Propuesta indecorosa

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Hay dos tipos de secretos: los que salen a la luz y los que terminan enterrados para siempre. Los primeros pueden o perjudicarte o simplemente ser olvidados, pero todos sabemos que los mejores son los segundos. Si, si "los secretos siempre salen a la luz", tu di lo que quieras, pero eso no es verdad.

Hay secretos que han sido guardados durante años e incluso décadas. Secretos tan antiguos que les ha dado tiempo para desvanecerse en la mismísima nada.
Personalmente prefiero clasificarlo por la importancia del secreto: ¿Robaste algo del supermercado?, o ¿Engañaste a tu novia?, ¿Mataste al gato por accidente?...




















¿Te encontraron haciéndolo en el armario de la limpieza?














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-Oh dios- un chico pelimorado se alzaba frente a nosotros, su cara mediando entre el miedo y el asombro. Incluso bajo las notorias ojeras que adornaban su rostro no podía disimular la incomodidad.
-Creo que...debería irme- mierda, si algo de esto se llegaba a saber, estábamos muertos. Podrían expulsarnos o peor...mis padres podrían prohibirme ver a Sero para siempre.

-No, tú...¡Ven aquí!- con sorprendente agilidad, desenguanté mi mano, aprovechando los pocos segundos que estuvo de espaldas y tras un simple toque en el hombro, ya estaba bajo mi control.

-Shh, tranquilo, tranquilo- jalé el hilo levemente, atrayéndolo dentro del pequeño armario. En el estado catatónico en que se hallaba, no tenía chance de escapar.

-Éramos muchos y parió la gata- susurró Sero de forma sarcástica porque, efectivamente, la falta de espacio comenzaba a molestar. -¿Ahora qué hacemos?- no lo aparentaba, pero estaba hecho un auténtico manojo de nervios. Después de todo, ¿Cómo no serlo, en esa situación?

-¡Cinta!- extendí mi mano, sin siquiera mirarlo

-¿Qué?-

-¡CINTA, YA!- mi cara de enfado y el levantar la voz fueron suficientes para que me pasase un poco, en completo silencio. Tres minutos y Shinso ya estaba completamente atado en el suelo, con un pequeño trozo del dichoso material cubriendo su boca.

-Calladito está más bonito- murmuré para mis adentros, si algo me habían enseñado las novelas de misterio era a pensar rápido, porque cuanto más tiempo pasaba, peor se ponía la cosa.

-¿Cómo mierda salimos de esta?-

-Relájate y escucha. Todavía falta poco para que acaben las clases, vamos a intentar convencerlo de que se quede callado- cesé mi control sobre el pelimorado, dejándolo con una mirada de completa confusión. -Si todo sale bien, no hablará y saldremos impunes- divisé los oscuros ojos de Sero en la opacidad del cuarto, enfocándome únicamente en ellos, prometiendo, de cierta forma, que todo saldría bien. Me devolvió la mirada, encandilado ante la sinceridad de aquellas palabras.

-Eres fabulosa...-

-No exageres....- pude sentir como mis mejillas se iban tiñendo de un leve rosa.

-Es la pura verdad-

-¡Ay ya!, ¡No seas tan cursi!-

-Cuando tú dejes de ser tan genial, pararé-

Ambos reímos, incluso en los momentos más difíciles, su compañía hacía todo un 90% mejor. Tan sólo oírlo decir aquello me dio la certeza de que saldríamos bien parados.

~•La tutora (Hanta Sero x Reader)•~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora