Sabes... Tengo el vago presentimiento de que no estás mintiendo —trató de sonreír sin mostrar el dolor que anteriormente le agobiaba.
—Relájate un poco, por ahora basta de recordar —posé mi mano derecha sobre su cabeza —. Todo a su tiempo, no hay prisa en tratar de recordar.No más que mentirás otra vez, sé que no es lo correcto mentirle u ocultarle cosas, pero cualquiera en mi situación trataría de mantener bien a la persona que más aprecia... No, cómo si alguien pasase algo tan descabellado... Es posible que sólo esté siendo tan egoísta y trate de no sentirme mal haciendo que él no se haga daño.
—Lilina, no quiero que pares... Te lo dije, confió en ti —dijo sonriente. Esa maldita y hermosa sonrisa que me da tanta seguridad mientras me hace sentir tranquila a pesar de estar en un caos.
—Maldición, Sellers Sebastián —dije con una gran sonrisa mientras mis mejillas de humedecían.
—¿Eh? ¿Qué sucede, Lilina? —se exaltó preocupado, tan lindo.
—Estoy bien, tonto... —sonreí.
—Que alivio, porque como sabes, no me gusta verte sufriendo —cogió mi mano y la apretó con fuerza.
—Sí, lo sé... De la misma forma no quiero verte sufrir...
—Lilina, ¿Sucedió algo que fue importante para ti en este tiempo? — preguntó mirándome fijamente a los ojos. Y ahora, ¿Qué debería decir? ¿La verdad? ¿Debería continuar mintiéndole a Sebastián? No, mentir no creo que sea lo correcto, pero lo voy agobiar con la verdad.
—Sebastián, ¿Recuerdas este libro? – puse el libro en sus manos—. Este libro es el causante de cambios de cuerpos que hemos experimentado. Y parece ser que mi padre y la Señora Sellers en el pasado fueron poseedores del mismo libro, puede que esto te sorprenda más, los relatos del libro son de parejas sentimentales que lo tenían en sus manos.
—Espera, ¿mi madre y tu padre? Lilina, no es que no confié en ti. Pero, ¿No crees que eso es algo muy descabellado? —hojeó el libro—. No veo sus nombres en ninguno de los relatos.
—Sebastián, puede que no sea posible creerlo, pero Lilina tiene razón —intervino mi padre. Gran momento de llegar, la verdad no tenía pensado como hacer creer algo tan loco como eso, en el libro sólo están sus iniciales, no son pruebas suficientes.
—Señor Stone... —dijo sorprendido.
—Hola, veo que estás mejor—se acercó a Sebastián.
—Sí, gracias a Lilina —sonrió para mí.
—Sebastián, puede que parte de lo que te ha contado Lilina parezca no tener sentido o ser real. Pero esto puede ser muy fuerte, tú madre y yo... Nuestra relación fue tal como mi hija te ha dicho. Sin embargo, por algunas cosas que, por ahora no voy a mencionar, lo nuestro no pudo continuar —se acercó a mí.
—Buenas tardes —se escuchó abrir la puerta de la habitación—. Ya he llegado aquí y he escuchado lo que hablaban. Sebastián, lamento todo esto, pero ellos tienen razón... Y siempre supe lo que les sucedía a los dos desde que obtuvieron ese libro, por ello traté de fingir que no sabía nada.
—Madre, lo siento... No recuerdo nada de "eso que sucedía” —dijo mientras hacia su mirada al suelo.
—Señora Sellers, él tiene amnesia... — dije mirando a Sebastián.La madre de Sebastián caminó hasta él y lo abrazó. Se soltó a llorar mientras no paraba de repetir "perdón". Es como el Señor Sellers dijo, ella se siente culpable por lo que le sucedió a Sebastián, pero nadie más que yo tiene la culpa en todo esto.
—Sofía, ¿crees que el libro tenga conexión con esto? —intervino mi padre.
—Perdón por esto... —se secó las lágrimas —. Tal vez tenga algo que ver con "ese patrón" de los demás poseedores.
—Sí, tienes razón puede ser "eso” —dijo mi padre dirigiendo su mirada a Sebastián. Eso quiere decir que ellos saben qué es "eso”.
—Disculpen, podrían decirnos ¿qué es "eso"? —me acerqué donde Sebastián y le cogí la mano.
—Decirles... —mi padre se quedó pensando.
—Joel, yo les diré —nos miró seriamente, como si no hubiese llorado. —Como habrán leído ninguno menciona nada al respecto, es porque está prohibido escribirlo, así que lo único que puedo decirles es que el creador del libro pone un gran reto para ver si los sentimientos de sus poseedores son buenos y sinceros.
—¿El creador del libro? —pregunté confundida.
—Cierto, el libro está escrito de forma antigua y no hay información alguna de su escritor o de si hay más o no —intervino Sebastián.
—Su escritor... Creo que es evidente el por qué no hay información sobre él. No está en nosotros saber lo que es el que creo algo tan peligroso como lo es este objeto —dijo mi padre.
—¿Lo que es su creador? Así que no es humano... ¿Es lo que quieren decir? — pregunté confusa. Tiene sentido, un humano no podría crear algo así.
—Sí, hemos hablado con su creador... Él nos explicó porque creó el libro, pero es algo egoísta, o eso creíamos —hizo su mirada a la Señora Sellers.
—¿Qué quieren decir? —preguntó Sebastián.
—Creo que eso no nos está permitido decir —dijo sonriente la Señora Sellers—. Hay reglas que nunca se deben romper, pero normalmente el libro no encuentra poseedores que tengan conexión con los antiguos. Al menos eso creía.Así que el creador es muy estricto con lo que se puede contar y no sobre él y su libro, necesitamos algo más. —¿Qué tengo que hacer para salvar a Sebastián? —pregunté decidida a dar todo.
—Es algo que los dos deben hacer... —dijo mi padre.
—Sólo ustedes deben saber lo que tienen que hacer. Las piezas que ambos han juntado sobre la verdad, aunque Sebastián tiene amnesia... Lilina, tú tienes la manera de hacerlo recordar —se acercó a mí la madre de Sebastián.

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En su piel
RomanceUn par de adolescentes que, guardan sentimientos mutuos, son orillados a tener que compartir más que esos sentimientos que tratan de ocultar. Lilina le obsequia un libro a Sebastián, este los hace más unidos de lo que ellos pudieron haber imaginado...