Aiko

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-T/N, T/N, ¿Te encuentras mejor?, ¿Estás despierta?- una voz muy familiar murmuraba cerca de mi cara, pero no era Sero, sonaba más a una voz femenina. No podía ser Tsuyu porque su voz era más grave, ni Uraraka, porque ella no sonaba así. Yaomomo, Jirou y Toru estaban inmediatamente descartadas. Entonces, eso significaba que...

-¿Mina?- murmuré de forma casi inaudible, ella me miró con una sonrisa. -¡Uf, que bueno que estás bien!, ¡Ya me estaba preocupando!-. Miré al techo en busca de respuestas, pero lo único que recibí fue una luz cegadora en mis ojos, ¿Qué era esa sensación tan incómoda que me hacía encontrarme tan mal?. Levanté mi cabeza poco a poco y entendí en seguida donde me encontraba. Las camillas, el escritorio de Recovey Girl y su enfermería en general son reconocibles a kilómetros. -¿Cómo demonios acabé yo aquí?- pregunté, muy confundida. -¿Hace cuanto tiempo que estoy inconsciente?-. Mina me miró relajada, dispuesta a responder mis preguntas. -Resulta que me había olvidado el estuche en clase y al salir, te vi cerca de una columna. Como estabas hecha bolita y agitada me acerqué para ver si estabas mal, pero te desmayaste al instante- dijo bastante convencida -Por lo que decidí traerte aquí. Lo que sí, tuve que cargarte en brazos, ¡Pesas muchísimo!- ambas reímos ante aquella tontería. -Y, por cierto, ya has estado aquí como por...¿Dos horas?, más o menos-. Me sorprendí ante el largo tiempo en el que estuve inconsciente, pero tampoco me importaba. -Aunque yo no soy la única que sabe que estás aquí...- empezó a decir, de forma pícara. -Sero ha venido a verte...-. este comentario me hizo sonrojar de nuevo. ¿Ósea que estuvo todo el tiempo viéndome dormir?.

-Era el que estaba más cerca, así que le avisé y vino a verte, se fue hace unos minutos- se llevó un dedo al labio -A menos que siga por los alrededores...déjame ver- salió un momento de la enfermería, tiempo en el que yo volví a la realidad, sólo para percatarme de que me dolía un poco el estómago...aunque no era grave.

-¡T/N!, ¿Estás bien?- una voz atravesó el marco de la puerta con la rapidez de una brisa. Era Sero, que corrió hacia mi camilla para abrazarme. -¿Te encuentras bien?, ¿Te has hecho daño?- se lo veía realmente preocupado. -S-sí, no te preocupes, estoy bien- le dije, poniendo mi mano sobre la suya, elevando un pequeño sonrojo en su cara. -Awww, ¡Parece que la parejita vuelve a estar junta de nuevo!- exclamó Mina, divertida, desde una silla. Parecía disfrutarlo de verdad. Sero resopló mirándola, como indicándole que se fuera, a pesar de que ella seguía riendo. -Bueno, me encantaría quedarme y charlar, pero he quedado con Hagakure así que, me marcho- volvió a exclamar, yéndose ahora si, por la puerta.

Sero y yo nos quedamos mirándonos mutuamente, sin saber bien que decir, pero él fue el encargado de romper el hielo, como siempre lo hacía. -Escucha T/N, me gustaría preguntarte algo...si no te molesta-. Aunque me pareció raro, decidí escucharlo. -Verás...mientras estaba aquí y tú seguías inconsciente, se notaba que no podías dormir- dijo, desviando la mirada, con una mano en la nuca. -Te revolvías en la cama, era como si estuvieses teniendo una pesadilla...-. ¿Qué era esto?, un interrogatorio?, ¿Acaso había pasado algo mientras soñaba?. -Siento que estás tratando de decirme algo, ¿Qué pasa?- lo interrumpí, muy extrañada. Entonces hizo la pregunta que más sentido tenía, pero que menos me hubiese esperado:

-¿Quién demonios es Aiko?, ¿Y por qué mencionabas su nombre en sueños?-

Yo no sabía qué contestarle, por un lado me encantaría decirle toda la verdad, pero, ¿Y si después de oírla no quería hablar conmigo?, ¿Y si después de saber eso pensaba que yo era un monstruo?. De todos modos, decidí arriesgarme, mentir no es una de mis mejores cualidades, así que tampoco haría la diferencia. -Mira Sero, desde que yo era pequeña, varios niños se reían de mí por tener el quirk que tengo- parecía sorprendido, pero no tanto, supongo que porque en este mundo somos todos tan diferentes que los casos de bullying terminan siendo la triste realidad. -Decían que daba miedo, que yo era un monstruo, que valía más para ser una villana que una heroína, ese tipo de cosas. Pero entre todo eso había una chica que siempre me quiso. Esa chica era Aiko, la cual se convirtió en mi mejor amiga- mi voz comenzó a quebrarse, pero decidí mantener la compostura. -Éramos inseparables, hacíamos todo juntas, algunos hasta nos confundían como hermanas- una risita nostálgica salió de mi boca. -Pero bueno, llegó un momento, creo que teníamos 12 años como mucho. Para ese entonces, la gente que me acosaba a mí también la comenzó a acosar a ella. La insultaban y le hacían cosas horribles...- noté lágrimas brotando de mis ojos, las cuales sequé con rapidez. -Y aún así, ella me seguía queriendo tanto como cuando nos conocimos. A pesar de los insultos, de las miradas, ella era feliz porque me tenía a mi y yo porque la tenía a ella-. Otras lágrimas comenzaron a surgir, la conversación era cada vez más insoportable. -Un día...ya harta de todas las burlas, y aprovechando que nuestro colegio tenía preparado un concurso de talentos, decidió apuntarnos. Quería demostrarle a toda la escuela que nuestros quirks eran igual de geniales, y digamos que así lo hizo...-. Me paré para observarlo de nuevo, hasta ese momento, no había dicho ni una palabra. -¿Qué pasó después?- preguntó expectante. -Quería que nos luciésemos como nunca antes. Nos subiríamos a la torre de agua del edificio más cercano. Cuando Aiko diese la señal, yo la controlaría con mis hilos, creando con su quirk unas hermosas hondas acuáticas que dejarían al jurado con la boca abierta...-. En este punto ya no quería hablar, estaba temblando, no quería seguir. Pero la mirada de Sero sobre mí me obligó a terminar la frase. -Ese día...cometí un error, tropecé e intentando sujetarme a la torre...solté los hilos que la sostenían-. Comencé a llorar, avergonzada de mi misma, sintiéndome culpable por todo lo que había pasado. Por culpa mía, mi mejor amiga estaba muerta, por MI culpa, una familia había sido destruida. -¿¡Por qué no pude protegerla!?- grité entre lágrimas.

De repente, sentí unos brazos sujetándome. Era Sero, que ahora me estaba abrazando. Lloré sobre su hombro, descargué toda la rabia que tenía adentro. Se sentía bien tener un hombro sobre el que llorar. -No es tu culpa...- dijo él, por encima de mis lloros. -No la conocí, pero estoy seguro que a ella no le gustaría verte en estas condiciones-. Levanté la cabeza, mirándolo a los ojos, como tantas veces había hecho. Pero esta vez, sus ojos denotaban comprensión y me miraban con misericordia. -Ella era tan solo una niña...- llegué a musitar, pero Sero me relajó al instante. -T/N T/A, eres la chica más inteligente, simpática, carismática y agradable que he conocido. Eres todo menos una asesina y lo último que te veo haciendo es acciones que perjudiquen a los demás-. Me sonrojé ante este comentario, pero me limité a sonreír. -Gracias- fue lo único que alcancé a decir. Mis párpados pesaban y me sentía extremadamente cansada.

-¿Podrías...estar conmigo esta noche?- pregunté tímidamente. Él sólo se limitó a sonreír, bajarse de la camilla y sentarse en un banquito que tenía al lado. Sujetó mi mano. -Estaré a tu lado, no importa lo que pase-. Mis ojos se cerraron y caí rendida en la camilla.

Desde ese día, el fantasma de Aiko dejó de atormentarme, y la mano de Sero me sirvió como amuleto.

~•La tutora (Hanta Sero x Reader)•~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora