XIV

428 54 3
                                    

"C-3PO, tengo que decir que esto no me gusta mucho." Poe miró hacia arriba, observando las banderas de la entrada de la guarida de los Ranc, colgadas en un techo lleno de cristales rojos.

Se habían adentrado en los niveles superiores de la Astilla, en el corazón de la enorme piedra roja donde estaba construida la ciudad de Kaddak. Eevan, la consejera, iba tras el droide dorado de protocolo y el piloto, observando sus alrededores. Los habían estado observando desde que habían salido de la taberna, como si fuesen extraños. Aunque a fin de cuentas, lo eran.

"No se preocupe, señor. Usted déjeme hablar a mí. No se si lo he comentado alguna vez, pero domino más de siete millones de formas de comunicación." La consejera sonrío para si misma, negando con la cabeza, mirando hacia adelante. Primero, se acercarían a intentar comprar el droide, si no salía bien, pasarían al segundo plan.

Blasters.

"Quien hable no me preocupa." Poe sentenció. "Mantened los ojos bien abiertos y la mano cerca del bláster."

La consejera escuchó como Oddy, el técnico, tragaba saliva.

El grupo de cinco llegó a una mesa con varias pantallas y un hombre entrado en edad tras las pantallas, su cara denotaba profundo aburrimiento; tanto, que cuando C-3PO y Poe se plantaron delante de él, ni siquiera miró arriba. Eevan se colocó detrás de ellos, con Oddy a su lado y BB-8 en el suelo, mirando arriba.

Y acompañado del pequeño droide MSE, que había logrado seguir al grupo rodando rápidamente.

"Discúlpeme, señor, y, por cierto, ¡gloria a la poderosa banda de los Ranc!" Poe se tensó como una cuerda, y la consejera lo notó, mirando levemente hacia su lado. "Me llamo C-3PO y soy experto en relaciones humanas y cibernéticas. He venido para hacerle unas preguntas sobre un androide que están intentando vender."

El hombre miró hacia arriba, mirando al pintoresco grupo. Un droide dorado, una joven que parecía no estar pasando por su mejor momento, dos droides en el suelo, un abednedo que miraba nerviosamente hacia los lados y un hombre de pelo negro que lo miraba fijamente.

"Pues..." El hombre hizo una pausa, mirando al piloto fijamente. "Oye, tú eres Poe Dameron, ¿verdad?"

La consejera tardó tres milisegundos en acercar su mano al bláster, mirando al señor fijamente.

"Sí, ¿qué pasa?"

Tan pronto como Poe afirmó quien era, el hombre sacó su bláster y le disparó en pleno pecho, mandándolo al suelo instantáneamente.

Todo sucedió demasiado rápido para el gusto de la consejera, que se movió rápidamente, cogiendo su bláster y apuntando a la cabeza del hombre que acababa de disparar a Poe, que estaba en el suelo, gruñiendo.

Punto positivo, no estaba muerto.

Punto negativo, en ese momento, Eila tenía unos cuatro blásters apuntándola directamente, y ella solamente apuntaba a un Ranc.

"Tan solo quería asegurarme." El hombre comentó mientras Eila movía su cabeza a un lado, sin bajar el bláster.

"¿Quieres que me asegure yo de qué tan rápido puedo volarte los sesos?" El tono amenazante de la consejera hizo que la mirada del hombre se ensombreciese.

"¿Y tú quién eres?" El hombre preguntó, mirando a la joven, que todavía mantenía el bláster en su cabeza, en posición de alerta.

"No quieres saberlo." Eila entrecerró los ojos. Si las cosas se ponían muy feas, siempre podía... siempre podía usar la Fuerza. Aunque jodería cinco años de su vida solamente por un segundo.

REVOLUTIONARY ☍ Poe DameronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora