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"I'm feeling so fucking good right now".
Lisa
¡Pum!
Ambos reímos al ver el corcho de la botella salir de un salto. La espuma salía burbujeante hasta manchar las manos de Jungkook. Lo miré con devoción, estábamos felices, celebrando finalmente nuestra boda.
Me sentía tan ligera, tan motivada, emocionada. Me acababa de casar con el hombre de mi vida y ahí estaba, en una habitación llena de flores y bebiendo champaña.
-Ven aquí Lis- Jungkook me tomó entre sus brazos y me llevó con él hasta el baño de la suite.
Todo estaba pulcro, decorado con lujo y el suelo lleno de pétalos de flores. Yo reí con felicidad, abracé el cuello de Kook y acaricié su nuca con cariño, sus brazos me abrazaban y me aferraban a su pecho cálido.
-Vamos a tomar nuestro primer baño de recién casados mi amor- me susurró al oído con cariño.
Me dejó en el suelo y me besó el cuello para después comenzar a desabrochar mi vestido por la espalda y dejar un camino de besos suaves por toda mi espalda. Finalmente deslizó el vestido por mis piernas para después acariciar mis muslos y besar mis nalgas.
-Eres preciosa Lili- suspiró contra mi piel, erizándola y llenando mi cuerpo de un calor ardiente que solo él podía causar.
Me sentía tan bien en ese momento que solo quería emborracharme, emborracharme d ellos besos de Jungkook, de sus caricias y su cuerpo, inundarme de su ser.
-Mmm...
Jadeé al sentir el agua caliente bajo mi piel, más las manos de Kook pegándome a él y el vapor empañando las paredes de la ducha. Enredé los dedos en el cabello largo de Kookie para después morder su labio inferior y enrollar mi pierna en su cadera.
-Házmelo Kook- rogué.
Él tomó mis nalgas para pegarme aún más a él e introducirse en mi lentamente, disfrutando cada centímetro. Apreté aún más mis dedos en su piel y gemí ante el contacto del agua con mi cuerpo y el de él.
Mi flequillo empapado se pegaba a mi frente, por lo que Jungkook debía apartarlo para poder besarme cómodamente.
-Mía Lisa, eres mía- jadeó él en mi oído para después tomarme en sus brazos y levantarme, enrollándome en su cadera, apretando sus dedos en mi espalda y bajándolos hasta mis nalgas.
Jungkook caminó conmigo encima por el baño de la suite hasta llegar a la cama, una vez allí, me recostó y se colocó encima de mí.
-Eres preciosa Lis- acarició mi rostro, mirándome con ternura.
-Te amo Kookie- suspiré contra sus labios.
•
Jungkook
Era increíble la combinación del sabor de la champaña con los labios de Lisa, dulces, suaves, carnosos. Sus besos siempre eran impresionantes, pero los de esa noche lo eran aún más, porque esa noche era nuestra, de nuestra boda.
Había soñado por años el momento en el que finalmente pudiera hacerla mi mujer, que pudiera decir con propiedad que ella era mi esposa y formalmente, la futura madre de mis hijos.
Me sentía tan vivo en ese momento, mi piel vibraba al tenerla jadeando debajo de mí, al sentir sus pezones pegados a mi pecho, sus dedos apretando mis brazos y sus talones empujándome hacia su interior.
-Dios, te amo...- suspiré en su oído al llegar al punto máximo junto a ella.
Estábamos exhaustos, jadeando y con una enorme sonrisa. Con toda la felicidad que un orgasmo lleno de amor puede aportar a una pareja.
Quizás debía preguntarle, pero no quería hacerlo, la volví a tomar en mis brazos y la llevé de nuevo al baño, esta vez para hacerlo en la bañera.
Me moría de ganas de sumergirme con ella, de llenarnos el cuerpo de jabón y de hacerlo a la luz de las velas.
•
Lisa
Seguí subiendo y bajando de su regazo sin parar, esa noche estaba siendo maravillosa y más aún con el frenesí con el que disfrutábamos del cuerpo del otro, sin dudarlo, sin arrepentimientos y con todo el deseo y pasión existente.
Sentía mi cuerpo colapsar sobre el de él. Sus ojos estaban abiertos de par en par, la espuma del baño se negaba a irse de su pecho y sus brazos y el pelo húmedo se pegaba a su frente. Yo tenía el pelo mojado pegado a la espalda y los pezones tan erectos que sentía que iban a estallar.
Jungkook apretaba mis pechos con sus manos y de vez en cuando mordía mis hombros con suavidad, justo como sabía que me sacaba gemidos involuntarios.
Cerré los ojos con fuerza y eché la cabeza hacia atrás con locura, estaba a punto de estallar, mi cuerpo colapsaba y el de él también.
No podía describir lo que sentía, pero lo deseaba allí, junto a mí, no quería dejarlo ir, no quería separarme de él. Los orgasmos y la dopamina embriagaban mi sangre, aferrándome a Kook.
Dios, estaba tan cerca, tan, tan cerca. Justo ahora... Justo ahora.
