Bakusquad 💥💥💥

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-¿T/N?, ¿Qué haces aquí abajo?- apuntó el dedo hacia Sero -¿Y quién es este chico?-

•~Elipsis de 10 minutos~•

Después de que mi hermana Karla abriese la puerta y nos dejase salir, llegó el momento de explicarle a mis padres, los cuales habían llamado a mi móvil como 500 veces, la situación.
-Y así tuvimos que arrastrarnos por todo el sótano hasta que Karla nos encontró- finalicé, dando un largo suspiro, tras hacer la historia más llevadera e intentar aliviar el enojo de mis padres, que se encontraban sentados enfrente nuestro, sobre la mesa del comedor. -¿Ven?, ¡Les dije que guardar las linternas en el sotano serviría de algo!, ¡Soy un maldito genio!- exclamó orgulloso mi padre, prestando más atención a su hazaña que a las cagadas que me había mandado. Mi madre, en cambio, se mostraba enojada y frunciendo el seño ante mi irresponsabilidad. -¡Pero si estabas en la enfermería debías avisarnos!, ¡Y cuando saliste también!, ¿Es que no te das cuenta que somos tus padres?, ¡No puedes irte de un lugar así como así!, ¡Y menos si traes a alguien a casa!- ante este último comentario, dirigió su mirada a Sero. Más que con enojo lo contemplaba con duda, como preguntándole: ¿Y tu qué haces aquí?
-Creo que es bastante obvio que vino a casa para coger con su novio- dijo Karla, desde la pared en la que estaba recostada, sin levantar la vista de su teléfono. Mis mejillas enrojecieron de la vergüenza, pero también del enojo. La observé con una mirada asesina, pero ella solo se limitó a levantarme el dedo medio, a espaldas de mis padres claro. -Eso da igual, el problema es que acababas de salir de una enfermería, ¡Al menos avisa mierda!- exclamó furiosa mi madre, ignorando los comentarios de mi hermana. -Tranquila mi amor, seguro no lo hizo a propósito- dijo mi padre, para luego seguir en un susurro. -Además, trajo un chico a casa... eso es bueno, ¿No?- mi madre lo meditó un momento, hasta que su expresión cambió a una más alegre. -Pero bueeeno, lo de la enfermería puede esperar, ¡Se ve que tienes compañía!- giró su cabeza hacia Sero, como si recién se enterase de su existencia. -¿Y tu cómo te llamas cariño?- preguntó espontáneamente. -Sero Hanta, señora, soy compañero de su hija y estamos estudiando juntos...-dijo Sero con algo de timidez.
-Ahá, si, imaginemos que me lo creo, ¿Y que estudian exactamente?, ¿Anatomía?- Karla, que ahora se había desprendido completamente del telefono, nos miraba a ambos como si fuesemos unos mentirosos. Le volví a dirigir una mirada asesina, pero esta vez como aviso de que si no se callaba, nada podía salir bien. En cambio, esto de molestarme parecía entretenerla, incluso mucho más que la basura virtual que consumiese diariamente en el telfono. Mis padres sólo se limitaron a mirarla de mala manera, como augurando un castigo. -En fin... ¿Tienes hambre cariño?, ¿Te apetece un té?- preguntó mi madre, ya apaciguada por su enojo anterior. -No se preocupe señora, estoy bien, no tengo hambre- respondió Sero, sonriente. -Mira mamá, luego te lo explico todo, pero ahora Sero necesita una forma de entrar a su casa, ¿Verdad?- exclamé, mirando a mi acompañante e intentando esconder la vergüenza que me daba mi familia en ese momento.
-C-claro, por supuesto- dijo Sero, mientras se levantaba de la silla junto a mí. Salimos del comedor hacia mi habitación, donde cerré la puerta sigilosamente. -Mira Sero, lo siento muchísimo, sé que mi familia da bastante vergüenza ajena, pero te juro que normalmente no son así- dije dando un suspiro y mirándolo directamente, como buscando un perdón. -No te preocupes- rió divertido -Créeme, mi familia es peor- dijo llevándose el brazo a la nuca, algo sonrojado por la situación.
-En fin, ¿No puedes llamar a tus padres?, ¿No tienes tu teléfono contigo?- pregunté como último recurso. Sero se puso a rebuscar en su mochila con cara seria, la cual cambió al cabo de unos segundos porque en efecto, ahí estaba el aparato. Se palmeó la cabeza con la mano en señal de exasperación. ¿Su teléfono había estado ahí todo el rato?
-Ay mierda...que idiota soy- exclamó, lloriqueando, como si su vida hubiera terminado. Cogió de inmediato el teléfono, marcó el número de su madre y fue a un rincón a hablar.
Yo mientras tanto, seguía parada en medio de la habitación, algo incómoda por todo lo ocurrido anteriormente y me juré que si Karla volvía a decir algo así, no viviría para contarlo. Minutos después el chico volvió hacia mi dirección.
-Y resulta que ahí estaba...- Sero se encontraba de nuevo en frente mío, sujetando un llavero de Spiderman, del cual colgaban las llaves de su casa. -¿Cómo lo hiciste?- pregunté perpleja, sin entender nada. -Mi madre sabe que a veces puedo olvidar las llaves, así que por si acaso deja guardada una copia en el bolsillo delantero de mi mochila- observó las llaves con recelo -Me siento un completo idiota...-.
Quería reír ante la situación, pero al mismo tiempo llorar sin consuelo alguno. ¿Ósea que todo lo que pasó en el sótano podría haberse evitado?, ¿Lo de la muñeca pudiese no haber pasado?. Me sentí estafada.
-Mira el lado positivo: ¡Puedes entrar a tu casa!, ¿No?- exclamé, en mi desesperado intento de salvar la situación, que se estaba volviendo un tanto escabrosa. -Por suerte sí. Lo siento muchísimo, te tomaste el trabajo de traerme a tu casa para nada, siento haberte causado tantas molestias...- profusó él, con un deje de culpa en la voz. Acaso Sero se sentía...¿Arrepentido?. Oh Dios eso es...MUY TIERNO.

~•La tutora (Hanta Sero x Reader)•~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora